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Lunes, 4 de Abril de 2038, 15:27 PM.

—¿Como estás hoy, Sam? – Preguntó un hombre algo robusto que tomó un bolígrafo y un anotador, esperando la respuesta del joven que tenía en frente suya.
—¿Cual es el sentido de tu pregunta? – Dijo Sam de forma algo fría e indiferente. No le agradaba su psicólogo. —¿Qué pretendes descubrir con ella? – Miró al robusto hombre con canas, como si él fuese el culpable de todas sus miserias.

El doctor Howard se acomodó sus lentes. Sin duda; Sam era el paciente más difícil que había tenido jamás. Quiero decir, ¿Cómo progresas con un paciente que te ve como una amenaza?

—Solo quería saber como te sentías hoy y-
—¿Sentirme respecto a qué? –

Sam pensaba que lo sabía todo. Él pensaba que sabía exactamente a donde quería llegar ese hombre canoso con su pregunta. Él "sabía" que Howard quería saber cómo estaba conviviendo con su condición. Oh, su puta condición.

—¿Has tenido algún problema con tu d-
—Ya le dije en el pasado que yo estoy bien. Debería dejar de intentar cosas. A usted solo le están pagando para hacerme decir lo que ellos quieren oír. Despierte de una vez, señor Howard. – Habló Seymour con crueldad. Su doctor se quedó helado.

[🕐]

Lunes, 4 de Abril de 2038, 16:00 PM.

Sam entró a aquel lujoso auto, cerrando la puerta con rabia. Connor, quien estaba sentado en los asientos de adelante , miró al joven rubio por el espejo retrovisor. Se notaba en su expresión que estaba molesto. Cosa usual, ya que varias veces Sam había expresado cómo odiaba al "gordo viejo" de su terapeuta. Aún así, Connor tenía una estricta orden de los padres del muchacho, la cual consistía en que el chico no debía por ningún motivo dejar sus sesiones con su terapeuta.

—Connor. ¿Te parece si vamos a un cafe? Tengo mucha hambre ahora mismo. – Dijo Sam mientras soltaba un suspiro de cansancio al terminar de hablar.

—De acuerdo, joven Seymour. – Dijo el androide con su característico tono robótico, a la par que configuraba el vehículo para dirigirse a un buen cafe.

[💙]

Lunes, 4 de Abril de 2038, 16:20 PM

El clima frío característico de abril provocaba que la nariz del rubio se tornara levemente de un rojo suave. Aún habiendo lugar de sobra dentro del local, Seymour prefirió sentarse en una de las mesas de afuera, aún cuando el frío gritaba "Aléjate" con sus 10°c de frío.

Sam observaba sus alrededores mientras bebía un largo sorbo de su café. Soltó un suspiro como si estuviera cansado de todo, y luego sus ojos verdes se posaron en su androide, quien lo miraba como si estuviera hipnotizado por las silenciosas acciones del rubio. Sam sonrió levemente.

—No creo que debamos estar afuera con este clima, joven Seymour. – La sonrisa del mencionado se desvaneció —Podría enfermarse, y las probabilidades de lluvia son demasiado altas. Deberíamos cambiar de mesa y escoger una que esté dentro del local. – Dijo Connor mientras observaba algo preocupado la expresión de molestia del rubio. ¿Había dicho algo malo? ¿Por qué de repente el oji-verde estaba molesto con él?

—Tú sabes que yo disfruto mucho los climas fríos, Connor. – Habló el joven mientras bajaba su taza de café que paulatinamente se iba enfriando gracias al ya mencionado clima. —¿No crees que no tendría nada de sentido quedarme dentro todo el tiempo? – Connor se quedó perplejo unos segundos, mientras pensaba una respuesta adecuada. Estaba a punto de responder, hasta que vió como el pálido joven fijaba su vista en algo que, por lo pronto parecía estar detrás de él. Decidió voltear, pensando que quizás podría sacarle tema de conversación acerca de lo que sea que estuviese mirando.

Pudo alcanzar a ver una especie de protesta de personas quienes estaban evidentemente en contra de los androides. En ese momento supo que seguramente el joven rubio haría una pregunta para la cual seguramente él no tendría respuesta. Volteó nuevamente, para encontrarse que Sam estaba mirándolo fijamente con sus ojos. Un par de esmeraldas que, ahora que se ponía a mirarlos con atención, consideraba que los ojos del joven eran muy bellos.

—Connor... Encanto.. Si tuvieras la oportunidad, ¿Estarías en una relación con un humano? – Preguntó Seymour con aires de curiosidad, aún "sabiendo" la gran probabilidad de que Connor le responda como un androide obediente y no como un androide con aires divergentes.

—Pues, nosotros dos estamos en una relación amistosa de androide-humano, ¿Verdad? – Dijo el castaño con unos aires de inocencia que hicieron reír al joven de piel pálida. RK800 inclinó la cabeza levemente confundido. —Me refería a una relación amorosa, Connor. – Dijo el rubio mientras tomaba su taza de café nuevamente y bebía un largo sorbo mientras mantenía su mirada esmeralda fija en los ojos marrones de su androide, quien procesaba una respuesta adecuada.

—Los androides no estamos programados para sentir. No sería sano para una persona estar en una relación amorosa con un androide. – Contestó el oji-marrón, pensando que por primera vez le había dado una respuesta satisfactoria al rubio.

—Por supuesto, pero esa es información muy técnica. Lo que yo pregunté fue si tú estarías en una relación amorosa con un humano. – Aclaró el joven Seymour.

Connor se quedó pensando un rato. Rato que utilizó para apreciar mejor la extraña belleza del muchacho que tomaba café esperando una respuesta. El androide imaginaba que los labios del chico eran suaves y cálidos, y que su cabello era suave como el algodón. Pensó, ¿Como se sentiría abrazarlo? ¿Como se sentiría estar recostado junto a él, mientras charlaban como lo estaban haciendo en ese preciso instante?
Su led pasó de azul cielo, a amarillo intenso.
Algo en él estaba mal. Algo estaba fallando en su software. Por algún motivo no podía pensar más que en la rara belleza del muchacho, y la rara tranquilidad que le provocaba ver como pestañaba con lentitud, como si estuviera somnoliento.

—¿Connor? – Seymour lo sacó de sus pensamientos. Lo que lo hizo darse cuenta que, oh, no otra vez. No tenía respuesta para su pregunta.
—No, joven Seymour... no lo sé.. Lamento no cumplir con sus expectativas. – Esta vez, el androide de tez pálida no desvió la mirada, pudiendo observar la expresión curiosa del muchacho. Su Led seguía amarillo, lo que hizo que fuese distinguible por el rubio, como cualquier color cálido entre tantos colores fríos generados por el helado clima.

—Vamos a casa, encanto... – Dijo Sam, a lo que Connor asintió y le hacía una seña al mesero para pedirle la cuenta.

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1062 palabras

Preguntas. - Connor x Male!Reader. -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora