El señor ministro de hacienda estaba tirando todas las páginas de poemas del dictador. Habían millones de palabras regadas en los kilos y kilos de papel que se decidió comprar en el anterior mandato con supuestos fines educativos, pero todas las escuelas se privatizar y al dictador no se le había ocurrido mejor idea que quedarse todos los kilos de papel para ejercer su carrera como escritor frustrado. Todos los domingos obligaba a los periódicos a mostrar una columna suya con un seudonimo. Cuando el dictador no notaba lo pesado del dominio, en sus años mozos, sacaba un libro de mil páginas cada mes, todo sobre sus supuestas aventuras antes de convertirse en dictador fruto de la desconfianza del pueblo. Desafortunadamente para él, las compras del libro sólo se debían a su estatus de dictador, que nadie temía; pero nadie dudaba. Con las columnas pasaba lo mismo, todos ya sabían que el verdadero escritor de las tristes columnas, generalmente musicales, eran sólo las palabras mal colocadas del moderno dictador.
Ahí se podía seguir viendo a Montreal botando los grandes pliegos de papel escritos con tinta roja, tinta la cual usaban su escribas personales porque el dictador pese a sus múltiples años prósperos, ahora estaba en cama. Se había resistido a los cambios más drásticos, según él creía, de la sociedad. Gastaba en escribas aún pudiendo utilizar las grandes tecnologías, había prohibido las cámaras digitales porque consideraba que el mejor gusto era el de las cámaras a rollos, él mismo tenía una laboratorio en uno de los multiples cuartos del palacio. Se resistía hasta a las cesáreas hasta el día en que Ursula tuvo una complicación tremenda en el parto, y en ese mismo instante se publico en toda la prensa escrita una sola página que se destinaba por completo al cambio de opinión del dictador. A la mañana siguiente toda la prensa tenía la noticia con una foto tomada con una cámara de gran formato de una hermosa bebe, "Lady Moic ha nacido, ¡Viva la princesa!"
Las empresas se pararon un día con tal de celebrar todos en la plaza de una gran fiesta en el Gran patio del palacio, esto se hizo en cada ciudad y la tecnología tocó al dictador cuando se vio en la obligación de ser visto por cámaras digitales de pequeño formato y "Lady Moic ha nacido, ¿La nueva dictadora? " salió en la prensa libre internacional.
Nunca se supo a que edad el dictador tuvo a Lady, era prohibido el conversar sobre la edad del gran gobernante de "La República Revolucionaria del Sur". Los medios indicaban que cuando el dictador empezó con una monarquía, mucho antes del nacimiento de Lady Moic, tenía 24 años.
Ahora pasados más de 60 años después de la especulación, el dictador está postrado en su cama con un aire a cincuenta años inconfundibles, pero increíblemente mal vividos.
Lady Moic estaba al costado de su padre, como siempre, leía un cuento de Julio Cortázar. Las buenas inversiones era el cuento favorito del dictador, cada año en su cumpleaños había un grupo niños concursando por el premio a la mejor interpretación del cuento para el Rey. De esos años en que el patio del palacio se llenaba de niños vestidos de gallinas, ya no queda más que el recuerdo del rey cuando su hija le leía algo. Cuando Lady Moic tenía quince años se realizó "el cambio de la gran novedad" cosa que abrió a la República a todo el mundo con sus nuevas tecnologías y inversiones que eran necesarias. Llegaron las grandes tecnologías, los hermosos libros con tapas duras, las cámaras digitales que sorprendían a cualquiera, el sevicio de cable internacional, las compañías de telefonía; todo esto en tan solo seis meses de reforma. Ya para eso el gobernante se le veía más cansado, ahí se suspendía el día del cuento para el rey y otras muchas actividades innecesarias. Las personas le empezaban a tener compasión al dictador debido a su edad y a que se guardo lo mejor para el final. La prensa libre no necesitaba ser comprada, al final la imagen de Lady Moic ayudando a su padre a caminar era algo conmovedor con lo que nadie se atrevía a cometer indagaciones. Ahora era una especie de dictador liberal que nunca causó daño, que siempre fue justo.
Y ahí seguían botando los poemas de dictador, ahí seguía Lady Moic contándole el cuentos a su padre, ahí, atrás de todo se veía el cuadro de una Ursula que falleció a los veinte años de la preciosa Lady Moic.
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La recaída de Lady Moic
General FictionLa hija del gran dictador de "La República revolucionaria del Sur", Lady Moic, intenta romper lazos con su pasado de entrenamiento en el arte de la dictadura, y afrontando la inminente proxima muerte de su padre que aún no consigue alguien digno de...