Sakusa y Atsumu habían peleado por cualquier cosa durante toda la tarde. Ninguna era realmente seria, ni merecía que estuviesen enfadados, pero como estaban estresados cada nimiedad valía el doble.
Ya era de noche cuando volvieron a tener otra absurda pelea, esta vez era por qué desayunaran mañana.
- Pero las frutas son más nutritivas, dan energía y son ricas.
- Es verdad, pero siempre comemos cosas saludables, tengo ganas de comer alguna golosina.
- Las golosinas engordan y son adictivas.
- No engordaremos si comemos solo un día y siempre entrenamos, así que con eso lo bajamos.
- Ahora dices una vez, pero luego de probarlo y que te guste, comenzará a ser dos días, luego tres y después terminaremos siendo adictos.
- Siempre exagerando.
- ¿Soy exagerado? Solo quiero cuidar nuestra salud, ¿Pero eso me hace un exagerado?
- ¡Otra vez estás exagerando! ¡Es imposible hablar contigo! ¡Peor que un niño sos!
- Y luego yo soy el exagerado
Siguieron así un rato más hasta que decidieron dormir por fin, aunque seguían molestos con el otro por la discusión anterior.
...
Al día siguiente, Atsumu sintió un pequeño peso sobre él al despertar.
Pensó que sería Sakusa (quién más sino) así que lo abrazo. Sin embargo, al tantear bien se dio cuenta que era muy pequeño para ser él. Confundido, abrió los ojos y lo primero que vio fue unos desordenados rulos, unos que estaba acostumbrado a ver y que amaba acariciar. Esos rulos definitivamente eran de quién pensaba. Era Sakusa.Pero un muy pequeño Sakusa Kiyoomi.
— ¿¡Oomi-kun!? — gritó, sorprendido — ¿¡Qué sucedió!?
Antes de los gritos del más grande, el pequeño Sakusa despertó confundido. Le hizo mala cara a Atsumu por andar gritando desde tan temprano, sin embargo, se dió cuenta que algo no estaba bien. Su novio se veía extrañamente súper alto.
Después, se fijó bien y todo era más grande que él, por lo tanto él era el pequeño.— ¿Qué...? ¿Qué está pasando?
— ¡ERES PEQUEÑO! ¡Tu deberías saberlo!
— Primero, no me grites —le riñó, no quería pelear desde temprano, además de que no debían alterarse hasta saber bien la situación. El mayor se calló al instante también. —Ahora, tenemos que despertar bien antes que nada; podríamos simplemente estar teniendo un sueño —aunque él lo dijo, en realidad ni en sus sueños más salvajes imaginaria volver a ser un niño, además de que todo se veía muy real para serlo. Sin embargo, no había una explicacion mas logica que esa. Que todo fuera producto de la imaginación.
Después de que ambos pasaran por el baño a hacer sus necesidades y asearse, se juntaron en la cocina a desayunar y discutir lo que estaba pasando.
—entonces... ¿Qué quieres para desayunar? —preguntó medio tenso Atsumu. A pesar de todo lo extraño de la situación, no podía negar que se veía absolutamente adorable el pequeño Kiyoomi. Quería pellizcar sus gordetas mejillas de niño, pero sabía que hacerlo causaría que el otro se enojara.
Kiyoomi seguía pensando en que responder, recordando la conversación de la noche anterior. Finalmente suspiró y dijo sus deseos. —yo... creo que, por hoy, no estaría mal comer algún dulce junto con la fruta. —mencionó desviando su mirada, en sus mejillas un tono rosado esparciéndose. Atsumu vió esto y su necesidad de pellizcar solo creció, le sonrió murmurando un "okey~", y después de un segundo de debate mental, se puso a preparar hotcakes. Reunió los materiales y comenzó. Mientras ambos pensaban en cómo al fin estaban dejando de pelear.