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Había una impresionante tensión en el ambiente para todos los trabajadores de la casa, la imponente llegada de los importantes empresarios hacían ver todo de una manera bastante rígida, lúgubre y aterradora.

Un mal movimiento y los alfas sicarios que cada líder traía consigo te cortaría la cabeza ahí mismo sin compasión.

—Min YoonGi, hace años que no te veía por estos rumbos, buen amigo.– un alfa pelirrojo de sonrisa alegre se aproximó a recibir con alegría a el alfa peliazul de mirada gatuna.

—Jung Hoseok, tanto tiempo.– tomó con confianza la mano de su socio, consiguiendo que este le acercase a su cuerpo para abrazarle como el amigo que era, envolviendolo con ese aroma a avellanas. YoonGi correspondió.

—¿Ya están todos en la mesa?– preguntó al soltarse del abrazo del pelirrojo alto.

—Por supuesto Min, solo faltas tú.– YoonGi sonrió ladinamente al imaginarse los posibles rostros de aquellos que se hacían llamar emperadores del mal comercio, las drogas, las putas y la mafia.

—¿Que te parece si entras y me esperas con ellos, uh?, tengo que pedirle un favor a Mino.– el pelirrojo asintió partiendo hasta el interior del casino que tenía en su propia casa.

Min YoonGi se aseguró de que nadie le viera cuando se metió el revolver a la parte trasera de su pantalón ajustando su cinturon y tapandolo después con su saco impecablemente negro.

—Mino, si dentro de 3 horas no me ves salir de ahí, no me busques.– dijo mirando atentamente la propiedad frente a el.

—Pero señor Min–

—Solo hay dos opciones, Mino, o me estoy follando a un omega mafioso.– interrumpió al alfa a cargo de su seguridad sin borrar su sonrisa. — Oh me han matado.

No dijo nada más, encendió un cigarrillo y lo llevo a su boca, repaso en su mente un escenario muy probable y recordó las 10 balas en su revolver, para después aproximarse al interior de la mansion Jung.

El camino hacia la sala de juegos de Hoseok era extenso en realidad, un largo pasillo haciendo presencia como si de una película de terror se tratara, su sonrisa no se fue mientras soltaba el humo del cigarro por sus labios.

La puerta de color rojo se apareció frente a el y sin dudar mucho, giró la perilla para ingresar así al casino del infierno.

Se dio tiempo de inhalar el olor a muerte en el lugar; alcohol, marihuana, cigarrillos, chocolate y algunos otros aromas que comenzaban a revolverse debido a la tensión. El escenario era tan embriagante e imponente y se sentía tal y como entrar a la jaula de los leones quienes le miraban hambrientos sentados en la mesa de Poker.

Le dio una última calada a su cigarro y lanzó al suelo de madera recién pulida, el filtro de este.

—¿Les gusta lo que ven?– soltó una risilla que solo compartió con su amigo Hoseok.

—Dejate de bromas Min, empecemos a jugar.– la poderosa voz Kim Namjoon hizo que su ceja se alzara en busca de provocar al castaño. Más sin embargo, el alfa solo se giró a ver las cartas en la mesa.

El peliazul optó por simplemente tomar asiento al lado de Hoseok, tomándose el atrevimiento de inspeccionar a cada uno de los hombres sentados en la mesa redonda del lugar.

Jeon Jungkook, veintiún años, siendo sin duda el más joven y uno de los más poderosos lideres de la mafia coreana, su fuerte era la trata de blancas y el tráfico de LSD, su porte era imponente, sus facciones jóvenes y su olor a lavanda no impedían que sus ojos fueran el infierno propio de una persona con un pasado perturbador. El omega pelinegro tomaba asiento a la derecha de Hoseok y a su lado se encontraba Kim Taehyung.

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⏰ Última actualización: Jun 15, 2020 ⏰

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