Prologo

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En una de las típicas peleas de Inuyasha y Aome, el medio demonio comenzó a compararla con Kykyo, esto último hizo que Aome derramara algunas lágrimas y mandara a Inuyasha al suelo un par de veces, tomo sus cosas y se despidió de sus amigos 'diciendo que volvería después de presentar sus exámenes.

Mientras todo esto ocurría en la época antigua, en algún lugar de Tokio estaba uno de los caballeros dorados, después de un par de años después de que a todos los caballeros que murieron en la guerra santa contra Hades, a estos se les dio una segunda oportunidad para que vivieran una vida normal, ya que después de sellar permanentemente al dios del inframundo los demás dioses firmaron un acuerdo de paz, y todos los humanos que servían a los dioses en su protección podían volver con su vida en total normalidad, aun así, estos podían seguir usando sus armaduras únicamente para proteger a personas importantes para ellos

Sin embargo, este caballero en lugar de volver a la India que era su país de origen decidió hacer viajes para buscar templos y meditar en estos, y así expandir sus conocimientos, ahora se encontraba en Tokio, estaba en busca de un antiguo templo en el cual se decía que había reencarnado una antigua sacerdotisa encargada de proteger una perla con un gran poder.

Ni Aome, ni el caballero dorado sabían de lo que el destino les tenía preparado a los dos, ambos se dirgen al mismo lugar sin darse cuenta que su encuentro involucraría mucho más que conocimiento, también habría sentimientos de por medio.

Época Antigua

Inuyasha: Aome! Tus no iras a ningún lado (corriendo tras ella)

Aome: Abajo! Ya te dije que iré, tengo que presentar mis exámenes, y no se te ocurra seguirme (saltando al pozo)

Mientras tanto en la época actual, un joven de cabellera rubia y mirada de ojos azules llegaba a la entrada del templo Higurashi, sintiendo un cosmos muy fuerte pero a la vez puro proveniente de una vieja capilla

Así fue como el destino estaba a punto de juntar dos caminos de dos personas que al parecer llevaban solas un tiempo, a pesar de tener compañía

Eres aquello que debo protegerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora