Fear of the dark 1st

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-Bien Heavy, recuerda nos veremos aquí en la puerta de entrada no bien terminen las clases, tenemos los mismos horarios por ser el primer día así que solo tienes que venir hasta aquí cuando toque el timbre de salida, ¿entendido? - cuestionó Dee con el tono tan riguroso de siempre, todos los chicos se acumulaban para entrar por las amplias puertas de la secundaria, haciendo que los dos chicos recibieran empujones y codazos de vez en cuando.

-entiendo entiendo, ya me lo repetiste cuatro veces tampoco soy un bebé- replicó el menor con un tono marcado de desagrado en su voz y el ceño ligeramente fruncido, era su primer año de secundaria junto a otros por lo menos 40 compañeros igual de hormonales que él, estar de los nervios era realmente lo que menos necesitaba, estuvo toda la noche en vela, con la sensación de ardor aún presenta en la boca del estómago, sabía que muchas cosas iban a cambiar, los cambios asustaban, a veces solo deseaba que la vida se detuviera en algún tipo de barrera mágica que lo separara del mundo real, que él y su familia se quedaran justo en el mismo lugar, y que la música que bramia feroz a través de la bocinas de los auriculares no parara durante el tiempo que siguiera respirando, pero solo era una fantasía más en el mar de todas aquellas que había descartado a lo largo de los años.

- Si no lo eres entonces deja de actuar como uno y entra de una vez- Heavy estaba a punto de responder pero su hermano lo había dejado con las palabras en la boca, ya se encontraba varios pasos lejos de él, y no tardó en perder a Dee entre mares de cuerpos desconocidos como un grano dentro de un reloj de arena, se sentía indefenso y pequeño ante las cabezas que se alzaban imponentes ante él, sabía que nadie lo estaba mirando, pero las náuseas no desaparecían, y la sensación de ardor en la garganta sólo se intensifican, por un segundo le pareció que los libros dentro de su mochila se habían vuelto una pared de ladrillos. No le había contado de sus inseguridades acerca sobre este día a nadie, ni siquiera a mamá quien había sido su única confidente a pesar de no ser muy buena dando consejos, los cuales sabía de buena o mala manera que no debía seguir o no ser que lo considerara como última opción. Heavy tomo prestado un poco del aire fresco de la mañana, esto no ayudaba a que los mareos desaparecieran, aún sentia que su cerebro estaba rebotando contra su cráneo como si quisiera solo bloquearse y despejarse de este estrés constante solo por un segundo, y en ese mismo instante Heavy se dio cuenta que las conveniencias argumentales de las películas de los sábados eran solo eso. Con una falsa sensación de valor con pasos alargados se mezcló con la multitud. Cuerpos chocaban contra el suyo y casi tropieza más de una vez enredadose con pies ajenos. Luego de un par de minutos deambulando por los pasillos atiborrados de adolescentes y preadolescentes llego hasta su respectivo salón, recuerdo los números como si se los hubieran grabado a pulso a las retinas, Dee se lo había estado repitiendo todo el camino de ida, le dio una descripción exacta hasta de la forma y el color de la placa, de cierta forma sabía que su hermano solo quería que todo saliera bien, sin equivocaciones, ese era el estilo de Dee, no el suyo y tal vez esa razón tan obvia había hecho que su hermano mayor se portara más detallista de lo ya acostumbrado.

El pequeño entró al salón, donde ya había varios chicos sentados en pupitres de madera, algunos conversaban animadamente como si llevaran toda una vida sin verse a pesar de ser la primera vez que escuchaban el nombre del otro, pocos solo estaban sumidos en su propio mundo ignorando al resto mientras miraban con anhelo hacia un lugar donde pudieran ser libres. Heavy agachó la cabeza por un segundo y de pronto el salón parecía haberse vuelto sofocantemente pequeño, se dirigió hacia un banco vacío entre el medio de las tres filas, ni muy adelante ni muy atrás, como cuando lo hacía en la primaria, cuando se sentaba junto con su amigo Fritz a hablar de lo bueno que había sido el episodio de cazadores de misterios del domingo por la tarde. Pero la Soledad de una silla vacía junto a la suya le recordó que Fritz estaba en su estado natal estudiando en una secundaria de Polonia, tal vez todo sería más fácil si una cara familiar le hiciera compañía, por un segundo deseo ser dos años mayor para poder estar en el mismo salón que Dee, y ni siquiera le importaba si hablaban o no, su sola presencia lo hacía sentir como si en realidad no estuviera tan fuera de lugar, ahora mismo extrañaba a Dee como no lo hacía incluso cuando se iba a dormir todo un fin de semana lejos de casa.

Dee x Heavy one-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora