El disparo que retumbo en toda la habitación, fue lo que detono las lagrimas que resbalaban sobre mis mejillas, muerto, así era como estaba.
Mi vista se nublo a causa de las lagrimas, los siguientes minutos pasaron sin ningún fragmento de mi atención, las letras de color blanco aparecieron en la pantalla de mi televisión, informando que el episodio acababa de finalizar, me levante del sofá, limpiando las lagrimas que seguían bajando por mis mejillas, me dirigí a cerrar las ventanas, se aproximaba una tormenta, los relámpagos iluminaban el pasillo del departamento, cerré la ventana de la cocina, y tome un vaso de cristal, me dirigí al frigorífico y saque una lata de cerveza, el sonido del metal siendo abierto, y el sonido de el viento chocando contra los arboles era lo único que se escuchaba, serví la cerveza, deposite la lata en el basurero, y aproxime el vaso a mis labios el sabor amargo no se hizo esperar, al igual que el sonido de las gotas contra el vidrio de las ventanas.
Llegue al sofá de nuevo, tome mi celular y comprobé la hora, 3.00AM, había esperado la repetición del final de temporada por dos semanas, y ahora no podía dormir, los relámpagos fueron remplazados por truenos, Edward fue el primero en llegar a mí y acurrucarse sobre mis piernas, un gatito color blanco, con ojos azules, y un carácter huraño, Jacob no tardo, un labrador café, con una actitud juguetona, se acostó junto a mis piernas y recostó su cabeza sobre mis pies, mi madre se había reído de mi cuando le dije los nombres de mis mascotas, tuve una pequeña obsesión con la saga de crepúsculo, que en el fondo jamás supere.
Pase toda la noche cambiando de canal, en ninguno había algo de mi agrado, las horas pasaron, y la llegada del amanecer llego, y con ella el hambre, Jacob llevaba tiempo despierto, pero Edward seguía en la misma posición, con delicadeza lo tome y lo coloque sobre el sofá, me dirigí a la cocina, y prepare el desayuno, tome el plato de Jacob y le proporcione su comida, luego tome el de Edward, abrí la lata de atún para gato, y vacié el contenido en el plato, me senté en la mesa y tome mi celular para revisar los mensajes, luego empecé a comer y dirigí mi mirada hacia mis mascotas, Jacob se veía muy feliz con su comida, pero Edward no estaba, me dirigí hacia la sala pensando que seguiría dormido.
-Carajo- No estaba-Edward...-Comencé a llamarlo.Agache mi cabeza, para observar debajo del sofá, nada, me dirigí a mi habitación, nada, abrí la puerta del baño, vacio.
-Edward...gatito, mish, mish, mish- Comencé a llamarlo- Jacob!-grite, mi perro salió de la cocina- Donde esta Edward?Mi perro me vio, y se dio la vuelta, con rumbo a la cocina, creo que Jacob y Edward no se agradaban tanto.
Pose mi vista en la puerta, lentamente la baje y observe la puerta para gatos, sabia donde estaba.
-Mierda...-corrí hacia la entrada, abrí la puerta, Salí corriendo hacia las gradas que daban acceso a la azotea, abrí la puerta, y lo que observe me dejó en blanco.
La imagen de mi gatito lleno de sangre y un hombre con el mismo estado llenaron mi mirada, el hombre acariciaba a mi gatito, y Edward se veía relajado entre sus brazos, la atención del hombre estaba totalmente dirigida al felino, que ni siquiera noto mi presencia.
-Suelta a mi gato- dije en tono serio, el subió su mirada, su rostro fue todo un poema, en sus ojos se veía sorpresa, miedo, y angustia.
-Lo siento- Dijo con voz entrecortada.
Soltó a un Edward lleno de sangre, que corrió hacia mí, y se restregó en mi pierna, dejando un rastro de sangre.
-Estas bien?- Pregunte dudosa, no se veía en buen estado, asintió no muy seguro- Que haces en la azotea de un edificio?- Tal vez soné muy directa, pero necesitaba respuestas, la azotea del edificio estaba incluida con mi departamento, mi madre pago una buena cantidad de dinero, para que solo yo tuviera acceso a esta, nadie podía subir sin mi autorización, y que un hombre ensangrentado estuviera allí, no era normal.
-Me mandaron a la tierra- Dijo seguro de su respuesta.
Me estaba jugando una mala broma, o estaba drogado, de ninguna manera explicaba su aspecto.
-A la tierra?- Indague, de donde se suponía que venía él, del espacio?, por su estado no era algo extraño.
-Si- Contesto sin un gramo de emoción.
-No importa de dónde vengas, no puedes estar aquí, y menos en ese estado, te llevare al hospital- Dije acercándome a él.
-No- Negó con la cabeza.
-Entiende, no puedes estar así._ Dije señalándolo.- Estas sangrando, puede ser una hemorragia interna, eso podría ser muy grave, estudio medicina, en un órgano vital eso podría ser mortal.- Sentencie con voz profesional.
-Entonces si eres doctora me puedes curar.- Se intento levantar, pero no lo logro.
-Espera, no te esfuerces, eso puede empeorar tus heridas, te llevare a mi departamento, allí podre desinfectar las heridas, luego de eso iremos al hospital.- Dije intentando levantarlo, era pesado, exageradamente pesado, lo logre levantarlo, y pude apreciarlo con mayor detenimiento, era alto, demasiado alto, decir que media dos metros, no era del todo falso.
Sus ojos conectaron con los míos, y analice el color tan increíble que poseían, era un azul brillante, no sabía que tenía de diferentes a los demás, pero había algo magnifico en ellos.
-Bonitos ojos.- Dije saliendo de la azotea.
No contesto, tenía los ojos más bonitos que había visto alguna vez, pero el olor que despedía, era lo más horrible que había sentido, el olor a sangre seca, era devastador, entramos al departamento y Edward venía detrás de nosotros, lo recosté sobre el sofá, y me dirigí al baño por el botiquín de primeros auxilios.
Llegue y me arrodille frente a él, abrí la pequeña caja color blanco y saque el algodón, y el alcohol.
-Esto puede dolerte un poco-Dije antes de pasar el algodón sobre las heridas de su rostro, no se inmuto.- Y dime... porque estabas en la azotea?
-Me caí- Dijo seco.
-Sabes te estoy curando, y deje que entraras a mi casa, y ni siquiera me vas a contestar con la verdad.
-Esa es la verdad, me caí- Sentencio frio.
-Y te caíste... del cielo- Dije con voz confundida.
-Si- Acepto mi afirmación.
Me quede en silencio, me tenía que concentrar en su rostro, que a decir verdad era un rostro muy bello, a pesar de los rastros de sangre, seguí limpiando su rostro, no quería seguir preguntando, posiblemente por las contusiones en la cabeza estaría confundido, o delirando, termine con su rostro, y cuando me levante del sofá, el tomo mi muñeca y tiro de mi, el tacto que ejercía era totalmente frio, el departamento tenia la calefacción prendida, la temperatura que poseía no era normal, y eso me preocupo, podría significar un daño interno.
-Estas muy frio, debemos ir al hospital, si sigues aquí podrías empeorar.- Dije soltándome del tacto frio.
-No, no iremos a ninguna parte.-Dijo con el ceño fruncido, y voz seria.
-Debes hacerme un favor... limpia mis alas.-Se aproximo a mí, y se despojo de su camisa azul, llena de residuos de sangre.
-Estas delirando, debemos llevarte al hospital.- No me sorprendió su comportamiento, en mis practicas había tenido pacientes mucho peores.
Me dio la espalda y a pesar de tener un cuerpo de muerte, me preocupaba, las cicatrices que tenia a los costados, eran cicatrices profundas, me iba acercar a tocar las heridas que adornaban su espalda, cuando añadió.
-Mantén la calma- No entendí el porqué de sus palabras, hasta que de las cicatrices surgían, un brillo anormal, en un parpadeo unas gigantescas alas adornaban su espalda.
-Carajo...-Solté sin más.
Trastabille al intentar alejarme, mis pasos eran lentos y pausados, lo que veía no era posible, no de una forma científica, el volteo lentamente, en su rostro se notaba el dolor, las alas, estaban ensangrentadas, posiblemente estén heridas, mi instinto medico hacia querer acercarme, pero era peligroso, había salido de mi zona de confort.
-Me tienes que ayudar, por favor.-Dijo con la misma mueca de dolor.
Negué con la cabeza, no sabía qué hacer.
-Yo no entiendo... eres un ángel...?-Mi ceño estaba fruncido, ni siquiera sabía que era.
-No-Negó con la cabeza-Yo soy una potestad.