𝑊𝑒 𝑑𝑜𝑛'𝑡 ℎ𝑎𝑣𝑒 𝑎 𝑐ℎ𝑜𝑖𝑐𝑒

246 38 7
                                    

((🥀))

—¿La cuidarás por mí?

Nieves quería pegarse un tiro por ser tan tonta a veces.

—Por supuesto.

Rubius sonrió, todos sus dientes blancos y los colmillos pequeños. Beso su frente suavemente como siempre lo hacía y Nieves podia sentir su corazón bombeando a mil por hora.

—Llegare temprano, lo prometo. —Y se fue, sin más. Ella estaba roja a más no poder.

Si era por el enojo o la vergüenza o el beso o las tres cosas, Nieves no podría saberlo.

Sus ojos miraron al pequeño bebe en sus brazos. Un lindo cabello naranja como el suyo y la piel llena de pecas. Suspiró. Volvio a la sala del segundo piso a intentar descansar mientras la niña estaba en sus brazos.

Todo esto estaba mal, muy mal, y Nieves no culpo a Akira por enojarse con ella porque ella también estaba enojada consigo misma.

En todas esas semanas que Rubius no volvia a casa más que para recoger alguna cosa, Nieves se habia dedicado a superar al chico oso: recorrió más al pueblo, conoció a más personas (el comisario Alexby y el amigo inseparable de Willy, Fargan, eran realmente agradables), tuvo salidas con Akira y sus otras amigas (la amante de las flores, Lanita, y la distante y casi gótica, Monica) y paseo por los grandes bosques de su hogar.

Nieves se mantuvo ocupada todo lo que pudo. Hizo que su mente agobiada se calmara y la tristeza que albergaba su corazón disminuyera con el pasar de los dias. Ella no podía estar más orgullosa de si misma.

Pero una noche Rubius llego a casa y no se fue como siempre lo hacía y Nieves fue débil.

El chico tan solo llegó y empezó a pasar más tiempo con ella: hablo de lo que había estado haciendo todo ese tiempo, le conto sobre sus planes futuros (¿una isla flotante llamada qué?), sobre las bromas que habia gastado y las mini-aventuras que había pasado. Ambos rieron y conversaron por horas.

Todo se sintió tan bien, tan calido. La fría casa volvió a sentirse como un hogar, un verdadero hogar. El corazón lleno de amor de Nieves no pudo con tanto.

Una noche tomaron vino, se emborracharon, una cosa llevo a la otra, y Nieves habia despertado a la mañana siguiente sola en la cama, con la sorpresa que estaba embarazada llegándole un mes despues.

Tiro sus cabellos con todas sus fuerzas y gritó por la frustración que estaba sintiendo cuando se entero. Casi lloraba, casi, pero se aguanto las lagrimas lo mejor que pudo. Rubius tenía cara de querer suicidarse ahi mismo cuando le dio la noticia, Akira se enojo por el desliz, Nieves deseo viajar en el tiempo e impedir que su boba yo del pasado hiciera tremenda estupidez.

Pero las cosas ya estaban hechas. Rubius la visito más días seguidos, y la cuido lo mejor que pudo. Akira parecia un chicle a su lado, y no faltaba día que no insultara al oso y preguntara si necesitaba algo. Y Willy, bueno, él no comento nada y tan solo la apoyó en lo que podía, pero Nieves estaba segura que estaba algo desepcionado y eso dolió más de lo que habia imaginado.

Ahora ya habia pasado un buen tiempo de eso, Nieves ya habia aceptado su renovado cargo de madre luchona. La bebe se removió en sus brazos, despertando.

Abrió sus ojos poco a poco, las lindas esmeraldas que le recordaban tanto a su esposo mirandola atentamente. Su corazón se estrujó tan mal y solo pudo abrazarla más fuerte. Porque la niña no tenía la culpa de nada. Ella era inocente.

Nieves decidió, en ese instante, que no dejaría que nada le pasara a la pequeña mientras ella siguiera viva. Al fin y acabo, era lo unico que le quedaba. Tambien decidió que no iba a dejar que Rubius se llevara a su hija a donde sea que quiera llevarla, ya tenía muchas malas experiencias con eso y no iba a repetir el mismo error.

Solo espero que, cuando eso pasara, su tonto enamorado corazón no cayera de nuevo por él y aceptara cualquier cosa que le pidiera.

Dioses, por favor, tengan misericordia con Nieves, y hagan que ella no sea tan débil por su esposo. Nieves no sabia cuanto más iba a aguantar.

((🥀))

((🥀)) 𝐁𝐲𝐞 𝐛𝐲𝐞, 𝐃𝐚𝐫𝐥𝐢𝐧𝐠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora