Capitulo 6

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 Ya llevo más de un mes internada en este hospital, ¡Estoy desesperada por irme!, mis padres vienen todos los días a visitarme pero nunca se quedan aquí mucho tiempo así que paso casi todo el día sola o hablando con Elisa. Extraño mucho mi cama, mi casa, mi trabajo, a mis amigos, a Larry. Extraño mi vida, realmente no siento que este viva, siento que los días pasa, solo eso.

Me parece muy raro que Rupert aun no haya venido a verme, seguramente mis padres no le han dicho nada. De todas formas en cuanto llegue a casa lo llamare pero… ¿Cuándo volveré a casa?, siento que este capítulo de mi vida nunca acabara. Estoy exhausta de todo esto.

Escucho que tocan la puerta, me pregunto quién será.

-Pase*digo cansada*

-Hola Olivia *dice Elisa entrando a la habitación* ¿Cómo te sientes?

-Cansada, bueno, me siento bien de salud, pero estoy exhausta de estar aquí.

-Ow, no te gusta tu estadía aquí. ¡Eso me parte el alma Olivia Malev! *dice fingiendo estar triste, así como en las telenovelas*

-Oye, no quise decir eso, tú te has convertido en una gran amiga. Eres la única persona que ha estado pendiente de que este bien al 100%, pero deseo estar en casa.

-Era una broma, sé que es horrible estar en un hospital. *ríe*

-¡Oh! Me asustaste, pensé que creías que no te quiero. *rio también*    

-Bueno, señorita, veamos cómo vas esas heridas. *Dice sonriente*

-Okey.

Le acerco mis muñecas y ella comienza a quitar las vendas, tengo tanto miedo de verlas, bueno, más que miedo un poco de vergüenza.

-¿Cómo están? *pregunto con miedo, aun sin ver*   

-Están bastante bien, ya cicatrizaron en su mayoría. Ya no hay horribles restos de la sangre que salía cada vez que la tocabas.

-¿Crees que es prudente que las vea?

-Sí, claro. *dice segura*

-Okey, las veré. *Volteo mi cabeza lentamente y las veo, dos cortadas en posición vertical que ocupan la mitad de mi antebrazo* Están bastante mejor. *digo triste*

-¿Por qué estas triste, pequeña? *pregunta acariciando mi cabello*

-¿Cómo pude ser tan tonta para hacerme esto? Ahora lo entiendo todo, fui una tonta por creer que tenía la culpa. Tengo maravillosos padres y amigos en mi vida, y yo quería quitármela. *comienzo a llorar*

-Tranquila Olivia. *Me abraza* No llores más, además hoy te iras a casa. Deberías estar feliz. *sonríe*

-Es cierto, iré a casa. *seco mis lágrimas y sonrió*

-Así me gusta. *Sonríe y besa mi frente*

-Gracias… *digo algo tímida*

-¿Gracias por qué?

-Por cuidarme todo este tiempo, realmente te has convertido en alguien muy importante para mí. Te Quiero Mucho. *digo tomando su mano como muestra de sinceridad*

-No lo agradezcas, pequeña. Lo hago porque quiero hacerlo, porque me importas…*me ve con ternura* También te quiero, preciosa.

-Oye, ¿no sabes como a qué hora me dan de alta? *pregunto feliz*

-Déjame revisar *revisa sus papeles* Olivia Malev… Hemm, según lo que me ha escrito aquí el doctor, como dentro de media hora. Déjame ver, *verifica la hora* si, como a eso de las 11:00am.

-No me queda mucho tiempo, llamare a mis padres para que me vengan a buscar, y me vestiré.

-Sí, sería bueno, no creo que te guste andar con tu trasero al descubierto por allí…

Las dos reímos a carcajadas, pero no eran simples carcajadas de cuando te cuentan un buen chiste o ver un video chistoso en YouTube. Eran carcajadas, cargadas de felicidad, realmente estábamos felices, y no reinamos solo por lo que dijo Elisa si no por todo lo bueno que pasamos juntas, estábamos felices de que saldría de allí, de ella me cuidara; estábamos felices por todo.

Cuando las risas comienzan a cesar un silencio nos evade a las dos, nos miramos fijamente, no con odio como en las películas, si no como con agradecimiento, era algo lindo y acogedor verla con tanta dulzura y que ella me mirara así a mí. Sentía que ella era mi mejor amiga, como si la conociera desde muy pequeña, como si ella hubiese sido hecha para mí, no para ser mi pareja, solo para ser mi amiga, o mejor dicho mi hermana.

-Nunca nadie me ha tratado así… *le digo sin parar de mirarla*   

-¿Cómo?

-Con tanta dulzura, es decir, apenas me conoces y me tratas como una hija.

-Es que… Me sentí identificada contigo, tu historia, por lo que has pasado…, todo, me haces recordar mi pasado. *me dice con ternura*

-Pero… ¿Por qué cuidas de mi como lo haces?

-No quiero que te pase lo que a mí, no quiero que odies tanto tu vida como para volver a intentar suicidarte.

-*le sonrió con lágrimas en los ojos* Gracias… *susurro*

-Tranquila… Oye, debo salir un momento tengo una cita con el doctor… recuerda alistarte para volver a casa.

-Si… *digo sonriente* Hasta luego.

La puerta se cierra y quedo encerrada con mis pensamientos, mis dolores y mi bajo nivel de felicidad. Todas esas emociones se pelean por mi atención, todas me hacen sentir cosas distintas; el dolor crea lágrimas en los ojos, la felicidad hace que sonría tontamente…, pero mis pensamientos han ganado, ellos me dominan ahora, y por lo visto, ellos son amigos de la tristeza. Si, ahora estoy triste, triste por todo esto que ha pasado, por Larry, por Magnolia, todo me pone triste ahora. Estoy a punto de comenzar a llorar, sé que lo necesito para liberarme pero realmente no quiero hacerlo, es que  estoy cansada de sufrir, y de sentir dolor por cada cosa que pasa, pero simplemente mi alma no me permite ser feliz del todo, es como algo que me domina, algo que me dice “Olivia, para, no quiero que seas feliz”. Sé  que es extraño, pero es lo que estoy viviendo ahora. 

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⏰ Última actualización: Dec 25, 2014 ⏰

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