Una vida

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Miré
Como siempre pestañeando miré a mi alrededor, me encontraba en una casa oscura la cual sentía que había conocido antes.
Estaba sentada en una cama y decidí seguir caminando sin rumbo, no era una casa, era una mansión muy grande a mí parecer nunca viví en un lugar tan grande...saben no recuerdo donde he vivido.
Gael! -Grité-
El único nombre que recordaba, aparte del mío Claudia.
Gael, ese chico me tomó de la mano, no
alcancé a mirarle el rostro pero me llevó de la mano todo el tiempo por un pasadizo cada vez más oscuro y no tenía necesidad de soltarle.
Él me soltó en unos instantes supuse que dijo algo pero no fue así no le escuchaba.
-Gael ¿por qué has dejado de amarme?-
Lo vi, vi su rostro, recordaba sus ojos azules como un cielo tranquilo, un lugar para relajarse.
Gael...

Aparecí en la puerta, fuera de la mansión, que recuerdo más absurdo acabo de tener sobre Gael, nunca me amó realmente, si lo hubiera hecho estaría aquí, conmigo.

Me encontraba regando las plantas, desde esta perspectiva, la edificación es hermosa pero todo lo hermoso siempre se acaba es algo subjetivo, estético y creo que es mejor enamorarse de algo que tenga vida, y mi estimada vecina no tenía ni idea de lo que es la palabra vida y no porque era una gótica como yo sino porque le encantaba hacerme sentir mal, me odiaba, le encantaba matar a todo tipo de animal como las perfectas lagartijas y ranas que se atesoraban en su jardín, aún así no me quejaba nosotros teníamos un gato tan inteligente que no podría describirselos también era negro como mi vestido pero os digo bien que eso no da mala suerte.
Está supuesta vecina cada noche veía desde su ventana a nuestra habitación y lanzaba una especie de semillas pero no lograba dañar mis rosas.

Bueno iré adentro...

Srta. GothermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora