Con pasos lentos se acercó levemente a la chica, quién no dejaba de mirarle, con aquella clara y hermosa sonrisa, tan característica de ella. Parecía que había un atisbo de tristeza en sus ojos, sin embargo brillaban tanto aquella noche que parecían dos luceros.Estaba embobado, después de tres mil años, ella seguía igual.
—Aurora —Susurra su nombre para detenerse, se encontraban a unos metros, parecía que quería mantener las distancias.
—Veo que recuerdas mi nombre Meliodas —Comenta con un toque de risa.
—¿Cómo olvidarlo? —Silencio, otra vez aquel agudo silencio.
Aurora apartó su vista del rubio para ponerla sobre el cielo, negro y lleno de puntos. Extendió su mano y luego seco sus lágrimas.
—Se por lo que has venido —La chica seguía en el mismo lugar, ciertamente todo aquel tiempo no había cambiado en nada sus sentimientos —Ten —Se giró hacia él y le extendió su mandamiento.
Meliodas incrédulo sólo alzó una ceja, aquello era imposible. La conocía como a la palma de su mano, estuvieron juntos muchos años, sabía de todas sus expresiones, todas sus acciones, sus gustos, disgustos, absolutamente todo. Si bien habían pasado tres mil años seguía conociéndola como el primer día, por alguna extraña razón, no había podido olvidar todo aquello que vivieron juntos, era demasiado valioso para tirarlo.
—¿Así de simple? —Ahora si se posicionó justo al frente, sin embargo aún no tomaba lo que ella le extendía —La Aurora que conocí hace milenios jamás me lo hubiera entregado así de fácil, es más....... —Río por lo bajo, una risa disimulada y casi inaudible —Hubiera peleado conmigo aún sabiendo que perdería.
—La Aurora que conociste hace años murió el día en que te fuiste con esa diosa —El tema prohibido, aquel aire de paz que le había trasmitido hasta el momento se tensó.
Meliodas consciente de que la culpa era toda suya dió un paso atrás para peinar sus cabellos, que extraño se sentía aquello, es más, sentía, se encontraba sin sentimientos, y el calor y la tranquilidad inundaban su cuerpo. ¿Por qué sucedía aquello?.
—Soy consciente de todo el daño que te he provocado, por eso decidí alejarme de ti, para que no sufrieran más —La mira a los ojos.
—¿Y no se te ocurrió pensar que tal vez yo sufriría más sin ti a mi lado? —Responde con una pregunta.
—Si te dijera que me he arrepentido todo este tiempo de haberlos dejado.......¿Me creerías? —Tomó la mano de la chica —Que no hubo noche en la que no pensara en todo lo que deje atrás.
—Lo haría, seguramente lo haría, mi cabeza te odia, te odia tanto que tenerte cerca de mí le da asco —Hizo una pausa para fijarse en aquel tacto —Pero muy en el fondo soy consciente de que encontraría una estúpida excusa para creerte, aunque todo lo que dijeras a partir de ahora sean mentiras, yo sé que confiaría en ti, después de todo, con el corazón roto te he esperado tanto.
—Las palabras que no pude decir en aquel momento..... las diré ahora. —Llevó una mano a su mejilla —Lo siento, lamento tanto no haberme despedido, lamento haberte engañado, lamento haber destrozado el corazón más puro que he conocido jamás, aún siendo una demonio, Elizabeth no me cambió, fuiste tú, aunque al final te haya defraudado, quiero que seas consciente.
—No es eso, lamentablemente no es eso lo que quiero escuchar. —Le entregó el mandamiento con la mirada oculta bajo su flequillo, otra vez lloraría, y no quería hacerlo frente a él, se alejó unos pasos y una luz la envolvió, dispuesta a retirarse de ahí sonrió en forma de despedida —Lo que yo quería escuchar.......
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Wʜɪsғᴜʟ
Fanfiction↪Con el corazón roto te esperaré↩ ¿Qué pasaría si en realidad fueran 11 Mandamientos? ¿Qué tal si Meliodas hubiera amado a alguien además de Elizabeth? ¿Qué tal si esa persona regresa........ ✖Pero como la mala de la historia✖ ~El lobo siempre...