Hace ya tiempo se veían a unas hermanas muy unidas, una era la mayor y otra la menor, pasaban el tiempo jugando en casa, a las escondidas, corriendo, saltando, inventando nuevas recetas, y contando se secretos, les encantaba estar juntas, aparte de hermanas habían formado un lazo de amistad, su madre las miraba con amor y al mismo tiempo deseaba que esos momentos nunca terminarán, pero toda madre sabe que por mas que una lo desee nada permanece igual por siempre...
El tiempo puede ser una aliado para algunos y un temible enemigo para otros, en el caso de la hermana mayor hizo que esta cambiará, ella observaba a su pequeña hermanita correr de un lado al otro, jugar con sus amigas del colegio, sonreír sin motivo alguno, se percató de que algo se había perdido, ya no podía ser como antes por más que quisiera revivir esos momentos, se sentía como una desconocida, temía dañar de alguna forma a su hermanita y eso nunca se lo perdonaría, así que se fue apartando de ella pues así la protegería, de sus inseguridades, de cosas que ella todavía no debía conocer, la dejaría disfrutar de lo que ella ya no podía. El tiempo siguió transcurriendo con las hermanas separadas por una pared invisible, un día la hermana mayor paso por la habitación de su madre, escucho la voz de esta y de su hermanita, se sorprendió pues estaban hablando de las preocupaciones de la hermana menor, de sus miedos,de sus metas, y su madre dándole las palabras que ella necesitaba oír, la hermana mayor se arrodilló en el pasillo se dio cuenta de que su hermana menor también había cambiado, ya no la veía correr, o jugar con los vecinos, se sintió celosa y al mismo tiempo enojada pero no hacia su hermana sino hacia su madre, pues ella había perdido el lazo que las unía hace tanto tiempo, miro sus manos temblando y se prometió que poco a poco iría recuperando el cariño de su hermana menor, aun cuando ella la odiase lo seguiría intentando pues que unión puede ser más fuerte que de unas hermanas...
Para sorpresa de la hermana mayor su pequeña hermana la acepto sin mostrar rencor, sin juzgarla, ni exigirle, ambas se habían extrañado en esos largos años, pero en el corazón de la hermana menor aun quedaban muchas dudas de las razones por las que su hermana la había abandonado, no las dijo en voz alta por temor de volver a perder a su querida hermana, pues no creía poder soportarlo otra vez.
Los años que siguieron estuvieron llenos de alegrías, tristezas, retos y experiencias, dejando atrás la juventud de ambas hermanas para ser unas hermosas mujeres, con un carácter amable, fuertes de voluntad, sólo un tonto se atrevería a herirías de alguna forma pues si una salía lastimada la otra lucharía para defenderla, a los ojos de todos eran inseparables.
A los oídos de la hermana mayor llego la noticia de que su querida hermana se casaría, su corazón estaba destrozado y lleno de terror, otra vez tenía esos sentimientos horribles que una vez la alejaron, decidió guardarlos en lo más profundo de su ser, con la esperanza de que una vez casada su hermanita no se alejará de ella, ella conocía al prometido fueron amigos de hace años, sabía la querría y respetaría, no tenía nada en contra de él, pensó una y otra vez que su hermanita sería feliz para calmar a su corazón.
El día de la boda llego, todos alegres festejando, las mujeres con sus risitas, y los hombres bebiendo vino; inicio la marcha nupcial y se vio por el pasillo como el padre guiaba por el pasillo a su pequeña hija, ella sonreía, mirando solamente a su prometido, su novio, su amigo que muy pronto sería esposo, la hermana menor miro a su padre, quien apenas lograba contener las lagrimas, apretó su mano que estaba en el brazo de su padre, tratando de transmitirle confianza en el futuro, después miro a su hermana mayor al frente de su futuro esposo, pues era su dama de honor, ella era quien la había sostenido cuando habían perdido a su madre, ella era quien se había encargado de todo, la vio ahí parada con una mirada tranquila, una leve sonrisa y una lagrima que amenazaba con derramarse sobre su mejilla, le dedico una sonrisa aunque sabia que no podía verla por el velo, aquellos hermosos momentos quedarían en la memoria de todos los presentes, el como dijeron el sí, acepto, el beso que los uniría por el resto de su vida, como la cargaba para irse juntos a celebrar, mientras todos los invitados reirán, y se movían alrededor de ellos.
El festejo estaba a punto de terminar las hermanas se reunieron en una sala para tener privacidad -Oh hermana tengo tantos nervios por esta noche- dijo la hermana menor angustiada mirando a su hermana con sus ojos llenos de miedos -¿lo amas?- pregunto su hermana mayor -claro que si- respondió inmediatamente su hermanita - y el te ama, se tus miedos, pero no solo debes decírmelos a mi si no a él, él sabrá escucharte y darte confianza, te guiará en este camino y ambos deben dar pasos seguros hacía el futuro- dijo sonriéndole a su hermanita, ella la abrazo y susurro -Ojalá mamá estuviera con nosotras, pero estoy muy feliz de que estés aquí- esas palabras fueron oídas por el corazón de la hermana mayor haciendo que todos sus miedos se fueran con el viento, miro a su hermana menor y dijo -yo también la extraño, pero se que ella esperaba que nosotros lucháramos juntas, y así será, ahora tenemos de nuestro lado tu esposo y siempre que necesites algo nos tendrás, así que sonríe porque es hora de irte, mi querida hermanita- ambas se marcharon en busca del novio, para irse de luna de miel, los presentes los vieron partir, dieron gritos, lanzaron flores y arroz, dándoles sus bendiciones.
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Shimai
Short StoryUn par de hermanas, problemas como todas en este mundo, una separación dolorosa y un reencuentro un poco inusual