Cartas sin entregar

Por pensarte una vez más

Hola

¿Cómo estás?, Espero que bien, ¿Te acuerdas de mí?, quizá no, quizá solo fui un evento pasajero en tu vida, algo sin importancia y que no vale la pena recordar, pero aun así me gustaría ser directa, aunque no sepa por dónde comenzar...

Debo confesarte algo, hace aproximadamente 7 años te conocí, la primera vez que te vi no pensé que terminaría de esta manera, la primera vez que te vi ni siquiera pensé que nacería una historia. La verdad no fue intencional, cuando me di cuenta ya era demasiado tarde, no había marcha atrás, me sentía feliz y a la vez estaba mal, no lo pude controlar, me disculpo por errar.

Aún después de tantos años, hay días en los que pienso en ti, hoy es uno de esos días, y no me pude controlar, te quise escribir, quise confesar, quise pensar que lo que hice no estaba mal. Por asares del destino te volví a encontrar, te veías feliz, cumpliendo tus metas, te escuché soñar, y una vez más los recuerdos volvieron a llegar, aquellos momentos mágicos los disfruté de verdad, lástima que solo fueron una ilusión irreal.

¿Alguna vez tuviste por mi algún sentimiento sincero?, esa pregunta se forma en mi cabeza cada vez que te pienso, ¿Fingiste solo para no quedar mal?, esas preguntas sin respuesta me hacen sentir fatal, pero no te puedo culpar, yo también fallé, yo tampoco pude contestar.

Nunca busqué algo más, por lo que nunca sentí necesario confesar, pero creo que es momento de que te enteres de la verdad... Me gustas, o bueno, lo hiciste años atrás, me gustaste desde aquel momento en que, en una fiesta, me abrazaste y no me quisiste dejar, era el momento de partir, pero me hiciste quedar un poco más.

Después, poco a poco, me hice consiente de mis sentimientos, los abrazos cálidos y espontáneos me hacían delirar, y no te miento cuando te digo que ese primer año mi corazón se sentía lleno, no necesitaba nada más.

El amor que le tenías a esa vieja guitarra me hacía admirarte más, la pasión que desprendías al tocar me hacía soñar, las yemas de tus delgados dedos, al rozar las cuerdas, me cautivaban sin parar, y el brillo de tus ojos, al escucharla sonar, me hacía desear la eternidad, y cada vez que te veía, el sentimiento volvía a emanar.

Pero luego llegaba a mi mente esa palabra que me heria más que mil balas, "Familia", no me gustaba escuchar, no me gustaba hacerle eso a tus papás, aquellos en los que encontré un segundo hogar, aquellos que me acogieron sin dudar, a tu hermano, un gran amigo en verdad, así no les quería pagar, mi frágil corazón no lo podía soportar.

¿Una "hermana menor" realmente me llegaste a considerar?, no lo creo, no lo quiero, prefiero tu indiferencia a que la llaga más profundo llegue a estar, prefiero el olvido a que termine tu bondad, prefiero ser un fantasma en tu vida a un mal recuerdo dejar, porque todo terminó cuando comenzamos a cambiar, cuando llegó mi pubertad, cuando buscaste libertad, cuando mi voz dejó de emanar, cuando tu guitarra diferente empezó a sonar, cuando de la nada remplazamos el cariño con frialdad.

Porque, aunque no me enamoré, esa admiración me hizo dudar, y me vi añorando los días de antaño, los días de felicidad, cuando inconscientes de todo lo que iba a pasar, nos presentaron, cuando con un beso en la mejilla te pude saludar, y no me dolía pensar, que, la verdadera despedida pronto iba a llegar...

Mantente sano, cuida a tus padres y a tu hermano; desde las sombras, y de vez en cuando, me mantendré al tanto, no seguiré molestando, pero porque fuiste importante en mi vida te pensaré sin dudarlo, y aunque quizá, poco a poco te vaya olvidando, en mi corazón tienes tu espacio, nadie más puede ocuparlo, pero no intentes reclamarlo, no queremos agrandarlo :).

-MRM

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