greek god

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Jeon Jungkook o como lo conocen en la universidad: Dios griego. Yo le doy un apodo diferente en mi cabeza: Maldito Dios imbécil griego. Es un poco largo pero resume las dos cosas principales que siento por el chico de 23 años que está sentado en las mesas del comedor con su comidilla de amigos idiotas y acaba de clavar su mirada en mí para darme una de esas sonrisas socarronas que tanto detesto a veces y en muy pocas oportunidades me gusta.

Todavía no puedo creer que ambos estudiemos lo mismo.

— ¡Park Jimin! —mi mejor amigo Kim Taehyung me sacó de mis oscuros y rencorosos pensamientos cuando golpeó la mesa con su libro de historia del arte tan fuerte que me hizo dar un leve respingo.

Pude ver por el rabillo del ojo que el idiota de Jeon rió por lo bajo y luego volvió a la conversación animada que tenía con Jung Hoseok, su mejor amigo y principal molestia cuando se trata de hacerme la vida de cuadritos.

— ¿Por qué tienes que provocarme un infarto a mis 25, Tae? —dije llevándome una mano al pecho dramáticamente. La verdad el problema no era mi corazón, era mi ego ahora que sabía que Jungkook había mirado mi reacción y se había reído.

Como si fuera algo nuevo.

Desde que entré a la universidad hace dos años para estudiar diseño de moda un mundo de posibilidades se había levantado frente a mí cuando crucé la hermosa puerta de roble y acabado de porcelana de mi querida facultad. Siempre había soñado con ese momento y en medio de ello también había fantaseado con conocer a un chico que valiera la pena el riesgo de cualquier cosa. Así fue como, a mitad del primer mes de clases , lo vi. 

Jeon Jungkook era totalmente el tipo de chico con el que había soñado toda mi vida: Alto, piel semi bronceada, cabello negro largo que caía en pequeñas ondas, mandíbula recta, labios en forma de corazón, ojos de ciervo inocente y... más. Era todo y más. 

En ese momento, la perfección de su apariencia me había empujado a empezar a observarlo de forma que pudiera ingeniármelas para acercarme a él y conocerlo más allá de esa cara bonita. Si así era su rostro, un placer para deleitar mis castañas pupilas, entonces imaginaba que su alma sería aún más hermosa. Era perfecto.

Hasta que abrió su boca por primera vez contra mí y supe que no era lo que yo buscaba.

Aquel chico que bromeaba en clases y era diligente con al parecer todo lo que hacía, era nada más y nada menos que un maldito cretino homofóbico.

Lo supe cuando de pronto nuestras miradas se encontraron durante uno de los proyectos que habían asignado en el aula. Esa tarde me había quedado en uno de los salones porque prefería hacer mi trabajo en la universidad que llevármelo a casa y al parecer, él tuvo la misma idea. Así que cuando por primera vez estuvimos a solas tuve el coraje de presentarme.

— ¿Eres Jeon Jungkook, no? 

Levantó su mirada y me escaneó por completo, lo que, hasta ese momento, me hizo creer que era bastante gay como para quedarse unos segundos metido en mis labios. 

Asintió con la cabeza, suspiró cansado y siguió con lo suyo.

Totalmente maleducado pero hasta me pareció ardiente con el cabello recogido en una coleta y su suéter negro recogido hasta los codos. 

Siempre he sido un chico con confianza, no soy excesivamente guapo pero más de una vez he hecho que las personas se giren a verme cuando camino. Además, he estado con un total de tres chicos y he logrado meterme en sus corazones por mis "encantos" como dice mi mejor amigo, así que, si debía poner a trabajar esas virtudes, este era el momento.

god, i wish i were heather → kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora