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La Luna estaba a todo su esplendor como en las otras noches, iluminando las calles desoladas del pueblo de Karmaland.
Los habitantes estaban plácidamente dormidos en sus camas, descansando sus cuerpos para el siguiente día de trabajo, en donde gastarían todas sus energías en ello. Y a estás horas, uno de nuestros héroes estaba teniendo una pesadilla desagradable, logrando atormentar a su cabeza en lo más profundo.
A los pocos minutos se levantó de golpe, sudando y con el corazón latiendo a mil. Paso su mano por su frente, intentando limpiar las gotas de sudor que bajaban hasta su barbilla. Suspiró, observando desde su ventana como la Luna estaba acompañada de las estrellas brillantes que decoraban el cielo nocturno, ya era su décima vez teniendo pesadillas de ese estilo y a su cuerpo no le favorecía esas pocas horas de sueño.
Volviendo a suspirar, salió de la cama para ir a buscar un vaso de leche en la cocina, tal vez y así se dormía una vez por todas. Pero se equivocó, incluso después de beber la leche del vaso, su cerebro le prohibía pegar un ojo esa misma noche.
─ Me cagó en mis muertos ─ Revolvió sus cabellos con rabia, yendo a sentarse al sofá de su sala, y por lo menos esperar hasta que su cuerpo le agarre el sueño otra vez.
Las horas pasaron y pasaron, y ya no eran las dos de la mañana, su reloj marcaba las cinco de la mañana en punto y su cuerpo aún no tenía las ganas de irse a dormir y dejar de molestar. Tapó sus ojos con su antebrazo, completamente estresado y con ganas de pegarse un tiro en la cabeza. De repente su celular empieza a sonar, asustándole un poco antes de ver quien le llamaba a esas horas.
"Fargan"
Ese nombre aparecía reluciente en su pantalla y con tranquilidad contestó.
─ Buenas Fargan, ¿qué sucede? ─ Preguntó, acostándose en el sofá con calma.
─ Hombre Alesby─ Se escuchó desde la otra línea, sonriendo un poco por como el fanático de búhos decía su nombre con la "s" en vez de la "x". ─ La verdad nada en especial, estaba aburrido y no lograba dormir, aparte quería hablar con alguien sobre las teorías locas que tengo a estas horas ─ Finalizó, esperando escuchar una respuesta de su parte.
─ ¿Y viniste a llamarme a mi? ─ Fargan asintió ante la pregunta, sacándole una risa al pelinegro. ─ Bien, bien, y dime; ¿cuál es tu teoría loca ahora mismo?
─ Bueno, hay una que siempre me atormenta la cabeza y es que puede que alguien nos esté vigilando las 24hs de los siete días de la semana. Es por eso que a veces sentimos la mirada de alguien y cuando nos damos la vuelta no hay ni un alma viva. ─ La llamada quedó en completo silencio ante lo dicho por el castaño.
─ Hombre... ─ Dijo Alexby ─ ¿Necesitas ayuda psicológica o algo? Porque eso sí es para dejarme pensando. ─ Enunció, mientras se escuchaba desde la otra línea como el mayor reía y negaba la pregunta formulada.
