LA POLLADA

1.

Perú se encontraba en su casa cocinando animadamente. Todo iba bien hasta que se dio cuenta de algo.

—Mierda, no hay suficientes presas —contó las piezas de pollo que sacó del refrigerador.

El pollo de la semana se había agotado rápidamente.

—Bueno, a Callao le tocará la rabadilla pe' —no se hizo problemas y continuó.

Hoy iba a preparar solo sopa con papa, porque ya se habían acabado los fideos.

—Mamá —una joven entraba a la cocina —ya está todo tus documentos listos para la reunión del viernes —le informó mientras se acercaba.

—Gracias cariño —le dijo Perú mientras movía la sopa —la comida ya va a estar lista no te vayas a ir.

—¿Que estás cocinando? —preguntó Lima curiosa mientras observaba la olla.

—Una rica sopa de pollo.

Lima se desanimó mientras veía el líquido amarillo empezando a burbujear.

—Otra vez, pero ya hiciste sopa —no pudo evitar quejarse.

—A ver, estoy haciendo sopa porque es lo único que puedo hacer con lo que tengo.

—Pero...

—Y si no te gusta no comas, estoy segura que a Venezuela le gustará doble ración —Perú estaba cansada de las quejas de Lima.

Lima solo suspiró mientras sacaba su celular para escribir en su estado.

"Día 11:

Otra vez comiendo agua. 😥

Vamos a ver si la dieta de sopa funciona.

PD: Publicaré los resultados terminando la semana."

—Hola vieja, que hay de tragar —gritó entrando un chico.

—Vieja tu ropa —Perú estaba acostumbrada al maleducado de su provincia constitucional.

—Hay sopa —le dijo su hermana sin despegar su vista de su celular.

—¿De nuevo?, no pe' viejita como vas a hacer sopa seguido y ¡en verano!

—Le dije lo mismo —murmuró la limeña.

Perú apagó la cocina mientras se volteaba para mirar a sus dos hijos.

—Miren chibolos, si quieren no coman, no voy a obligarlos —Perú se quitó el delantal.

—Bien, me empezaba a... —Lima habló demasiado pronto.

—Eso sí, ya no voy a cocinar si desprecian mi comida, a ver quién les prepara algo par de vagos.

—Ya te dije que la sopa caliente se come mejor en verano —Callao decidió actuar rápido.

Todavía recuerda cuando tuvo que comer combinado de tres soles en la tía veneno por una semana después de haber dicho que el olluquito estaba feo.

Nunca insultes una comida tradicional, mucho menos si tu madre era orgullosa con su gastronomía.

—La- las sopas no engordan —agregó nerviosa la capital peruana.

Lima era consciente que no era la mejor cocinando después de intoxicar a sus hermanos cuando intentó preparar algo más elaborado que ceviche.

Arequipa aún juraba venganza después de vomitar sobre Piura.