El secreto parte 1

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Jenny se había despertado a las cinco de la mañana. Ella hace lo mismo todos los días de la semana, excepto los fines. Calada sobre una silla en la cocina, disfruta de un café sin azúcar, al igual que su vida “antes de” piensa ella. Una sonrisa sarcástica en los labios, analiza todo lo que ha pasado en tan poco tiempo. Se queda observando su reflejo en la tasa de aluminio: ya no soy como antes. 

La bella mulata con el cabello ondulado, una cara alargada se está dando cuenta que con los años están apareciendo unas patas de gallo en su rostro. Ella decide checar la hora y deja escapar una grosería. Samantha va a  llegar tarde en la escuela si no la despierta en este momento. 

A su hija se le dificulta despertarse temprano y no le importa mucho si pierde clases o no. Jenny entra en la recámara de Samantha y abre las ventanas para iluminar el lugar. Le dice con autoridad:

Despierta. Vas a llegar tarde.

      -  ¡ Mamá! Aún es temprano. Apenas son las seis de la mañana, le contesta su hija.

      -  Lo sé pero tardas una eternidad en prepararte. Jim ya se fue a la universidad. Deberías ser más como él. Más rápido, señorita, y muévete, insiste Jenny.

A pesar de que su desaprobación era en demasía, se levanta de la cama.

Cuando termina de alistarse, Samantha baja a almorzar. Allí encuentra a su madre preparando el desayuno, un caldo de macarrones con queso, una delicia que ya disfrutaba. 

El olor a café caliente le hace cosquillas en la nariz y se sirve una taza de este buen nacional. Tomando un sorbo de café, mira a su alrededor. El pequeño área cocina estaba amueblada con tanto gusto como lo hubiera hecho un artista. Hay una barra que separa el horno de la pequeña mesa del comedor, alrededor de la cual hay cuatro sillas. 

Apoyándose en la barra, unta el pan con mantequilla mientras observa a su madre que le está sirviendo los macarrones en un plato. Ella quiere preguntarle algo pero hesita, suspira, abre la boca pero luego la cierra.

Unos minutos después se decide a preguntar, no pudiendo guardar más el silencio, le pregunta:

Mamá, ¿crees que papá ya se fue a trabajar? 

No lo sé hija. Ni siquiera sé si regresó a casa a dormir anoche. Él todavía puede estar con su otra esposa, le contesta Jenny con una voz triste

No puedo entender cómo puedes decir algo tan casualmente. Ni siquiera entiendo por qué no están divorciados.

Así nació el hombre haitiano. No puedo hacer nada al respecto.

 Entonces, si ese es el caso, prefiero quedarme soltera.

Te entiendo, pero no es fácil.

Samantha se levanta: ya se le hizo tarde. Le da un beso en la mejilla a su madre. Se va pensando en todo lo que ha platicado con ella.

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