Dos

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- Muchas veces he pensado que estás completamente loca, pero ahora puedo corroborarlo - susurré, mientras era arrastrada por la castaña.

- Mí padre siempre dice que cuando ves una oportunidad al final del túnel, nunca debes desperdiciarla - me contestó ella, esbozando una amplia sonrisa.

De alguna u otra manera, Ally había logrado averiguar dónde se llevaría a cabo el festejo junto a todas las celebridades que habían dado el show unas horas antes. No me parecía extraño que lograra esa información, ya que su padre era uno de los empresarios más famosos de Los Ángeles, por lo que se me hacía entendible que manejara los contactos suficientes como para averiguar el lugar y conseguir un pase para ambas. Siempre me había resultado gracioso lo obsesiva que podía llegar a resultar mí amiga cuando se trataba de gente famosa, y era allí una de las pocas diferencias que encontraba entre nosotras. Ally estaba estudiando periodismo de espectáculo, por lo que comprendía su obsesión por buscar la manera de llegar a personas importantes dentro de los medios de comunicación. En cambio yo, estudiando las bellas artes, el estar persiguiendo a jóvenes adolescentes con cierta fama no era algo que me resultará muy... tentador. Sin embargo, tenía una razón muy importante para estar aquí, y era el deseo de tener la posibilidad de estar frente a Niall una vez más. Si bien unas horas atrás era consciente de que lo más probable era que no volvería a verlo, cuando la castaña me explicó todo su retorcido plan para entrar en el lugar donde se haría la fiesta, las palabras salieron de mí boca sin que mí mente las pensará antes de hacerlo. Y allí estaba la razón por la que encontraba siendo arrastrada por mí amiga, a unas pocas cuadras del lugar en donde se celebraría el evento.

- Tu padre sí que es inspirador - susurré, haciendo que ambas volviéramos a reír.

Finalmente, llegamos a uno de los barrios más lujosos de Los Ángeles. Se notaba por la cantidad de edificios, casas, locales, bares e incluso vehículos que rondaban por la zona. Jamás había tenido la oportunidad de andar por estos lares, ya que la mayor parte del tiempo estaban resguardados por unos hombres de gran altura y masa muscular, lo que suponía que eran guardaespaldas. Era muy difícil entrar por estos lugares los días de semana, sin embargo, todo eso cambiaba cuando alguna fiesta se llevaba a cabo en el lugar ya que todos las personas involucradas en la seguridad de las estrellas yacían por la entrada del lugar donde se a cabo la fiesta, brindándole más seguridad.

Luego de caminar unas cuantas cuadras más, llegamos al edificio donde se llevaría a cabo la celebración. Era uno de pocas partes, y si mí calculo no fallaba, apenas tendría cuatro pisos contando la hermosa azotea que podía verse desde afuera. Antes de que pudiera darme cuenta, mí amiga logró que el alto hombre de seguridad nos dejara pasar con rapidez, y me sentí privilegiada de tener una conocida con tantas ventajas con respecto a lo social. La verdad es que All era una chica que sabía manejar muy bien sus palabras, logrando convencer a cualquiera con lo que ella estaba diciendo.

La fuerte música impactó directamente en mis oídos, haciendo que mis manos se arrastraran hasta cubrirlos. Ya había perdido la cuenta de hacía cuánto no había pasado una discoteca, pero estaba segura de que más de diez años. La castaña me miró divertida para luego ver cómo de sus labios se escapaba una suave risa. Entrecerré mis ojos, mirándola con cierto odio, y ella volvió a enredar sus delgados dedos en mí muñeca, haciendo que deshiciera mí postura anterior.

- ¡No seas aguafiestas! Hay que divertirse - susurró ella, alzando sus brazos y el mío de golpe.

- All, a ti no te gustan estas cosas - le susurré, alzando una de mis cejas.

- Ya pero hay una gran diferencia con esta fiesta - dijo, haciendo una pausa para sonreír pícaramente - quien dice, quizás me ligue a una celebridad y todo.

STILL - {njh}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora