Amo

Otra muerte

Cuando Gideon leyó la carta de Dipper salió rápido de su oficina y se marchó a su casa.

Cuando llegó al pueblo de Gravityfalls le informaron de la "novedad" y le enseñaron un periódico con un gran titular.

"Se encuentra muerto al joven Dipper Pines al pie de una colina, se dice que fue él quien se lanzó -no hay testigos- "

Esto de bastó a nuestro albino, llorando desconsoladamente llegó a el ahora lugar del entierro de Dip.

Al llegar al cementerio vio a Mabel llorando desconsoladamente sobre una tumba la cual seria la de Dipper, Pacífica estaba con ella, de hecho todo el pueblo estaba allí; Gideon caminó en silencio hasta la tumba del castaño, nadie decía nada solo le daban paso mirándolo tristes pero enojados, era bien sabido lo que ocurría en las paredes de la mansión Alegría.

Pacífica le susurró a Mabel quien levanto la mirada para ver a Gideon, fruncio su ceño, se acercó al albino y con todas sus fuerzas gritó.

—¡¡¡TÚ TIENES LA CULPA, GIDEON!!! ¡¡¡¿¿CÓMO PUDISTE HACERLE ESO A DIPPER??!!! —era obvio que la castaña ya sabía lo que le pasó a su hermano.

Gideon no dijo nada se acercó a la tumba de Dipper, lo vio vestido con un lindo traje negro que resaltaba su pálida y blanca piel.

Suspiró y besó su boca. Estaba fría, un frío que nunca sintió al besar a Dipper.

Caminó de regresó a su auto, Mabel lo esperaba junto con un grupo de camarógrafos y él sabía para qué.

—¡Oh! ¡Gideon, los traje a ellos para que confesaras lo que tú le hiciste a Dipper! —exclamó Mabel con una sonrisa sínica en su rostro.

—¡¿Es eso cierto?! ¡¿Qué tiene que decir contra eso?! ¡¿Gideon, es cierto que le era infiel a su esposo?! —eran unas de muchas preguntas que dirigían hacía el albino.

—Sí, le fui infiel, lo golpeaba y maltrataba. Llegué a decirle que se muriera... Por eso... —todos estaban desconcertados, deseaba ir a prisión.

Gideon sacó un arma de su bolsillo y se la entregó a Mabel, esta la agarró con miedo, él guió su mano con el arma hasta su cabeza.

—Disparame, aquí enfrente de éstos periodistas no te odiare; no será homicidio, cumplirás mi deseo... —vio como la castaña lloraba pero asintió, el agarre al arma se hizo más fuerte.

Apuntó y jaló el gatillo.

Un cuerpo cayó al suelo bruscamente, ella lloró y él sólo sonrió. Elevó su mano a la mejilla contraria y la acarició.

—Tal ves en el más allá pueda remediar mis errores... —su mano cayó al suelo y él cerró los ojos.

Poco a poco todo el pueblo llegó; Mabel limpió sus lágrimas, se levantó del suelo, arreglo su ropa y ordenó:

—Entierren lo junto a su esposo... —todos obedecieron.

Y ése día la muerte se llevó a dos almas, una muy pura cubierta de un engaño y otra cegada por la oscuridad y celos pero con buenas intenciones.

“Una promesa que es rota no tiene validación. Un alma que es juzgada injustamente obtiene el perdón.”