Y al final...

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Jungkook no sabía cómo es que había terminado ahí.

Sentado en un rincón, con un martini de manzana en la mano, una máscara, enfundado en su mejor atuendo y entre un montón de gente dando vueltas por el salón al ritmo de la música europea.

Realmente Yugyeom había tenido una muy buena idea o una realmente mala, Jungkook se inclinaba más por la segunda

El lugar está aún poco alejado de la ciudad, un poco escondido. No tenía la arquitecta tradicional coreana, ni tampoco la moderna americana, era como un castillo de cuento, y talvez si no fuera por las luces, la música contemporánea, el ambiente, y uno que otro rostro de rasgos asiáticos, Jungkook se habría sentido transportado a la época medieval.

Suspiró, y dió un sorbo más a su trago, revisó la hora en su celular, había estado en ese lugar por 45 minutos, Yugyeom había dicho que llegaría un poco tarde esta vez pero no demasiado tarde, después de eso dejo de contestar sus llamadas, seguro seguía en el trabajo.

Suspiró de nuevo con cansancio y sostuvo el puente de su nariz, bebió un sorbo más y se dijo a si mismo que solo esperaría diez minutos más, y sí su novio no aparecía, se iría.

Varios caballeros le ofrecieron educadamente bailar, sin embargo Jungkook los rechazó con la misma educación y de manera amable diciendo que esperaba a alguien.

Estaba cansado de tener que rechazar a todo el que se le acercaba, si se había arreglado tan extravagante un viernes en la noche, por lo menos le gustaría que valiera la pena y disfrutar un rato.

Un hombre de aproximadamente su misma estatura y contextura, con una máscara de lentejuelas púrpuras y vestido de negro se acercó a él, Jungkook lo vio a través del rabillo del ojo sin voltearse, el tipo se veía atractivo, incluso más que algunos otros que le había ofrecido bailar esa noche, así que se cuestionó si realmente quería rechazar su oferta si es que tenía una para él.

El hombre se sentó a su lado, Jungkook fingió no percatarse de su presencia, hasta que el hombre habló.

-- ¿Esperas a alguien, Jungkook?-- Jungkook se sintió petrificado al sonido de aquella hechizante voz que por tanto tiempo había sido su favorita.

Taehyung

Un nombre, ocho letras, dos silabas, y que cargaba consigo un peso enorme: cuatro años de relación, un año de separación y... Dos corazones rotos.

Jungkook se volteó cuidadosamente, rogando porque solo fuera una mala jugada de su mente, pero ahí estaba, esa sonrisa de lado y esa mirada de deseo, podía verla, incluso a través de la máscara y la poca luz.

La caja del oscuro rincón en el sótano de su subconsciente, esa que había cerrado con diez candados y cuyas llaves había tirado al vacío, se abrió.

El sonido de una risa tímida lo sacó de su ensoñación, parpadeó, intentando regresar a la realidad de la manera más natural posible, pero ¿A quien engañaba? Kim Taehyung no estaba en su lista de personas a las que le gustaría volver a ver pronto, es más, ocupaba uno de los últimos lugares, justo encima de su tía incomoda y de su aterrador profesor de literatura en primaria.

-- Lo siento, no esperaba encontrarte... Aquí.-- Fue lo único que logró responder, luchando para no titubear torpemente. Se llevó la copa a la boca mientras veía al otro asentir con la mirada baja.--

-- Bueno, te preguntaba si esperabas por alguien.-- Taehyung no se quedaba atrás, sentía un revoltijo de emociones oprimiendo su pecho, los recuerdos de las noches en vela, los amargos tragos de soju quemando su garganta y las incontables canciones que le cantó al viento en nombre de su amor perdido, a flor de piel.-- E-es decir, se que no necesitas estar acompañado de nadie para querer salir a divertirte pero, llevas casi una hora aquí sentado pidiendo el mismo trago y rechazando a todos los que te han invitado a bailar... Además, este tipo de lugares no son tu estilo.--

La despedida •VKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora