CAPITULO VI

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—¿ibas a salir así?

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—¿ibas a salir así?

Sasha, que había regresado a su lugar en el mueble después de levantarse únicamente para saludar a Ethan, sonrió ante la evidente molestia de la chica.

—Si. Ahora abre la puerta y devuélveme mis llaves.

Sasha no los había visto, pero los había oído perfectamente. Y como no, si la chica inglesa casi había gritado.

Lo que él deducía había pasado era que Ethan entraba justo en el momento que Anne salia. Él verla le dijo que lucía del asco, la chica no contesto y después de unos segundos escucho la puerta cerrarse fuertemente y el ruido de unas llaves sacudirse. Entonces Anne había comenzado a gritar y decirle que le dejara salir. Ethan la había ignorado y había avanzado hasta la sala.

Anne era una histérica, no le quedaban dudas.

Ethan había ignorado a la pelirroja como por tres minutos en los que le dedicó toda su atención a hablar con Sasha.

—Anne, la gente aquí te conoce —dijo Ethan, mirando finalmente a la chica. El tono burlón de Ethan acompañaba su juguetona sonrisa. —, arruinarás mi imagen si alguien te ve así.

—Tengo que estar en Barts —Sasha sonrió al reconocer el lugar donde trabajaba Molly Hooper. —. A las siete.

Ethan se puso serio al oírla.

—No puedes ir así, y lo sabes. A menos que quieras volver a hacer el trabajo sucio por medio semestre.

—Lo sé, lo sé, lo sé —los dedos de Anne no dejaban de moverse, inquietos. Aunque lo peor eran sus ojos, Sasha no soportaba ver como parecía que la chica comenzaría a llorar ahí mismo. —. Y ni siquiera puedo culparte por esto. Deje todo a último momento, incluso Marck me estaba corriendo, pero...

—La camisa es el problema —la interrumpió Sasha, pues no estaba dispuesto a ver como Anne comenzaba a lamentarse. —. Esta arrugada, manchada, mojada, y se ve el color de su sujetador.

Anne se dio cuenta que lo que decía era cierto y tomo lo más rápido que pudo su abrigo y se lo puso encima, sin meter los brazos en el, solo cubriendo su torso. Le dedico una mirada furiosa que Sasha pasó por alto.

—Tienes razón —admitió Ethan. —. Y de suerte para ti, tengo la solución. Ven.

Ambos desaparecieron, aunque no fueron más de tres minutos. Ahora Anne estaba frente a él con una camiseta completamente negra. Tenía que ser de Ethan, pues aunque la usaba por dentro de la falda le quedaba grande.

—te pones el abrigo y listo.

—Es demasiado grueso —intervino Sasha, y Anne le dio la razón. —, tendrá que quitárselo en cuanto llegue a donde sea que va.

Antes de que Ethan hiciera un comentario oportuno, Sasha se quitó la chaqueta que andaba y se la tendió a la inglesa.

Sus ojos parecían inspeccionarlo antes de finalmente tomarla y ponérsela.

Sasha ni siquiera sabía diferenciar si era una chaqueta, un abrigo o una especie de saco, pero era de un negro solido, la tela completamente lisa y ligera, sin solapas o algún diseño extravagante. Era un corte sencillo, que en ella se veía incluso formal.

No era la gran cosa, pero era mejor a como estaba antes.

—Arréglate el moño también.

Anne se limitó a rehacer su peinado. Una ves estuvo lista lanzó su abrigo gris a un lado donde estaba él y reacomodó su mochila.

—Gracias, fisgón.

Con un movimiento de cabeza le indico a Ethan que fuera a abrirle y ella lo siguió. Antes de que ella desapareciera de su vista, Sasha le hablo, de manera fuerte para asegurarse de que ella, y tal vez Ethan, lo escucharán.

—Espero que me lo devuelvas, escritora estúpida. 

Teoría De La Generación EspontáneaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora