Tocan el timbre. Ella corre hacia la entrada. Para su sorpresa, es su esposo.
- ¿Estás esperando a alguien más?, le pregunta.
- ¿Por qué no entraste a casa sin tocar? ¿Perdiste tus llaves?
- Si. Las olvidé ayer antes de irme. Vale, no te voy a molestar más. Solo voy por mis cosas.
- Haz lo que creas conveniente, le dice con una ligera indiferencia en el tono de su voz.
Sin una pizca de atención por ésta, entra en la casa. Ella lo sigue con la mirada, con las ganas de matar a este hombre, a quien creía honesto y tan enamorado de ella, hasta el día fatal. Ella nunca entendió por qué él era tan arrogante. Y ahora su relación es tóxica. Afortunadamente, conoció a Marco, un hombre que realmente la ama y la cuida. Ella entra en la sala de estar y toma su bolso.
- ¿A dónde vas? le pregunta su "esposo".
- ¡Perdón!, dice ella, para que él sienta el desprecio en su voz y sin siquiera mirarlo. ¿Con qué derecho me preguntas? Tengo derecho de llevar mi vida como mejor me parezca... como tú lo haces tan bien.
Por un momento creyó que la iba a golpear. Enojada, sale de la propiedad. Él la mira irse pero esta vez no dice nada.
Samantha decidió volver a casa. Se siente de humor nostálgica. Por lo general, ella y sus amigos se quedan en el patio de la escuela charlando sobre todo; otras veces se reunían en casa de Josephine por un par de horas máximo. Al ser vecinos no hay tanto problema por la distancia. Algunos días, era para preparar los exámenes. Pero hoy, ella quiere estar sola. Además tiene un montón de temas difíciles de matemática y física con los que lidiar.
Pero en realidad, es culpa de Peter, su enamorado.
Los primeros amores de la juventud tienen esta característica de ponerte melancólico. Él es un joven de diecisiete años de edad y le lleva un año a Samantha. Es muy complicado para ellos verse ya que este último trabaja por las tardes. Peter tiene una cara simétrica, una mandíbula fuerte y un cuerpo atlético que le dan una apariencia viril, eso a pesar de su corta edad. Su piel es de color chocolate y todos atributos hacen que tenga a sus pies todas las chicas. Totalmente enamorado de Samantha, le había pedido ser su novio. Ella no lo podía creer y con un nudo en la garganta debido a la emoción, le había dicho que sí.
Ella toma su teléfono celular y lo llama.
- ¡Mi amor! ¿cómo estás?
- Bien corazón y ¿tú?
- Tengo ganas de verte. ¿Podemos el sábado? ¿En el mismo restaurante o en Golden?
-Tengo una mejor idea. Si hacemos un picnic en la colina.
- Una idea muy atractiva, mi Romeo.
- Que bueno porque quiero tenerte para mí, mi pequeña.
- Romeo, mi Romeo. Eres único.
- Por eso me amas. Te llamo esta noche. Hasta luego mi amor.
- Llama rápido, te estaré esperando.
Ella avanza por el pasillo hacia la ventana que da la vista sobre el patio delantero. Le parece haber oído unos ruidos viniendo de allí. Escucha hablar un hombre y le parece que viene con su madre. Lo que ve, la incómoda: el hombre está agarrando a su madre por la cadera desde atrás mientras van caminando hacia la casa. Ella siente un escalofrío recorrerle la espalda. Si se queda allí, lo van a notar y quiere huir a su recámara pero sus pies están como pegados al suelo. Imposible moverse.
La puerta se abre.
Su madre y el hombre penetran en la casa y quedan frente a frente con una Samantha indignada y atemorizada. Samantha, algo furiosa, deja salir esta frase que nunca debió salir:
- Mamá, ¿qué haces con este hombre en casa?
Sorprendida, se da la vuelta.
- ¿Qué haces aquí a esta hora?
- Esta es mi casa y puedo volver cuando quiera.
Sorprendida por tanta arrogancia por parte de su hija, que siempre es dócil, se quedó sin palabras.
Reteniendo las lágrimas que le quemaban los ojos, Samantha repite la pregunta:
- ¿Qué haces con este hombre, mamá?
- Cariño, dice su madre, que no se esperaba verla tan temprano hoy. Debí habértelo contado desde hace mucho tiempo...
Samantha no puede creer lo que está viendo. Su padre le mintió y ahora su madre.
- ¡No! Se exclama. No tienes derecho a traicionarme de esta forma, omitiendo una información así.
Sin esperar una respuesta, subió a su habitación. Escucha cuando su madre la llama pero no le hizo caso. Cierra la puerta de su habitación, se refugia en su cama y llora todas las lágrimas de su cuerpo. No era justo que su madre le hiciera tal cosa y siente disgusto por sus padres y especialmente por su madre.
Cariño, necesitamos hablar.
No tenemos nada más que decirnos, mamá. Me traicionaste
Abre esta puerta de inmediato. Me decepcionas, Samantha. Pensé que eras más comprensiva, pero ...
No hay nada que entender. ¡Es inmoral lo que haces!
¡Eres una malcriada¡ Abre esta puerta, niña, si no, la desmonto y te doy tu merecido.
Vete, ya no quiero escucharte, mamá, nunca más.
Escucha a su madre sollozar y el hombre decirle que no es su culpa y que dejará a que se calmé un poco para luego hablar con ella con más calma.
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El secreto
RomanceNo tienes algún secreto escondido en tu armario? Que pasaría si se descubriera? Tu vida depende de ella? O sencillamente el equilibrio en tu vida? descúbrelo adentrándote en esa historia llena de suspenso y fácil de leer