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SCORPIUS ESTABA NERVIOSO. Bastante normal, considerando que esa noche cantaría frente a un público bastante grande y, aunque no era la primera vez que lo hacía, sentía que la canción que tocaría esa vez era lo mismo que desnudarse enfrente de medio cuerpo estudiantil.

Hogsmeade se había remodelado bastante en los últimos treinta años, al igual que el mundo mágico en general, pero las tiendas del pueblito se habían modernizado y a pesar de que seguía siendo únicamente de población mágica, la influencia muggle después de la Segunda Guerra era bastante notoria. Como ese pequeño bar con escenario y karaoke de viernes por la noche, en el que si decías que tenías diecisiete y le mostrabas un reloj en la muñeca al bartender, te daba alcohol.
Scorpius había empezado a ir dos semanas después de las vacaciones de Navidad, dos semanas después de lo de Albus.

Se deslizó de sus sábanas, tratando de hacer el menor ruido posible para no despertar a sus compañeros de cuarto. Se había acostado con la ropa que usaría esa noche, así que sólo se calzó los zapatos, tomó el estuche de su guitarra y se dirigió hacia la salida, no sin antes revisar que las cortinas de las camas de sus compañeros estén todas perfectamente cerradas para que no lo vieran salir. Suspiró cuando vio que así era y subió las escaleras del cuarto de varones hasta la sala común de Slytherin.
Iba bastante tranquilo, no había señales de nada extraño a la vista en la sala común, así que se dirigió a la salida sin más, pero justo antes de salir a la mazmorra se chocó con alguien de frente.

-¿A dónde vas?

-¡La que te parió, Potter! ¡casi me matas de un susto, animal! -le gritó en susurros al chico frente a él, olvidándose por un momento que no se dirigía de esa manera hacia él desde hacía casi dos meses. Los ojos verdes de Albus lo miraron sorprendidos por un momento, pero no tardó en sonreír divertido y Scorpius sólo quería maldecir a todos sus ancestros y su descendencia.

-¿Lo siento? -intentó, el rubio rodó los ojos y trató de rodearlo para seguir su camino, pero el azabache se lo impidió-. No has respondido mi pregunta.

-Iré a dar un... -respondió casi inmediatamente, pero pareció pensárselo un poco y endureció su expresión-. No tengo que darte explicaciones, tú también vienes de afuera.

-Vengo de Gryffindor. -le dijo, como si dando una explicación, el otro le diría lo que iba a hacer.

Claro, pensó amargamente Scorpius, Gryffindor.

-Pues bien por ti, por cierto, invítame a la boda con tu chica luego, siempre hay una excusa para mostrar mis modales. -le contestó, con el sarcasmo destilando en casa palabra. Albus pareció no notarlo, porque rodó los ojos y volvió a exigirle una explicación.

-Vamos Scorp, ¿irás a dar un paseo, puedo ir contigo? -el rubio se detuvo al escuchar ese apodo, Albus no lo llamaba así desde hacía meses y le hirvió la sangre que lo usara para sacarle información.

-Sí, iré a dar un paseo, pero no quiero que me acompañes. Vete a dormir, seguro vienes cansado de la visita a tu novia-los ojos verdes del que alguna vez fue su mejor amigo parecieron tristes por un momento, pero el sonrojo en sus mejillas hizo que Scorpius confirmara el pensamiento de lo que había estado haciendo su amigo. Suspiró pesadamente y volvió a intentar rodear al chico- Albus, muévete.

-Scorpius, yo no...

-¡Qué te muevas, joder! -le espetó, tal vez un poco más fuerte de lo que debería. Evitó mirarlo a la cara, bastante fácilmente considerando que era más bajo que el azabache y lo empujó a un lado para poder pasar.

-¿Dar un paseo con la guitarra? -escuchó que Albus le decía con voz triste, pero Scorpius lo ignoró, caminando con prisa para evitar volver atrás y decirle que lo sentía.

heather ✓ [scorbus]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora