Capitulo 2

96 12 1
                                    

Delicate, maybe they are
They are?

Metropolis, Florida.

Lauren sintió su mirada fuertemente sobre sí misma, la chica ladeó la cabeza hacia un lado, al parecer quería comprender quién era. Pero Lauren también noto algo peculiar, la androide tenía miedo, eso sin embargo sería algo ilógico ya que las máquinas no sienten.

Pero entonces, qué era aquello.

—Está bien, no te haré daño —Lauren le extendió su mano y la androide analizó sus movimientos, parecía correcto y lentamente tomó su mano—. Apóyate en mi hombro, ¿te duele la pierna?

—No. Yo no siento dolor —Le respondió la androide y ella solo se limitó a asentir.

El conductor bajo de su automóvil totalmente alarmado ante la situación, explicándole que la androide se le había atravesado, sin embargo Lauren negó, diciéndole que ella se ocuparía. Al parecer eso logró tranquilizarlo y volvió al coche junto a su familia.

—Apóyate ahí, quizás no sientas dolor pero perderás el equilibrio si no te sostienes, tú pierna está muy dañada, el impacto daño un par de tus circuitos tanto ahí como en tu abdomen.

— ¿Puedes repararme? —La dulce voz preguntó.

—Estudie ingeniería mecánica por 5 años, puedo, aunque tu sistema es bastante más complejo que otros —respondió echándole un vistazo a su pierna.

— ¿Porque me estás... Ayudando? —La chica no lo entendía, aún no comprendía del todo cómo funcionaban las emociones humanas.

Lauren se levantó y abrió la puerta de su auto, sacando una caja de herramientas del compartimiento trasero, buscando una pieza en específico. Al encontrarla suspiró y miró a la androide.

—No lo sé... —susurró.

La chica ladeó la cabeza, confundida. Lauren observó con atención, el tornillo que atravesaba la articulación de su pierna se había aplastado, y parte de su piel se había desgarrado por el impacto. Por suerte, no había sido un daño muy grave, el cuerpo del androide parecía muy resistente así que podía arreglarlo.
Sus nudillos comenzaron a doler y posterior a ello el líquido azul empapó sus manos, intentó sacar el tornillo pero necesitaría otra herramienta y un poco más de tiempo del previsto. La androide miraba atentamente los movimientos de Lauren, parecia intrigada ante lo concentraba que estaba por arreglarla, y después de lo qué tal vez fueron treinta minutos consiguió colocar el último tornillo.

—Ya quedó, te recomiendo que vayas con tu dueño y le digas que te lleve a mantenimiento. Yo no estoy cualificada por lo que sólo pude hacer algo temporal para que así puedas moverte.

—Muchas gracias... —La androide quedó con los labios entreabiertos.

—No es necesario que sepas mi nombre, no nos volveremos a ver —le admitió, guardando su caja de herramientas dentro del compartimiento— Ahora tengo que irme —La artista volvió a su semblante serio y subió a su automóvil.

La androide se asomó por su ventanilla y tímidamente habló.

—Yo... Mmm, no tengo un dueño —Lauren la miro anonada—. En realidad, no tengo a donde ir.

Negó.

—Lo lamentó, ese ya no es mi problema.

—Por favor, déjeme acompañarla. Usted salvo mi vida, es lo menos que puedo hacer para compensarle su gran amabilidad.

Lauren gruñó, para que mierda la ayudó ahora tenía otra molestia que quitarse de encima.

—No —fue breve—. No busco ni necesito un androide, no me gustan, los detesto. Solo déjame en paz, te ayude y eso fue todo, ahora márchate.

La androide se disponía a hablar pero Lauren fue más rápida y presionó del pedal, yéndose del lugar dejándose así a la chica robótica atrás. No tenía porque sentir compasión de una máquina, era solo eso, una máquina. Minutos después el clima pareció cambiar, el cielo soleado ahora yacía nublado y no pasó mucho tiempo para que las primeras gotas de agua se deslizaran sobre su automóvil.

¡En que diablos estás pensando Lauren! No puedes estar sintiendo lastima por un robot, no puedes, realmente no puedes.

—Vamos Lauren solo respira... Cuenta hasta tres. Uno... Dos... —frunció los labios, y frenó el coche en seco, presionando su cara contra el volante—. Estás a punto de cometer una locura, ¿lo sabias?

Y fue entonces que sin pensárselo mucho, dio media vuelta.

Estaba tan estupefacta qué le costó comprender lo que estaba haciendo y el porque se dirigía a ella. Pero algo dentro de sí, quizás su parte más empatica, le decía que no podía dejarla debajo de esta lluvia, aunque en el fondo deseaba que ya se hubiese marchado. El cambio fue instantáneo. Por primera vez en mucho tiempo se sentía aliviada al verla en el mismo sitio. Una joven de melena castaña que le llegaba hasta los codos, ojos castaños con un tinte casi cobrizo que le miraban sorprendidos y unos labios que se torcieron en una sonrisa.

Lauren abrió la ventanilla de su coche. Dio un breve suspiró antes de comenzar a hablar.

—Súbete, te llevaré a mi casa —La androide asintió energética— ¡Pero! Solo será por esta noche, mañana temprano tendrás que irte. Esa es mi oferta, tómalo o déjalo.

La androide no lo pensó mucho.

—De acuerdo, con tal de permitirme estar a su lado y poder así compensarle su favor es suficiente para mi, señora.

— ¿Siempre eres así de educada? —La androide abrió la puerta del copiloto y admiró el interior, jugando con el radio del automóvil—. Es algo molesto.

—Lo siento —se disculpó—, no sabía que eso le incomodara, pero así está diseñada mi programación.

La androide le costaba comprender las emociones de aquella humana. Lauren le miró por el retrovisor, viendo cómo la chica parecía escanear sus facciones, Lauren tragó un poco, le incomodaba ser tan observada.

—Notó indicios de molestia en sus expresiones faciales, ¿hay algo que le moleste, señora Lauren? —Ladeó la cabeza.

— ¿Como sabes mi nombre?

—Mi base de datos me lo indica, te llamas Lauren Jauregui, tienes 31 años, naciste un 27 de junio de 1996, tú signo zodiacal es cancer y tú tipo de sangre es... —Lauren le intervino de inmediato.

—De acuerdo detente, mira te estoy dejando pasar la noche en mi casa pero solo si cierras tu maldita boca robótica.

La chica robot sintió un escalofrío.

—Lo lamentó...

—Solo mantente en silencio, eso es todo —Se mordió el labio.

La androide asintió.

—Mmh pero... ¿Cuál es tu nombre? Si es que tienes.

En vez de responder, la androide se inclinó sobre su asiento y estiró el cuello hacia el rostro de Lauren. Le dedico una sonrisa encantadora y el corazón de Lauren dio un vuelco.

—Pensé que no querías que hablara, no eres exactamente fiel a tus palabras.

—Como sea, no importa, ya no quiero saber tu nombre —respondió irritada.

Lauren se enderezó y siguió concentrándose en la carretera, obligando a la androide a retroceder. Aún así comprendía que en el fondo la mujer se había interesado por ella.

—Me llamó Camila.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 05, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

HeartbeatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora