Parte Única.

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Soojin estaba perdidamente enamorada de aquella muchacha de piel pálida y ojos brillantes. De su dulce voz, de sus bellos ojos, de la dulzura de sus acciones. De su etérea apariencia, y de su personalidad espontánea. Cada fibra de Yeh Shuhua era el sueño más precioso de Soojin, y jamás la iba a dejar ir.

Estaba perdida. Lamentaba con todas sus fuerzas lo que había hecho, la sangre goteando entre sus dedos, su respiración agitada, sus labios rojos. La ahora rubia miró el espejo con pánico, su labio inferior moviéndose de arriba a abajo. Llevó sus manos temblorosas hasta sus mejillas, manchando su rostro de aquel líquido rojo y espeso, manchando cada centímetro de su piel.

¿Quién soy? Alcanzó a pensar; ¿cómo voy a decirlo?

Necesitaba pensar en su confesión. Te amo, quiero salir contigo, o quizá estoy enamorada de ti desde hace años, quiero que lo intentemos. Pero, ¿podría funcionar?

Entre flashes, su memoria comienza a nublarse.

— ¿Me amarías si mato a alguien por ti? —pronunció la muchacha mirando fijamente los ojos oscuros de la menor frente a ella, quien frunció el ceño y soltó una carcajada.

— Sí, ¿por qué no? Parece una muestra de lealtad y amor honesta.

Estaba bromeando susurró para sí misma la taiwanesa.

Esa misma tarde, Soojin huyó hasta su habitación, pensando seriamente qué demonios haría. Quería estar con ella, Soojin quería salir con Shuhua, ese era su más grande anhelo, pero, ¿por qué era tan difícil?

La menor parecía inalcanzable, única, etérea, omnipotente. ¿Era acaso una diosa? ¿Acaso estaba bien ser tan jodidamente preciosa sin proponérselo?

¿Sostendrías mi mano? Pensó la coreana mirando la mancha rojiza en su palma, son las mismas que usé para matar a alguien por ti. ¿Ahora serás capaz de amarme?

La muchacha comenzó a respirar de manera agitada, comenzando a correr alrededor de manera obsesiva.

La ahora rubia retiró todas las prendas de su cuerpo, dejándolas deslizarse por su piel lentamente. Caminó con prisa con su ropa para dejarla en un tazón con agua, mientras corría hasta la cocina para buscar un pañuelo para limpiar las paredes. Todo estaba sucio, todo estaba manchado. Había ensuciado todo, necesitaba irse de ahí. Corrió sin pensarlo dos veces hasta su habitación para recoger su ropa, dispuesta a salir de una vez de esa casa.

Estaré bien, estaré con ella. Lo hice por ella se repetía como un intento para calmarse.

Las sirenas se dejaban escuchar, las luces cambiantes iluminaban la puerta. Los vecinos curiosos comenzaron a asomarse para intentar averiguar qué era lo que había sucedido.

¿Estaba Soojin bien? Por supuesto... Que no.

La muchacha conducía con rapidez, huyendo de lo que sea que estuviese armándose en su casa. No necesitaba estar ahí, incluso si era una fugitiva, ella estaría bien. Shuhua la querría ahora, ¿no es cierto? Shuhua había dicho que la amaría más si mataba a alguien por ella. Ellas estarían juntas, por el resto de sus vidas. Ese era su más grande anhelo.

La rubia tocó su puerta, mirándola a los ojos con pánico.

— Soy yo —pronunció, una sonrisa asomándose en sus labios—. Soy Soojin.

Sus ojos confundidos, su entrecejo fruncido.

¿Acaso no me reconoces? ¿No dijiste que me amarías ahora?

La pelinegra negó suavemente, cerrando la puerta de inmediato, un vacío y pánico abrazando el corazón de la muchacha que esperaba al otro lado de la puerta.

— Estoy huyendo —susurró apoyándose en la puerta—. Necesito un lugar donde esconderme. ¿Puedes dejarme entrar? Te explicaré todo —la menor al otro lado de la puerta no parecía tener intenciones de responder, su entrecejo aún fruncido. La rubia llamaba persistentemente a la puerta, esperando por respuestas—. No te diré mentiras, lo prometo. Déjame quedarme solo una noche.

La pelinegra abrió la puerta con confusión, mirando alrededor sin entender realmente qué estaba pasando. ¿Por qué estaba ahí? ¿Qué era lo que quería?

Shuhua no conocía a Soojin. No tenía idea de quién era, ni por qué parecía tener tanta urgencia con salir con ella. La coreana siempre aparecía cuando ella estaba con sus amigas y le decía que lucía bien, que le agradaba, que quería salir con ella, pero jamás había siquiera escuchado su nombre. La mayor parecía estar en su propio mundo, parecía tener toda una historia extravagante en su mente y todo un sueño que perseguía cada vez que aparecía donde estaba ella. Estaba segura de que daba miedo.

— ¿Me amarás más si mato a alguien por ti?

Aquella frase aún taladraba en su cabeza, haciéndola sentirse culpable. ¿Acaso era ella la culpable de lo que había sucedido? ¿Las paredes manchadas, los restos de cabellos pelinegros en el baño de la casa de la muchacha? ¿Era ella la responsable de sus acciones?

— Tienes que entender esto —pronunció, una sonrisa formándose con lentitud en sus labios—. A quien mate fue a mí misma. Cambié lo que era por lo que querías que fuera. Seguí tus indicaciones, hice lo que pediste

El trozo de papel entre sus manos había removido hasta el más recóndito trozo de su alma, sus ojos bien abiertos y su mano derecha viajando hasta su boca para cubrirla, con pánico.

Su amor era enfermizo, era bruto, era incomprensible. Sus sentimientos y miradas estaban nubladas, casi como si hubiera droga en su sistema. La sangre había corrido, y cada centímetro de Soojin había sido destruido. Ya no quedaba nada, no había nada ni nadie. Solo ese cuerpo pálido a la espera del amor que jamás fue ni podría ser correspondido.

El amor nace. El amor se cultiva. No puede ser apostado, ni mucho menos comparado. Soojin jamás fue ni sería capaz de entender que más allá de lo que ella creía estar viviendo al lado del amor de su vida eran solamente ilusiones y sueños. Su historia con Shuhua era un espejismo, pero ella jamás podría dejarla ir.

Soojin amaba a Shuhua de la manera más fuerte y enfermiza que alguna vez se había conocido. Era capaz de hacer todo y más por estar en los brazos del amor de su vida tan solo unos segundos, y eso había provocado que cada centímetro de su alma estuviera condenado.

— Espero que la nueva Soojin te haga feliz, porque no hay vuelta atrás.






Final abierto, libre a la interpretación única de cada lector. Pueden insertar aquí sus teorías, recuerden que todas son correctas porque cada quien tiene su manera de interpretar las cosas.

¡Gracias por leer!

𖥔 If I Killed Someone For You ── shujin. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora