Café Extra Expreso

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"Zunshine", ese lugar es mi restaurante favorito desde hace bastante tiempo. Es un pequeño y viejo lugar a la orilla de la ciudad. Las calles antes de entrar en éste, son estrechas y como un pequeño laberinto te van encerrando en ellas. Y he de suponer que, esa es la principal razón por la que mi restaurante favorito suele estar solo. Bueno eso, y que a mí me gusta llegar a primera hora, justo cuando abren la puerta y prenden la estufa.

Después de haber caminado, atravesado varias calles y esquivado a varios ciclistas, veo a la señora Kim sonreírme desde la entrada del lugar, justo como siempre lo hace. Yo le dedico mi sonrisa más honesta mientras ella me indica mi lugar, siempre al lado de la ventana, en donde el sol me da de lado y puedo ver las calles solitarias y contaminadas de fuera, y de vez en cuando una persona que, caminando apurada, se dirige a hacer sus deberes. 

— ¿Lo mismo de siempre? —me pregunta sacándome de mis pensamientos. La miro y paso la lengua por mis labios resecos, un mal hábito que tengo y que con el cambio de clima, empeora. Pienso si debería pedir algo pero me apetece lo mismo de siempre, al final solo asiento con la cabeza, decido que será lo mismo.

— Lo mismo, pero que el café tenga un poco más de crema ¿Se?... ¿Se puede? —ella me mira divertida, sus ojos rasgados casi desaparecen entre las arrugas de su cara cuando se ríe, como lo hace en ese momento, llena de amor y ternura.

— Por ti, si se puede —me dice y se va detrás de la barra, para comenzar a cocinar y a preparar mi café.

La veo y me pregunto si yo le recuerdo a alguien, podría haber una posibilidad o puede que simplemente sepa lo que es ser amable. Es la viejecita más amorosa y mejor cocinera que yo he conocido, aunque no es que haya conocido muchas. Tiene una personalidad amable y es de trato afable.

De pronto, la ventana de enfrente de mí se roba mi atención, en tan solo un segundo. Mi corazón se detiene por un momento y doy un brinco. Un chico de cabellera negra está asomándose por la ventana y examinándome descaradamente. Su cara se ve aterradora por el pequeño hueco que hace con sus manos para observar mejor dentro del restaurante. Me sonríe y me dan ganas de salir corriendo, su sonrisa se ve apachurrada gracias a sus manos y se ve aterrador, pero al final solo me río, con una sonora carcajada que hace distraer a la señora Kim por un momento, pero no dice nada y solo se limita a sonreír con los ojos y seguir con lo suyo.

Él, finalmente se aleja de la ventana al verme reír y entra al pequeño restaurante. Las campanas suenan y hacen un agradable murmullo en mis oídos.

Por fin puedo verle la cara de forma normal y no puedo negar, que es tremendamente guapo. Con la cara ovalada, su corte de pelo le queda perfecto, le tapa la frente pero me deja ver sus gruesas cejas negras que resaltan a la perfección con sus facciones, un marco perfecto que lo hace ver aún más guapo. Sus ojos, si bien se puede ver que son orientales, son más redondos y grandes, casi como los de un cachorrito y su nariz alargada le da una simetría diferente a su cara y fácilmente podría decir que podría ser modelo. Sus labios rojos, solo me llevan a pensar en lo esponjosos y suaves que deben ser.

En cuanto a su cuerpo, que no se queda atrás, sus hombros son anchos y simétricos, lo que lo hace ver como alguien varonil, su torso es lo suficientemente alargado y sus piernas que aun con pantalón se ven fornidas, hacen el juego perfecto con todo lo demás.

De repente se detiene frente a mí, mira la silla sola que está al otro lado de mi mesa favorita y la hace hacia atrás antes de sentarse. Yo le miro con sorpresa y como un reflejo, mi ceja derecha se eleva interrogante.

— Bueno si, puedes sentarte —farfullo, sarcásticamente.

— Gracias —dice sin más y me regala una muy carismática sonrisa. Sin quererlo, mis mejillas se sienten acaloradas y otras partes de mi cuerpo también.

Taza de café (ZaintSee) ONE SHOT Donde viven las historias. Descúbrelo ahora