Solo uno

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Era una noche normal de diciembre, las calles estaban cubiertas de gruesas capas de nieve, lo cual mantenía a Glam y a Victoria estancados como a las miles de personas que habían decidido ir al gran salón a pesar de que los noticieros de la mañana anunciaban fuertes nevadas para el anochecer, de cualquier forma allí estaban en el concierto al que Vicky había estado esperando por semanas, y según sus propias palabras textuales "ninguna Nevada de mierda la detendría", Glam solo negó con una sonrisa en la cara, le gustaba la perseverancia de su esposa, eso los conducía a muchas situaciones interesantes la mayoría del tiempo, era una de las cosas que sin duda amaba de su matrimonio, que seguía tan intacto como el día de su boda, la primera vez que vio a Vicky usando un vestido, atesoraba mucho ese recuerdo, el recuerdo del momento en el que realmente se convenció de que cada decisión tomada había valido completamente la pena, miraba con gran orgullo a su familia, y siempre era un placer acompañar a Victoria a una salida que sin duda se convertiría en una aventura, además confiaba mucho en que su hijo mayor Dee mantendría las cosas bajo control, incluso ya previendo que era muy poco probable que volvieran a casa esa noche.

Mientras tanto en la gran sala de estar se encontraban los dos primogénitos de la familia, sentados uno en cada punta del sillón tapizado de una tela carmín, totalmente en la oscuridad, con la sala apenas siento iluminada por la tenue imagen reflejada en el televisor, habían estado así desde que cayó la noche, Heavy insistió en quedarse con Dee, le gustaba pasar tiempo con él, a pesar de que no era la persona más conversadora, era su hermano y eso lo hacía el único chico con el que había convivido en muchos años, los demás usualmente no se acercaban mucho a él, Heavy no entendía que estaba mal, si había hecho algo para que los demás no estuvieran interesados en integrarlo, esos pensamientos lo agobiaban la mayoría de veces, y decidía solo dejarlo así, en el fondo intentaba convencerse que era mejor ser un lobo solitario, y que quizás pertenecer a otra manada no era lo suyo, y todos esos pensamientos casi siempre se desembocaban en Dee, en como todo el tiempo lo veía allí, en la banca más alejada leyendo o escribiendo cosas en su libreta azul favorito, él era un lobo solitario, y parecía estar completamente bien con eso, ¿Porque no podía ser más como Dee?

Todos los pensamientos detuvieron ese rumbo cuando decidió bajar a la sala a ver la tele con su hermano, estaban emitiendo una película de romance, generalmente la habrían cambiado sin reparo alguno, pero todos los demás canales de televisión estaban transmitiendo noticieros o documentales que a ellos poco o nada les interesaba, la trama era bastante sencilla, una chica viajando a New York luego de haberse recibida en una de las mejores universidades de su ciudad natal, ahora tenía que adaptarse a una gran empresa con un jefe que la miraba de tal manera que si todo fuera un poco más realista en vez de ser un cumplido sería una carta de demanda hacia los juzgados por acaso sexual. Pero todo empezó a volverse menos rebuscado cuando revelaban que aquel jefe con mirada penetrante, según las palabras de la mujer, tenía un amante, un joven moreno con el cuerpo ligeramente fornido y de ojos canela. Pasaron una escena entera de un beso húmedo, Heavy miraba atentamente con los labios un poco entreabiertos mientras los dos hombres chocaban sus lenguas y acercaban la cabeza del otro para profundizar un beso que parecía no poder ser más perfecto. El pelirrojo no podía apartar la mirada de la pantalla algo cubierta de polvo, era como si la imagen lo hipnotizara, como si lo llenara de alguna forma, no sabe exactamente de que, tal vez de curiosidad, un poco de confusión, y quizás un poco de deseo muy enterrado bajo pilas de las emociones que serían "correctas". La escena luego de unos cuantos minutos terminó, dando paso a los molestos espacios publicitarios, ofreciendo cosas que sinceramente nadie en tiempos modernos necesita.

Heavy parpadeo unas cuantas veces antes de salir de su pequeño trance, giro su vista hacía Dee quien ya tenía un libro abierto entre sus manos, no podía ver el título ni siquiera la portada, pero supone que es para no tener que tragarse de lleno los infomerciales, lo miró fijamente por una fracción de segundos barajando y buscando las palabras para hacer aquella pregunta, quién sabría mejor del temo si no su inteligente hermano mayor.

Dee x Heavy one-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora