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Estaba tendida en un rincón de aquella casa toda ensangrentada por culpa de esos malditos demonios que habían irrumpido en el hogar, matando a alguna familia que habitaba ahí.

Otra vez... No llegué a tiempo... –Suspiré de forma lenta y decaída–.

Solía vestirme con un pantalón un tanto ajustado y un polerón negro, junto con mi capa que era del mismo color también.

Había matado a dos demonios apenas pisé la entrada de aquel hogar. ¿Cómo logré saber con exactitud que habían demonios dentro? A través de las vibras que sentía y desprendían del dichoso lugar.

Por favor... Mátame... Ayúdame a dejar de sentir este dolor. Acaba con mi sufrimiento... Te lo ruego, joven cazadora...

Al percatarme que seguía viva una de las integrantes de la pequeña familia que se encontraba ahí, muertos, me levanté como pude del rincón en donde estaba y me acerqué a ella.

Lo siento. No pude llegar a salvarlos... –Murmuré y la miraba con cierta lástima.– Pero cumpliré tu último deseo.

—Muchas... Gracias.

Hablaba como podía y esbozaba una débil sonrisa, con las pocas fuerzas que le quedaban a la pobre chica. Derramamdo varias lágrimas por aquel triste y terrible final para ella y su pobre familia. ¿Qué habían hecho para tener semejante final tan atroz? No, definitivamente nadie lo merecía.

Sin más, le di una sonrisa serena, la cual a la chica que estaba en un estado deplorable, le transmitió una inmensa paz o eso sentí yo, antes de encajarle mi afilada katana en la frente de forma rápida y eficaz. Dándole como resultado una muerte instantánea.

—Será mejor enterrarlos. Al fin y al cabo, son personas.

Caminaba por el pequeño pueblo que había un poco más lejos de aquella casa en la que me encontraba momentos antes, tenía bastante hambre, pues no había comido nada desde hace dos días

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Caminaba por el pequeño pueblo que había un poco más lejos de aquella casa en la que me encontraba momentos antes, tenía bastante hambre, pues no había comido nada desde hace dos días. Estaba muy concentrada en las misiones que se me asignaban que no pillaba el tiempo exacto para alimentarme como correspondía.

Decidí comprarme comida que vendían por ahí ya cuando era de día.

Aunque no fue necesario, puesto que algunos de los que vivían ahí, se me acercaron para darme pequeños obsequios que contenían comida por haberme deshecho de los demonios que tenían abrumados a la humilde gente del sector. Mientras que otros simplemente me felicitaban por el buen trabajo.

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(Inosuke x Reader) 𝑶𝒋𝒐𝒔 𝒕𝒓𝒊𝒔𝒕𝒆𝒔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora