El pequeño Elías corría aterrado de aquella sombra macabra que lo perseguía en la oscura noche, no sabía qué era, pero la sensación de maldad, perversión y crueldad que emanaba era tan intenso que no podía parar de temblar. Corrió tan fuerte que sentía que sus pies ya no tocaban el suelo, y por tanto tiempo que ya no sentía sus piernas, corrió hasta dejar esa macabra sombra a kilómetros de distancia. Vio una pequeña casa abandonada en una colina y se refugió en ella, creyendo que ya todo había pasado, que estaba a salvo.
Pasaron horas hasta que se hizo de día y el pequeño Elías pensó que aquellos horrores vividos, pertenecían únicamente a la oscura y macabra noche, después de todo, ¿qué le podría pasar bajo la brillante, cálida e intensa luz del sol? El sol, para él, era sinónimo de seguridad, de alegría, pero para su infortunio, al asomarse en la ventana de aquella casa abandonada vio que alguien rondaba el lugar, un hombre con un impecable traje negro, muy bien vestido para el lugar. Su cara era extraña, se veía calmado, tranquilo y decidido, no tenía ningún rasgo peculiar, pero al verlo, un potente escalofrío recorrió todo el cuerpo del pequeño; Aquel hombre parecía estar esperando a alguien o algo, el niño no sabía qué pero era claro, no se movía, casi ni pestañeaba, estaba parado estoicamente, lo único que hacía era mirar un viejo reloj de bolsillo, "¿quién en su sano juicio usaba aún un reloj de esos?", pensó Elías. Muchas otras preguntas surgieron en su mente: "¿A quién esperaba ? ¿Por qué estaba ahí en ese lugar tan desolado? ¿Por qué su semblante se sentía tan oscuro? ¿Sería él quien lo estaba persiguiendo?". Pasaron horas y el pequeño no se atrevía a salir, ya tenía hambre pues lo único que llevaba consigo era un pequeño termo y una galleta, la cual por supuesto, ya se había comido, pero aún así, no quería salir con ese hombre allá afuera, pero tampoco podía esperar a que se hiciera de noche, así que ideó un plan: se escabulliría por la ventana de atrás, la cual no estaba muy alta, tenía un metro y medio de alto, y bajaría la colina con cuidado de no hacer ruido y no morir en el intento.
El pequeño se cercioró que el hombre siguiera al frente de la casa antes de salir, al verlo, decidió entonces poner en marcha su escape, abrió lentamente la ventana, se montó en el marco para luego bajarse, pero para su desgracia, el estado deteriorado de la casa le jugó una mala pasada y el marco de madera se rompió, haciendo que Elías cayera estrepitosamente hacia el otro lado. Sin poder reaccionar al golpe que se había propinado, Elías escuchó pasos hacia su dirección, ¡el extraño hombre lo había escuchado! Elías se lanzó por la colina, sin importarle su seguridad, él solía jugar en colinas así y en esta situación, la adrenalina lo ayudaría a no caer, corrió, saltó y bajó golpeándose y cortándose en el camino pero eso no lo detuvo hasta bajar por completo y al llegar al llegar a tierra plana siguió corriendo hacia al pueblo donde vivía sin siquiera ver al frente, corrió y corrió hasta arribar a su hogar, ¡lo había logrado, había escapado! Al llegar vio a su preocupada madre llorando y gritando de desespero, pero al verlo, esos gritos se volvieron de alegría, ¡su hijo estaba a salvo! Podían volver felices a su casa, y así lo hicieron. Elías le contó a su madre su horrible experiencia, esta le besó en la frente y le dijo: "Todo está bien ahora, yo estoy aquí.", y se acostó junto a él. Todo había terminado.
Al despertar, Elías no se encontraba bien, sentía un gran dolor en la pierna y estaba extrañamente húmeda. Al volver en sí, se dió cuenta que no estaba en casa, seguía en la colina, se había roto la pierna y estaba sangrando profusamente. El hombre, se encontraba a su lado con un largo y afilado cuchillo en mano, al ver que se había despertado, se alegró y dijo: ¡Vaya, por fin despertaste! Así será mucho más divertido. Elías se arrastró con la fuerza que le quedaba mientras el hombre reía extasiado y caminando junto a él, lo detuvo, acercó su cuchillo y dijo: "Todo está bien ahora, yo estoy aquí".
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Pesadillas Eternas
HorrorUna antología de cuentos de terror que te llevará a dar un paseo por los miedos más intensos de tu subconsciente. Pequeños relatos para antes de ir a dormir.