Un Favor Suicida

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Caminaba por los senderos de el hermoso lugar donde vivo, el cielo. Tras mi muerte en la tierra de los vivos Dios me trajo al cielo, y aquí tengo solo un trabajo, viajar a la tierra y traer almas al cielo, obviamente almas buenas y puras, no malévolas ellas van al infierno, aunque pienso que no tendría que ser así, nunca eh ido al infierno, pero dicen que es lo peor aquí, solo se muy pocas cosas de los bajo tierra, nunca me crucé con alguno, y nunca pregunté ya que aquí está prohibido el ingreso y habla sobre ellos, solo te dicen lo esencial. Son seres malévolos que se llevan consigo las almas que utilizaron su tiempo de vivos para el mal. Nunca tienes que relacionarte con ellos ya que te pueden expulsar del cielo, ellos tan solo tocarlos con su guadaña se llevan su alma y se alimentan de ella

Los ángeles de aquí se ofenden si les hablas de ellos, pero conmigo es lo opuesto, jamás me eh reusado escuchar más de ellos, me parecen interesantes y siento que en el fondo son buenos, solo que tuvieron una mala vida y los condenaron por ello, nadie se merece un trato malo, pero así es aquí. Los buenos al paraíso y los malos al infierno

-Iris, el señor requiere tu presencia en el gran jardín- La voz de Vladimir me saco de mis pensamientos, solo asentí con mi cabeza y el me guío a las puertas del Gran jardín para después marcharse a quién sabe dónde. guiré la perilla con mis manos abriendo la puerta y el aroma a flores y vegetación entró por mis fosas nasales haciendo qué estás queden fascinadas. Pude verlo parado en el jardín haciendo que las flores marchitas revivan con tan sólo tocarlas con sus manos

-¿Requería mi presencia señor?- pregunté cerrando la puerta a mis espaldas

-Oh, claro Iris, sabés necesito un favor con urgencia- me dijo sin rodeos apuntando con sus manos una banca hecha de cemento con flores bordadas en este. avancé un poco y me senté a su lado mirándolo esperando a que hablara

-Hay una bruja, que siempre nos ayudó con su magia, ella se esconde en las sombras del infierno, y necesito que tú realices una búsqueda y la encuentres, es vital que llegues antes de su fallecimiento, por qué de lo contrario su alma quedará atrapada en el infierno, y Satán podría alimentarse de sus poderes, volviéndose más poderoso, y eso es rotundamente inaceptable

-Esta bien, pero...¿Como viajaré al infierno siendo un ángel?, Además de que sí me llegan a descubrir, sería ejecutada de inmediato- dije atemorizada, ir al infierno siendo un ángel no es una buena idea, es suicida

-Se que es posible que te ejecuten, por eso te elegí a ti, eres muy inteligente Iris, y necesito que lo hagas, hazlo por los ángeles, por este paraíso- dijo mirando hacia su alrededor

-Bien... Lo haré- Dije mirando al suelo, estaba asustada, nerviosa y triste, de todos los ángeles en el cielo el tubo que sacrificarme a mi

-Bien, ten está posición, busca una brujo en la tierra, y dile que necesitas ir a el infierno, el te ayudarán, se encuentra en una tienda de adivinación es un muchacho joven, de tez morena y cabello negro, cuando estés en el infierno busca a Alyssa, pero ten mucho cuidado, ella estuvo sola durante 15 años, tal vez sea agresiva al ver nuevamente a una criatura, y por favor no tardes más de dos meses- dijo dándome un frasco pequeño con un contenido turquesa en sus adentros, lo guardé en el bolsillo de mi túnica

-Bien Iris, eso es todo que tengas buen viaje, y que la suerte este de tu lado, oraré por ti- dijo el tomándome por los hombros

-Gracias por todo mi señor, adiós- dije despidiéndome educadamente para después retirarme eh ir a las puertas de la entrada al cielo...

El aire chocaba con mi rostro y mis alas planeaban con dirección a la ciudad. Al estar cerca aterricé en un callejón vacío y guarde mis alas, estás se escondieron en mi espalda y ahora parecía una persona común, solo que mi ropa no era la adecuada. Me dirijí a la tienda de adivinación, si así de rápido la encontré, busque con la mirada a un muchacho idéntico a como dijo Dios y lo vi, estaba en la caja atendiendo a una joven, rápidamente me escondí detrás de una escultura y espere a que la joven se valla

-Se que estás aquí, ya puedes salir- dijo una voz varonil un poco gruesa

-Entonces sabrás lo que busco- le dije frente a él

-Por cierto, soy Iris Dios me envió por qué necesito un conjuro- dije estrechando su mano, tal vez tengo una misión sería, pero los modales nunca se pierden

-Mi nombre es Víctor Sáez- dijo el aceptando mi saludo

-Queria decirte que el conjuro que necesitas no lo pudo realizar- dijo con una mueca, me quedé estética.¿Si el no me ayudaba, quién lo haría? No le puedo fallar a Dios, el me castigaría si voy con las manos vacías, Víctor me invitó a sentarme y así lo hice

-Escuchame Iris, el conjuro que necesitas de un mago avanzado, por así decirlo es mago nivel 7 y yo soy nivel 5, soy un principiante que aún está aprendiendo- dijo mirándome con pena

-¿Y que se supone que haga ahora?, sería desterrada si voy sin nada- dije analizando mis posibilidades, no tenía ni una, no conozco a nadie en la tierra de los vivos, solo vengo a llevarme almas puras, no ah conocer personas y hacer amigos

-Conozco a una Bruja que puede ayudarme, su nombre es Marylin, pero vive en Canadá- Enserio Canadá, estás en New York, eso está muy lejos

-Bien, iremos solo necesitamos un vehículo para viajar, ya que tú no puedes volar, y yo no quiero cargarte hasta Canadá- dije enojada, era realmente estúpido que Dios no sepa que este imbecil no esté al nivel del conjuro que quiero

-No te molestes, duerme está noche aquí, hay un cuarto sobrante, mañana por la mañana emprendemos viajé- dijo sonriendo

-Bien, gracias por la hospitalidad y por soportarme- dije con una media sonrisa...

Escuché un fuerte estruendo en mi habitación, así que desperté rápidamente y pude visualizar una sombra en el oscuro rincón de la habitación, me levanté con cuidado y vi que la sombra ya no estaba

-Genial, me estoy volviendo loca- pensé dando media vuelta para volver a entrar en la cama

Sentí que unos brazos fuertes me rodearon y un metal cortante y frío se posaba en mi cuello haciendo presión

-No te estás volviendo loca...- Susurro en mi odio haciendo que me estremezca y mi piel quedé erizada

-Quien eres.. y como puedes verme- dijo en un susurro casi inaudible, ese idiota piensa que soy humana

-No te interesa quién soy idiota, y me da igual quien seas, y por qué te veo- dije quitando su ¿Guadaña? De mi cuello, y por fin mirarlo de frente este en un rápido movimiento me acorraló contra la pared bruscamente, solté un gruñido de dolor ah tal impacto repentino y ahí lo pude ver... Sus ojos rojos fuego, sus cuernos puntiagudos, su vestimenta totalmente negra y su guadaña. Un demonio...

Separados Por El Cielo Y El InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora