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El castaño se encontraba durmiendo comodamente hasta que un un par de golpes en la puerta lo despertarón, miró la hora en su celular y confundido por la hora que era bajó al salón, pensó que su mamá deberia de haber sido la que abra pero ni siquiera se habia percatado de aquellos golpes, quizo ignorarlos pero al ver que estos no paraban decidió abrir.

-¿Quién toca a estas horas tio?- dijo algo molesto, pero su expreción cambió al ver a la persona que se hallaba ahi -¿Samu? ¿Qué haces aqui?-

-Rub... ¿Podemos ir a dar una vuelta por el pueblo?- pidió el pelinegro con una sonrisa debil.

-Cariño... son las 2 de la madrugada-

-Lo sé pero lo necesito- suplicó sin despegar la mirada del piso.

-Esta bien vamos-

Ambos comenzarón a caminar por el pueblo sin rumbo alguno seguro solo estaban dando vueltas, ambos guardaban silencio, hasta que el menor decidió romperlo.

-¿Por qué no estas durmiendo?- preguntó.

-No quiero estar en el castillo-

-¿Por qué? ¿todo bien?- la preocupación comenzaba a entrar en el castaño.

El principe se quedó callado y el castaño lo entendió de igual forma tendría que decirle el por que tarde o temprano.

Se sentaron en una pequeña colina a admirar las estrellas, de nuevo estaban en un silencio comodo.

-Les conté a mis padres sobre nosotros y que somos pareja- soltó el azabache de una vez por todas.

-¿Si? Y ¿qué te dijeron?- preguntó el de ojos verdes aunque comenzaba a darse una idea de lo que habia pasado.

-Mi madre me dijo que estaba bien y que eras una buena persona-

-¿Y tu padre?-

El principe volvió aquedarse callado durante unos segundos pues no hallaba las palabras correctas.

-Se enojó-

-Hablas en serio?-

-Me dijo que... no queria que su hijo fuera... gay- dijo comenzando a soltar pequeñas lagrimas.

-¿Por qué no pueden parar los problemas?- preguntó el castaño en un susurro casi inaudible -¿Crees que haga algo?-

-No lo sé... pero de igual forma si quiere intentar separarme de ti no lo dejaré- dijo el ojimorado volteando su vista hacia el contrario y sonriendole calidamente -y si hace falta me voy contigo a Colombia-

El castaño rió ante cu comentario, ambos devolvieron su vista hacia las estrellas admirando el hermoso paisaje.

-No quieres volver al castillo ¿Cierto?- preguntó el menor.

-No-

-Puedes quedarte en mi casa si quieres-

-¿En serio? Gracias-

Ambos se pararon y dirigieron hacia la casa del castaño, para su suerte la mamá de este seguia dormida asi que se rescostaron en la cama del menor tratando conciliar el sueño.

-Mi mamá también sabe de lo nuestro- confesó el ojiverde.

-¿nos aceptó?- preguntó el mayor cruzando los dedos pues no queria que alguien más no aceptara su relación.

-Si-

Aquello alivió al principe haciendo que este pudiese respirar de nuevo.

-que bueno... mi suegra si será buena-

AMBICIOSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora