Por un tiempo Shinsou creyó que su preocupación más grande era no entregar los paquetes que su tío le daba cada semana, por lo menos fue así hasta que conoció a Kaminari; el chico nuevo de la escuela con el que había chocado semanas atrás afuera de...
Espero algún día salir de aquí incluso si toma toda la noche o cien años necesito un lugar para esconderme, pero no puedo encontrar uno cerca
— Billie Eilish & Khalid, Lovely
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Para cuando ambos bajaron del autobús la noche se había abierto paso sobre la ciudad, la reprimenda era segura.
— Llegamos — murmuró Denki, en cuanto estuvo frente a la puerta de su hogar.
— Hola y adios — habló Mina a su lado — No tengo ganas de ser regañada por tu padre, además, mi mamá me va a matar si no comienzo a preparar todo para el inicio de clases.
Denki asintió y recordó lo que eso significaba.
— Eso quiere decir que me voy en unos días.
Mina sonrió tristemente y se acercó a abrazar a Kaminari con fuerza.
— Lo sé, pero estaremos en contacto — se apartó, dejando sus manos sobre los hombros del rubio —y, en cuanto tenga la oportunidad iré a visitarte, no es como si te fueras al otro lado del mundo; solo son un par de horas de distancia. En fin, será mejor que me vaya, mañana temprano vendré y vamos a planear tu fiesta de despedida.
Kaminari no se sorprendió ante la mención de una fiesta, desde que conoció a Mina esa era la palabra que más usaba cuando le contaba alguna anécdota o le proponía salir a algun lado.
— No creo que eso sea necesario — respondió rápidamente — ¿a quien vamos a invitar? solo te conozco a ti.
— ¡Claro que no! — exclamó, indignada — Ya conoces a Kirishima, Bakugou y a mi novio, ademas, todos aquí tienen buen olfato para rastrear una fiesta, llegarán solos.
Kaminari no tuvo tiempo de objetar, Mina ya se encontraba cruzando la calle y despidiéndose de él con la mano.
— ¡Te veo mañana!
Mina fue la primer persona que conoció al llegar a la ciudad,al parecer era tradición de los vecinos recibir a los nuevo inquilinos de la zona con una visita y algún aperitivo. La madre de Mina los había recibido con un esponjoso pastel de chocolate del cual quedaron fascinados.
Siendo sinceros, ni él ni Mina tenían muchas cosas en común; a Mina le encantaba ser el centro de atención, las fiestas y practicar infinidad de deportes, en cambio a él; le gustaba ir a fiestas pero no tanto como a ella, la mayoría de las veces prefería un lugar tranquilo, un buen libro y evitar a toda costa cualquier actividad física.
Al entrar a la casa lo primero que lo recibió fue el olor a comida, su estómago gruñó como si recordara que era hora de comer, se dejó guiar por el olor y encontró a su padre sentado en el comedor cenando, se acercó a él y dejo un beso sobre su mejilla.
— Estoy en casa.
Los ojos dorados de su padre lo inspeccionaron de arriba a abajo en busca de algo diferente, solía hacer eso siempre que salía con Mina. Cuando terminó de observarlo devolvió la mirada a su comida y habló.
