El secreto

Parte 4

Sentada en la gran cama, Jenny está analizando los acontecimientos del día anterior. Si tan solo ella había tenido la valentía de contarle al respecto mucho antes. Esto la avergonzaba mucho y no quisiera que sus hijos le falten el respecto al perder su credibilidad de esa forma. Pero por otro lado, esperaba que Samantha entendiera y viera las cosas desde una perspectiva diferente. ¿Apoco, no está permitido que ella tenga un poco de felicidad en su vida? Se decide a reunir a sus dos hijos para explicarles todo. Samantha tendría que escucharla incluso si la tuviera que amarrar. 

Al día siguiente, Jenny ansiaba ver llegar a su hija de la escuela y al verla siente orgullo. Ella posee el mismo carácter que su madre pero también físicamente se ven iguales, mientras que su hijo es la versión más joven de su padre. Entonces, más que nunca, no quería que sus relaciones se deterioren.

Buenas tardes, Samantha. Tenemos que hablar, y me escucharás de buena o mala gana.

Sorprendida por lo decidida que está su madre y consciente que ella quizás había exagerado “un poco”, Samantha la voltea a ver pero no se anima todavía a entablar esta conversación ni mirarla a los ojos. Ella aparta la mirada sin decir una palabra y entra en la cocina. Siguiendo sus pasos, Jenny la persigue.

Cuando tu padre, cuando descubrí que me estaba engañando, mi vida casi no tenía sentido. Nunca pensé que Gary me haría algo así. Desde un principio le dije que eso era imperdonable y que si llegara a pasar, yo no lo soportaría. Pero fue aún peor que un engaño. El solo me utilizó para quedar bien con su familia ya que la otra nunca la aceptarían, porque no terminó la escuela y es de familia humilde.  Mi mundo se derrumbó por completo y Marco fue de gran ayuda para mí durante este tiempo de depresión y debes entender que si no hubiera entrado en mi vida, probablemente habría terminado con mi vida.

Entonces Samantha entendió la gravedad del asunto y con lágrimas en los ojos la abraza.

Lo siento mucho por reaccionar así. Tú también necesitas amor.

Cariño, me alegra que lo entiendas.

Mamá, también debes entender que en esta situación sería mejor que te divorcies de papá porque la gente empezará a hablar.

Lo sé, las mujeres haitianas están acostumbradas a que sus hombres las engañen, pero yo no puedo hacerlo. Admito que cuando vivía en los Estados Unidos, tenía otra mentalidad.  Nunca aceptar el engaño. No quiero que creces pensando que debes aceptarlo de un hombre .Estos haitianos no respetan a sus mujeres. Si no los golpean, los toman por idiotas engañandolos.

¿Es este también el caso de tu Marco, mamá?

No, él es cubano.

- ¡Ah bueno! ¿No sería una forma de decirme que evite a los hombres de mi pueblo, madre?

En verdad, sería mejor evitar a estos tipos. No creo que te puedan apreciar. Creo que no respetan a ninguna mujer. Esto está en su mentalidad.

Pensativa, Samantha no responde. Ella sabe perfectamente que su madre tiene la razón. 

 Mamá, tendremos que pensar en el divorcio. Las malas lenguas podrían involucrarse.

-  ¿Lo crees? porque si no me he divorciado hasta ahora, es por ustedes dos.

Mamá, no te preocupes por nosotros. Somos lo suficientemente grandes para entender.

Estoy feliz cariño.

¿Crees que papá te va a dar el divorcio?

No lo sé, pero veremos qué pasa.

Ya es de noche y las estrellas iluminan el cielo. Samantha  sale un momento en la terraza y  contemplaba las estrellas, esos átomos infinitamente pequeños y numerosos pero que en realidad son otras planetas de otras galaxias. Su poderosa luz cruzaba el espacio para brillar en el cielo de nuestra tierra. Estos momentos Samantha los

atesora mucho y desde que está chiquita se sienta allí para

 soñar. 

En el patio todo parece tranquilo. Los árboles balancean  sus hojas como una mujer con cabello largo se sacude el cabello; el viento fresco le acaricia la cara y quiere que esa caricia fuera la de Peter.