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Joel

Joel has esto, Joel has aquello, ¿En serio no sabe pronunciar otro nombre?

─¡Joel! Tráeme café ─ordena mi jefe entrando a su oficina sin saludarme siquiera.

Ruedo los ojos y me levanto del asiento para hacer lo que me pidió, como odio que haga eso, sé que soy el nuevo pero eso no le da derecho de tratarme de este modo.

Tomo su taza que deja cada tarde antes de ir a su casa en mi escritorio para que la llene en cuanto llegue y voy a la máquina expendedora para hacerlo.

Como me gustaría tener algo de veneno ahora mismo.

─Hey, ¿Cómo vas? ─Pregunta Zabdiel acomodándose al lado de mí—¿Te adaptas bien?

─¿Ese sujeto es siempre tan odioso? ─pregunto terminando de llenar la taza ignorando su cuestión.

─¿Ese sujeto? Seguro te refieres al "Príncipe" ─asegura haciendo comillas con los dedos─ sé que es difícil de tratar pero te aseguro que te llenaras de experiencia muy rápido.

─¡Hey, el nuevo! ─grita el imbécil al que sirvo desde la puerta de su oficina─ si tienes tiempo de conversar supongo que tendrás tiempo para llenar nuevas solicitudes de empleo, apresúrate.

─Voy, señor Colón ─suelto entre dientes intentando no decirle todo lo que quiero desde que lo vi.

Le hago una señal a Zabdi para despedirme, el comprende y se va a su área mientras yo tengo que entrar a la oficina de la bestia para ser regañado por primera vez en el día.

He contado todos sus gritos desde que entré y me di cuenta que son en promedio diecisiete por día.

Entro encontrándome con el rostro serio que cubre por completo el verdadero demonio.

¿Cómo alguien tan bonito puede ser tan maldito?

Me hace una señal para que me acerque y señala la silla libre al frente para que me acomode.

Genial, si me hace sentarme es porque esto va a durar bastante.

─Lo siento, por tardarme ─me disculpo acomodándome y dejo la taza en su escritorio.

─¿Te gusta tú trabajo?

Preferiría trabajar en un cementerio.

─Claro señor, amo mi trabajo.

─Sé honesto conmigo por favor, ¿De verdad te gusta tu trabajo? ─insiste poniéndose de pie─ no lo sé Joel, has pasado aquí tres semanas y sigues cometiendo los mismos errores, ¿No deberías haber aprendido ya?

─Lo siento, señor Colón, me esforzare en satisfacerlo con mi trabajo.

─Eso espero ─suelta sentándose de nuevo─ vete y avísame cuando alguien venga, Christopher, en cuanto lo haga mándalo inmediatamente conmigo.

─Claro, gracias por la retroalimentación─ digo y salgo de la oficina.

Algo que he aprendido es que si no mientes te despiden, bueno, en sí ha sido por consejos de amigos y familiares porque este es mi primer empleo.

Aunque no del todo, tuve un empleo temporal cuando estaba en mi primer año en la universidad, fue solo para poder pagar unos libros pero fue tan vergonzoso.

Siendo honesto es mejor que esto.

Me siento en el escritorio y comienzo con lo que tengo que hacer... encender la computadora y fingir que trabajo.

─Joel ─llama mi jefe saliendo de su oficina

─Trabajo, trabajo ─repito viendo la computadora, sí, esto de fingir me sale muy bien mi padre estará orgulloso.

─Tengo que salir a resolver unos asuntos, en cuanto llegue Christopher discúlpame con él y dile que lo veo en mi casa.

─Seguro ─respondo, el asiente y camina rumbo al ascensor.

Momento perfecto para que me torture con su sutil pero encantador movimiento de caderas, ¿De verdad tiene que usar esos pantalones cuando trabaja? Se me hace imposible mirar otra cosa cuando muestra de manera tan detallada su anatomía.

¿Es contradictorio que quiera follar a mi jefe pero al mismo tiempo quiera arrojarlo por la ventana más alta del edificio?

Mi vista vuelve a la computadora cuando las puertas del elevador se cierran porque se acabó todo lo bueno, tengo que volver a trabajar o bueno, a fingir que lo hago. 

Joerick: Príncipe (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora