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[YUTA]






No existía absolutamente nada de lo que podría odiar en Lee. Su olor seguía impregnado en la chaqueta que le había prestado en la salida de ayer al cine, y sólo me la he vuelto a poner para no tener que dejar de olerlo.

Aún en mi coche de camino al Instituto seguía fantaseando con los dos perfectos meses que hemos estado pasando juntos, los deliciosos besos, su risa, su cuerpo, su forma de retorcerse mientras está debajo de mí mientras intimamos, nada de eso podía irse de mi mente.

Una sonrisa boba deformaba mi rostro, provocando que con cada recuerdo me pusiera más ansioso de verle. Bien podría tener un accidente automovilístico en estos momentos, pero aún así me sería imposible dejar de pensar en lo feliz que me encuentro.

Después de aclarar las cosas y hablar pacíficamente declaró sus sentimientos hacia mí, pero también aclaró que no se tomaría lo nuestro con tanta importancia, porque yo estoy con Dahyun. Pero mintió, pude verlo en su mirada afligida, como si decir eso le costara muchísimo trabajo.

Por eso mismo ayer en la noche cuando Dahyun fue a mi casa a darme una visita «sorpresa» terminé con ella. Sus lágrimas de cocodrilo no me las olvidaría con tanta facilidad, fue tan falsa que me fue imposible siquiera sentir un poco de lástima. Me atormentó con preguntas y fui sincero en todo. Le dije que hay otra persona y que me estoy enamorando.

Cuando llegué al Instituto estuve decidido en ir hacia el pitufo, teniendo en mente todo lo planeado para esta noche, aprovechando que es viernes y tenemos días libres. Lo llevaría a algún lugar bonito y especial que nos guste a ambos para poder pasarla bien y le pediría una oportunidad.

Así de tonto me tenía.

Pero cuando ingresé hacia el lugar y lo vi en su esquina de siempre acompañado de un chico que en primer lugar no soy yo, y en segundo lugar que está más cerca de lo que debe estar, todo se me fue de la mente.

Mi grupo de amigos me hicieron señas y llamaron, pero los ignoré, yendo directamente hacia la mesa del chico. Cada paso que daba, acercándome, más me hervía la sangre al notar cómo Taeyong reía de lo que el chico decía, siendo tan adorable como lo es conmigo.

«Esto no tiene ninguna gracia»

Me senté abruptamente, exaltándolos a ambos. Sonreí con una falsedad sumamente notada, queriendo poner incómodo el ambiente.

—¿Interrumpo algo?

Taeyong me miró con ojos grandes por la sorpresa, dándose cuenta de su error y alejándose del chico.

—N-no, Y-Yuta...

—Sí, interrumpes, Nakamoto.

Alcé una ceja. Miré a Taeyong pidiéndole una explicación, este sólo agachó el rostro, causándome impotencia. Es malditamente adorable cuando se muestra en esa faceta de tímido-arrepentido que me dan ganas de comerle la jodida boquita que tiene.

—¿Y qué interrumpo?

—Nada, Yuta, sólo estábamos hablando de que Yang-

—Taeyong me va a dar clases particulares por pedido de un profesor, genial, ¿Verdad?— Explicó el chico mientras pasaba un brazo por los hombros de Taeyong. Este se mostró nervioso pero no lo apartó, cosa que no entendí. ¿Por qué no lo aparta si se ve que está sumamente incómodo?

𝐑𝐔𝐄𝐆𝐀𝐌𝐄 [𝐘𝐔𝐓𝐀𝐄]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora