Jisung corrió a limpiar el gran desastre que habían dejado en la cafetería donde el trabajaba. Una pareja había discutido y derramaron café sin importarles nada. Pero aún así estaba feliz, el reloj marcaba las 8 p.m. y el podría irse a casa antes.
— Ve a cambiarte, yo me encargo — le dijo Jisung a su amigo y compañero.
— ¿Qué haría sin ti Hannie? — preguntó sonriente y exagerado.
— Posiblemente ya estarías despedido, tus cafés son asquerosos — se burló.
— ¡La practica hace al maestro!
— Felix llevamos trabajando más de dos meses y aún no te veo practicar.
— Tienes envidia — dijo para abandonar el acogedor comedor de esa pequeña y humilde cafetería en donde trabajaban.
El castaño había terminado de limpiar el desastre, camino victorioso a girar el cartel de la entrada, dejando ver el "cerrado" en rojo reflejado en el vidrio.
Jisung miró su alrededor, habían sobrado unos pastelillos que nadie compró, no lo pensó dos veces, los envolvió y los guardo rápidamente en su mochila color azul.
— Otra vez robando ardillita — dijo Felix a sus espaldas, sorpendiendolo.
—¿Celoso por qué los vi antes? — sonrió cuestionando en forma de burla.
Felix iba a contestar, pero el sonido de la puerta de vidrio abrirse lo interrumpió, mientras un chico vestido de negro de pies a cabeza entraba al lugar hablando por teléfono, ignorando el gran cartel rojo colgando en la entrada de la cafetería.
— Esta cerrado — dijo Felix molesto.
El chico solo se quitó el cubre boca, miró al rubio y lo ignoró rodando los ojos.
— Un café de vainilla — dijo para seguir hablando por su moderno celular.
Jisung y Felix se miraron sorprendidos, ¿quién se creía ese idiota?, no lo entendía.
— Oye bad boy daltónico, a menos que no sepas leer ni reconocer colores, el rojo significa que esta CERRADO — canturreo el rubio alterado y muy molesto.
Este solo se limitó a depositar un billete sobre el mostrador, ignorandolos por completo. Felix ya estaba preparándose para golpearlo, pero el castaño lo detuvo, no quería tener quejas del jefe, otra vez.
— Yo lo preparo — dijo Han, tratando de calmar al rubio, ganándose un suspiro frustrado de su parte, este miraba de mala forma al tercero, sin siquiera disimular.
— Ponle sal en vez de azúcar, yo lo distraigo — susurró en su oído mientras iba donde este y le quitaba el celular de forma brusca. Jisung rodó los ojos.
— ¿Qué mierda te pasa niñito? — preguntó enojado el chico de negro.
Jisung solo preparaba el café de forma rápida y también frustrado. Odiaba que llegaran clientes después de cerrar.
— Lo siento, solo quería ver la hora —dijo giñandole el ojo a su amigo, de una forma muy poco disimulada y torpe.
El castaño solo rió por lo bajo, amaba la compañía de Felix, a pesar de que este no tuviera paciencia he insultara a más de la mitad de los clientes, lo hacía reír demasiado y también alegraba más sus días de trabajo, que eran agotadores.
— Bicho raro, solo denme mi puto café para irme — gruño el desconocido.
Jisung terminó de prepararlo y se lo entrego ganándose una mirada de odio.
— Gracias por venir, vuelva pronto — fingió una sonrisa y el chico solo salió del lugar, sin siquiera recibir el cambio.
— Solo denme mi puto café, mirenme soy muy rudo y emo — lo imitó Felix.
— Que desagradable — suspiro.
— Espero no vuelva, ¿quién se cree?
— Créeme no lo hará — sonrío victorioso.
— ¿Sal? — preguntó con una sonrisa.
— Y también pimienta — comenzaron a reír. Los dos eran muy buenos amigos y lograban divertirse hasta en días malos.
Los dos terminaron de limpiar y subir las sillas del lugar, minutos después cerraron y comenzaron a caminar juntos hacia su departamento. No vivían juntos, pero eran vecinos de apartamentos que rentaban cerca de la universidad de artes.
Felix estudiaba danza y era un excelente bailarín becado. Por otro lado, Jisung ponía en práctica su amor por las artes de la fotografía y también composición, su mayor sueño y meta era algún día vender sus canciones o trabajar de fotógrafo en alguna agencia importante, pero no sabia que tan lejos podría llegar con eso, necesitaba seguridad y era lo que menos tenía presente. Pero soñar era gratis, ¿no?
Los dos chicos se despidieron en las entradas de sus hogares con una gran sonrisa y también muy cansada. Jisung soltó un suspiro de alivio al sentir sus pies descalzos, encendió la luz y pudo observar su pequeño hogar. La cocina el comedor y el sofa estaban juntos, solo habían dos puertas, una era la habitación y al lado el baño, pequeño pero cómodo.
— Al fin — suspiro mientras quitaba su ropa y la lanzaba a su armario.
El castaño caminó hacia el baño y se dio una larga y merecida ducha. Había estado trabajando duro esas ultimas semanas.
No podía quejarse, el mismo pidió el tiempo extra, ya que necesitaba el dinero.
A pesar de que se mirara muy feliz, su cabeza estaba ocupada por sus deudas, tenía una beca en la universidad, pero aún así tenía que obviamente comprar todo lo que necesitara, pagar el alquiler, luz, agua y comida. Había cumplido 19 recién unos meses atrás y trabajaba desde los 17, llevaba exactamente 2 años estudiando en la universidad de artes.
Su familia estaba lejos, su madre y hermana vivían a unas 2 horas de él, tampoco podían verse seguido, ya que los 3 trabajaban mucho, Jisung venía de una familia humilde, para no muy decir pobre. Pero el castaño no se quejaba, tenía un techo, comida y estudiaba lo que el más amaba y anhelaba en la vida.
Su vida era dura, aveces habían días buenos y otros no tantos, pero siempre intentaba mostrarse positivo. Al fin y al cabo no tenía más opción que intentar ser feliz y disfrutar sus pocas comodidades, a pesar de todo mantenía una gran sonrisa.
◇◇◇
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
— Espero les guste esta nueva historia, la público ahora porque el final de district 9 está cerca ... 16.06.20