Puede que creas que no te amo,
Puede ser que no estés poniendo toda tu atención.
Es definitivo ya todo ha cambio,
y por ahí también voy yo.
No hay esperanza de mirar al espejo
y rescatar lo que se perdió.
La inclemencia no es fanática del amor.
Es triste, pero eso ya pasó.
Las cosas se derrumban y se vuelven a transformar,
hay quienes son felices de pura casualidad.
Casualidad a medias
entre el engaño y excusa de la cruel realidad.
Puede parecer extraño,
pero no hay como volver a iniciar.
Lo impide la lanza de la deslealtad
clavada en el peñasco del perdón.
Cargada de resentimientos
y con vergüenza de la traición.
Ay quienes te ven por la calle
y saludan con crueldad.
Eres amiga fiel de tu propio caminar.
No es solo porque te juzguen
mentes sin piedad.
El juicio ya lo pasaste,
de frente a tus lágrimas
y con fino pestañear.
No hay mejor aliado para sufrir,
que lo que has de pensar.
Estos no perdonan,
y ahí están cuando no los llamar.
Desmoronan todo y desalojan la paz.
Ellos te recuerdan lo débil que fuiste
y marcan huella para recordar,
en el corazón marchito
porque este no ha podido sanar.
Corazón amargo,
por que no ha sabido perdonar.
Perdonar a ésa que se mira perpleja
y no reconoce su mirar.
Ésa que busca su chispa en el reflejo
y solo encuentra una figura triste sin paz.