-Estos son, sin duda, los mejores hotcakes que he comido en mi vida- una amplia sonrisa aparecía entre mis labios. Tomé un poco más de la deliciosa masa horneada y la metí en mi boca, mis ojos se cerraron saboreando el chocolate derretido que había colocado por encima.
-Te lo dije- Theo me miró por sobre su hombro guiñando el ojo, sacó el ultimo hotcake de la sartén y lo colocó con rapidez sobre un plato, giró sobre sí mismo dejándolo sutilmente sobre la isla y apoyó sus codos recargándose en ella.
Me encontraba enfrentada a él, la gran pieza de mármol nos dividía y proporcionaba el lugar para desayunar. Esta era, según yo creo, la cuarta vez que me invitaba a su casa. A decir verdad, la iniciativa surgió del aburrimiento que ambos solíamos lidiar apenas llegábamos del instituto. Por mi parte, mi madre estaba en las oficinas la mayor parte del día, lo usual, pero con Theo la situación era algo distinta. Sus padres, Zara y Mark Crawford, trabajaban para una empresa que los mantenía en permanentes viajes de negocios, y ese tipo de cosas. Él dice que desaparecen por dos semanas y aparecen dos días con algún regalo para compensar su falta y luego se marchan nuevamente.
Por otro lado, el ir y volver junto al descerebrado a North Hills se había hecho una costumbre, para nosotros por lo menos, ya que para el resto del colegio parecía ser totalmente una abominación, aún más para el equipo de porristas.
Uno de los rumores que corrían por los pasillos la última semana era que "La nueva", sí, ya había sido etiquetada como "La nueva", decepcionada por la poca imaginación. "Estaba robando el corazón del capitán del equipo de Futbol Americano". En fin, al parecer todo lo que esté a la redonda del sexy chico de último año y a sus amigos, era la suficiente razón de ser presa de los rumores, Y con más razón cuando un juego de conquista nos mantenía constantemente cerca.
-Laila- la ronca voz de Theo apareció quitándome de mis pensamientos. –Te propongo algo.
Lo miré sorprendida, no sabía con qué iba a salir en este momento –Eres un niño ocurrente, ¿Qué quieres ahora? - mi cabeza se posó encima de mi mano acortando un poco la distancia de la isla.
-Quiero que tú amiga- dijo acentuando el "tú" y señalándome con el dedo índice. Entrecerré la mirada analizando sus palabras –Corresponda a MI amigo- apuntó a su pecho con una sonrisa traviesa.
Su última frase se sintió como una revelación que no debería dejar pasar por alto, mi boca se abrió inconscientemente. La rizada, esa chica tan linda, dulce y enamoradiza saltaría de la felicidad en cuanto lo supiera.
Toda mi emoción se cortó cuando recordé que la cantidad de amigos que tenía este sujeto era exorbitante. – ¿A cuál de todos te refieres? - volví mi expresión algo seria, lo menos que iba a hacer era delatar los sentimientos de la morena, si no estaba segura de quien se trataba.
-Pff, simple- lanzó una mano restándole importancia a mi pregunta. - Connor.
Ay no.
¿Connor?, ¿Por qué Connor? No puede ser verdad. Lo que debió salir de sus labios era el nombre de Carter Miller, CARTER, no Connor.
Mi cara debió cambiar rotundamente a alguna más desagradable por como los intensos ojos verdes me analizaban en silencio. Connor era un chico lindo, gracioso y agradable, a veces algo presumido. Demostraba que ese típico estereotipo de chicos populares y rudos con cualquiera que se le cruce al frente, estaba de sobra equivocado con él y con su grupo; o por lo menos, nunca los vi actuar de esa manera.
Aun así, la palabra bonitos, quedaba corta al hablar de ellos, y Connor no era la excepción, pero tenía claro que a mi amiga no le interesa él de esa forma.
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Claro que sí, Pequeña.
Teen Fiction"Un cambio no vendrá mal" era la excusa que su cabeza repetía constantemente. Nueva casa, nueva escuela, nuevos amigos, ¿Primer 203? Una apuesta, dos competidores y un imprevisto giro que acomodó las piezas y revolvió los sentimientos. (Actualiza...