II

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Avanzamos durante unas calles, estas ya no brillaban a la luz de la luna llena, ahora eran oscuras, frias, llenas de neblina esto debido a la lluvia que llevaba horas cayendo.
Después de varios minutos manejando decidí hablar.
-¿Hace cuánto que conocías a tu marido? -dije tratando de romper el hielo.
-Lo conocía desde los 17 años, íbamos en la misma escuela aunque en diferente salón, comenzamos a hablar por los recreos y después de medio año de hablar diario nos hicimos pareja. Después cuando salimos de la preparatoria nos mudamos a la cuidad y rentamos un departamento para continuar nuestros estudios, al principio a nuestras familias no les pareció la idea pero al final estuvieron de acuerdo.
-¿Cuándo comenzó su fanatismo con los acertijos? -dije tratando de continuar con la plática.
-Desde el último año de la preparatoria, ahí comenzó -dijo con una pequeña sonrisa.
-¿Qué más puedo saber? -pregunté.
-Hace dos años le detectaron una enfermedad... prefiero no decir que enfermedad, duró batallando con ella durante los dos años hasta hace apenas dos semanas que falleció.
Ese último comentario me incomodó, normalmente tenía este tipo de casos pero por algún motivo que desconozco me sentía algo triste.
Silencio.
No sabía exactamente qué decir, sentía que se decía algo podría perjudicar a Emmely.
-Gire a la derecha -dijo finalmente después de pasar varias calles-. Vivo en esa calle.
-De acuerdo -dije-. ¿Cuál de todas es?
-La de dos pisos que está por ahí -señaló con el dedo la casa-. Puede dejar su carro en la cochera.
Era una casa muy bonita, de madera, pintada de color blanco y los detalles café, un pequeño jardín cercado por vallas igual de madera.
Dejamos el auto en la cochera y entramos a la casa, la primera habitación en la que aparecemos era la lavandería, era ligeramente grande, tenía varias lavadoras, repisas con jabón y demás artículos de limpieza, en la orilla se podía ver la puerta que se diría al sótano.
-Es por aquí -dijo ella-. La habitación está en el segundo piso.
-Voy detrás de usted -dije mientras la seguia.
Continuamos caminando por la siguiente habitación; era la sala, entramos por un lateral, estaban dos sofás en el centro con una mesa de centro y en frente de ellos el televisor de pantalla plana, pude notar también que ahí se encontraba la entrada principal de la casa, pues cerca de la puerta había un pequeño perchero con sacos y sombreros y del otro lado colgadas de la pared estaban unas llaves, del otro lateral había otra puerta que supuse era el comedor pues no estaba totalmente cerrada y pude notar una mesa con sillas alrededory una cesta de frutas en el centro.
-Vayamos por aquí -dijo Emmely señalando unas escaleras en la parte trasera de la sala.
-De acuerdo -dije.
Subimos las escaleras y llegamos al pasillo del segundo piso, estaba oscuro, no podía ver nada, solo al final logré ver una luz proveniente de una habitación.
-Ahí está la habitación -dijo señalando la luz del fondo.
-Vamos para allá -dije.
Llegamos a la habitación,  era relativamente pequeña, era una cama matrimonial, a lado de ella un tocador lleno de maquillaje y perfumes y en el fondo un pequeño baño, no tuve tiempo de analizar bien la habitación, lo único que me importaba en ese momento era encontrar algún tipo de pista que existiera.
-¿Crees que pueda analizar la cama? -dije.
-Claro, ¿necesita que me salga de la habitación? -preguntó.
-No es necesario, puede serme de ayuda.
Me coloqué unos guantes de látex, comencé a analizar las almohadas, las fundas, el relleno y nada, le pedí a Emmely que se colocara unos guantes y colocara las almohadas de manera ordenada un una mesa o en algo similar; continué con las cobijas pero Emmely me dijo que había cambiado las cobijas después del fallecimiento de su marido, por lo tanto era imposible que existiera algo en ellas, finalmente analicé el colchón, no había rastros de alguna abertura o ruptura donde se pudiera esconder algo, quité el colchón y analicé finalmente la estructura de madera pero nada, solo se notaba que tenía bastante años pero nada de importancia.
-Es momento de utilizar la luz ultravioleta -dije-. ¿Crees que puedas ir por mi portafolio en el auto?
-Claro, en un momento regreso -dijo Emmely.
Salí al pasillo y noté que las almohadas y cobijas estaban sobre una mesa que colocó Emmely.
-Aqui tienes -dijo mientras me daba el portafolio.
-Gracias.
Abrí el portafolio y saqué mi lámpara de luz ultravioleta, la encendí.
-Necesito que apagues las luces.
Pase la luz por las almohadas y las cobijas pero nada extraño pasó, ningún mensaje o algo parecido. Entré a la habitación y pasé la luz por el colchón; ahí estaba.
-¡Emmely! -grité-. Aquí está.
Emmely entró a la habitación y sonrió.
En efecto la pequeña posible pista que Emmely me dio en mi oficina sirvió muy bien, estaba una paso más cerca del cofre.
-Lograste descifrar el primero de los tres acertijos -comencé a leer lo que estaba escrito en el colchón-. Ahora prepárate para el segundo: "-.. . - .-. ... / -.. . / .-.. .- / .-.. .- ...- .- -.. --- .-. .- .-.-."
-¿Qué es eso? -preguntó Emmely muy desconcertada.
Tardé varios segundos en entenderlo.
-¡Es Morse! -grité cuando me percaté de ello-. Es demasiado fácil.
-¿Sabes leer Morse? -dudó.
-¡Claro que sé! -dije algo ofendido.
-Perdón, solo quería asegurarme.
Busqué en los bolsillos de mi saco y saqué una hoja de papel, comencé a escribir las letras del abecedario y a lado su representación en morse.
-Toma, trata de hacerlo tú misma -le di la hoja-. Las diagonales significan un espacio entre letras.
Yo ya había descubierto el mensaje pero Emmely se dilató un poco.
-¡Lo tengo! -dijo después de varios minutos-. ¡Vamos!
Antes de darme cuenta Emmely bajó deprisa por las escaleras mientras gritaba llena de emoción, yo guardé mis cosas en el portafolio y después bajé.
Mientras bajaba las escaleras noté que Emmely tiró el papel donde le escribí el abecedario, lo recogí y pude leer lo que había escrito; "detrás de la lavadora".
Llegué a la lavandería.
-¡Tardaste demasiado! -me gritó-. Ayúdame a mover esta lavadora.
-¿Cómo sabes que es esa? -pregunté.
-Esta era la única lavadora que él utilizaba, las otras no le gustaba porque según él dañaba su ropa -dijo.
Por algún motivo eso tuvo sentido para mí, así que le ayudé a moverla.
En efecto, la pista estaba ahí.
-Fue demasiado fácil -dije.
-Si, supongo que tienes razón.
-Para Emmely y Sr. B... -comencé a leer pero me quedé helado.
Emmely continuó.
-Emmely, la puesta final es para ti -siguió leyendo-. "A nuestra visita llevarás donde solíamos platicar para así encontrar la pista final."
A pesar de que Emmely estaba leyendo no la escuchaba, me sorprendió el hecho de que su marido sabía que yo estaría ahí, ¿cómo era que sabía eso?, ¿se supone que yo estaba desde el principio en sus planes?
Regresé a la realidad gracias a que Emmely me dio un golpe.
-¿Perdón? -dije.
-¿Tú que opinas? -dijo.
-¿Donde solían platicar tú esposo y tú? -pregunté.
-Casi siempre lo hacíamos en la sala.
Avanzamos a los sofás de la sala y nos sentamos en ellos, pero no había nada raro.
-Debe haber otra pista por aquí. -dije.
Saqué mi libreta y lapiz del saco y traté de apuntar algo que me sirviera pero mi lápiz cayó al suelo.
Al tratar de levantarlo noté algo raro, una tabla del piso estaba floja y parecía que algo estaba escondido ahí dentro.

Mr. BDonde viven las historias. Descúbrelo ahora