[4] Occultatum

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Santo satanás. Ten sabía que no había nada en esta casa, pero Taeyong insistía en entrar y buscar fantasmas, demonios o algún ser maligno que habitara allí.
Lee Taeyong era un chico común y corriente obsesionado con las cosas paranormales. Y con "común y corriente" Ten se refería a que era un simple mortal a diferencia de él, quien era un demonio enviado a matarlo. El último mencionado conoció al humano hacía ya un par de meses, entonces, ¿Por qué no se llevó su alma apenas lo conoció en aquella casa abandonada? La respuesta era fácil: le tenía pena... Y tal vez un poco de cariño también. ¿Era eso posible? ¿Que un demonio le tenga pena y cariño a un mortal? Al parecer si.

"Y... ¿Que estamos buscando?" Preguntó Ten casualmente tratando de no sonar aburrido.

"Tiene que haber algo. Algo que nos indique que hay alguien más además de nosotros acá."

"¿Un gato o adolescentes drogándose?”

Taeyong lo miró serio y rodó los ojos. "Sabes que no me refiero a eso, Tennie. Pero estoy empezando a pensar que es más probable encontrarnos eso antes que un demonio."

Ten dió media vuelta y empezó a mirar los muebles arruinados con moho. "Aw, ¡no te desanimes! Tal vez haya un lindo demonio cerca y no lo sepas..."

El chico apuntó la linterna hacía la cara de su amigo, el cual estaba mirándolo con una sonrisa traviesa. "¿Si? ¿Hay alguna posibilidad que ese demonio seas tú?" Apoyó la luz en el viejo aparador y acorraló al pelinegro con sus brazos a cada lado.

Ladeó su cabeza mientras posaba sus brazos en los hombros del humano "Creo que vas a tener que besarme para averiguarlo."

Les gustaba jugar asi. Ten sabía que Taeyong no tenía idea de que era un demonio y solo lo estaba haciendo para molestar. Si Tae descubriera quien Ten es en verdad, tendría que matarlo en ese mismo instante. Por eso mismo el pequeño demonio azotó una de las puertas en el segundo piso, causando que Taeyong se separé por el repentino sonido.

"¿Que fué eso?" Preguntó el chico un poco asustado.

"No lo sé. Deberíamos irnos." Silencio. "... O ir a fijarnos que causó ese golpe..."

"Me gusta más la última opción. ¡Vamos!"

Ten suspiró cansado.
Hay una razón por la que nunca fueron más lejos que un simple beso o un encuentro donde sus cuerpos rozaban y el éxtasis que Ten sentía era tanto que se le dificultaba esconder su forma real. Este no era su trabajo, era el de los incubos, de seducir a los humanos para tener relaciones con ellos. Él solo estaba ahí para llevarse sus almas. A veces se preguntaba si el chico en verdad no era un incubo tratando de atraerlo pensando que era un mortal.
En simples palabras: si tuvieran relaciones, a Ten le sería imposible de esconder su forma, Taeyong lo descubriría y tendría que matarlo. Fin a la diversión. Ten era como un gato jugando con su presa antes de finalmente matarla.

"¿Taeyong?” El nombrado respondió a su nombre con un "¿hm?" ”¿Alguna vez te pusiste a pensar a dónde te vas a ir cuando mueras?" Había ocasiones donde no importaba si habías sido una persona buena o mala, sino quien haya llegado a buscar tu alma primero. Y Ten seguramente tenga que pelear con un ángel para hacerlo.

"¿A qué te refieres?" Taeyong se detuvo y lo miro con curiosidad.

"Cielo o infierno. A eso."

"Oh. Bueno, no creo haber sido un asco de persona, pero tampoco soy un santo. Hice cosas que son consideradas pecados para la religión, así que no sé a donde iría."

"¿Por ejemplo?" Ten preguntó sabiendo que en el historial que leyó antes de ir a buscarlo no decía nada fuera de lo normal. Al menos eso creía, no leyó mas allá de la segunda página.

"Empezando por algo estúpido como ser bisexual o tener sexo antes del casamiento." Explicó a la vez que se agachaba para revisar una antigua caja. "Por momentos pienso que el infierno suena más entretenido."

El demonio se encogió de hombros. "Meh, hay menos reglas, eso es seguro..."

"¿Por qué hay veces que hablas como si de verdad fueras un demonio? Creo que te tomas muy en serio nuestro juego, bebé."

Por momentos se ponía a pensar en si valía la pena esconderse. A Taeyong le gustaban todo este tipo de cosas paranormales, y la única razón por la que no se mostraba tal y como era, es por miedo a que el chico reaccione mal. Si Tae supiera, ¿Trataría de matarlo? ¿Le pediría que por favor lo dejara en paz? ¿Lo aceptaría como es? Demasiadas preguntas y definitivamente no iba a tener ninguna respuesta si no le contaba su secreto.

"Tae, ¿Que harías si fuera un demonio?" No tenía nada que perder. Además, ¿Desde cuándo un ser de su especie se ponía nervioso ante la reacción de un humano?

"¿Que?" Rió mientras que lo miraba con una cara que expresaba confusión. "A veces eres raro, ¿Sabías? Pero me gustas así."

"Solo contesta."

El joven se apoyó en un mueble cercano y posó una mano en su barbilla simulando que pensaba. "A ver... Creo que tendría una mezcla de emociones. Primero me sentiría un poco asustado porque, vamos, estamos hablando de un demonio. Después, a la vez que me sigo sintiendo asustado, sentiría un poco de curiosidad, ¿Que haces acá? ¿A qué te dedicas exactamente en el infierno? Y finalmente pienso que sentiría un poco de... No sé... ¿Lujuria? Aunque a eso se dedican más los incubos, así que sería un poco extraño. Pero Ten como persona ya es algo excitante, ¿y a eso le agregamos que seas un demonio? Wow."

Claramente no había problema. Ya no había necesidad de matarlo si se enteraba porque él no le iba a temer.
Y sintió un peso menos en sus hombros. Sintió felicidad. Pero sobretodo sintió una pequeña y distinguida llama crecer dentro de él.

Ten sonrió a la vez que volvía a enredar sus brazos en el chico por segunda vez en el día. Era una sonrisa que Taeyong conocía muy bien.  "Hey, ¿que te parece hacerlo en una casa abandonada?"

"¿Hacerlo?"

"Hacerlo, si. Te quiero mostrar algo."

Taeten One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora