Don't worry, baby.

182 29 4
                                    


Era algo común ver a Eren de lado a lado por la habitación caminando y refunfuñando para sí mismo. Su ceño fruncido ya era familiar y los chicos del escuadrón no podían imaginarlo sin él. Algo divertido para muchos, algo insoportable para otros. El malhumor era la marca registrada de Eren, ¿Quién podría decir que ese chico de ojos como joyas y piel bronceada alguna vez sonrió? Nadie lo había visto sonreír de felicidad o de diversión. Todos asimilaron que era un amargado, que nada podría aliviar sus malestares.

Ni siquiera Mikasa.

Ella lo miraba sentada con las piernas cruzadas, como su compañero caminaba de un lado a otro murmurando para sí mismo. El rostro de Mikasa era la viva imagen del aburrimiento, aunque a veces le divertía ver a Eren de esa manera. Pero Armin no estaba allí para hacer una pequeña broma y sacarle una tímida sonrisa.

 A veces quería sonreír de verdad, tal vez eso haría sonreír a Eren también.

Pero él era tan difícil que se le acababan las ideas.  

Se escuchó música en las afueras de la cabaña donde estaban. Ambos levantaron la cabeza con curiosidad.

Un tambor y una guitarra, una voz grave y una aguda. Mikasa se levantó de su asiento y fue a ver junto con Eren lo que sucedía por allí fuera: tan solo eran los chicos, riendo y jugando; habían hecho una pequeña banda para pasar el rato. Christa y Ymir hacían dueto al cantar, aunque ambos sabían que la pequeña rubia había persuadido a Ymir para que cantaran juntas sentadas en el suelo mientras aplaudían. Se veía que se divertían aplaudiendo y tocando, riendo y bailando a la luz de la luna.

Mikasa suspiró. 

Le encantaría hacer algo así con Eren.

— Ah... era tan solo el sonido de la música —murmuró él, volviendo a su posición de antes—. No entiendo cómo pueden estar tan tranquilos...

Con ese comentario dejó de prestar atención a otras cosas y siguió planeando para sí mismo, hablando en voz baja como todo un demente. 

¿Cuándo se daría cuenta que ya había hecho más de tres kilómetros con tan solo caminar de esa manera? La cabaña no era tan grande para todas sus pisadas, pronto haría un agujero en el suelo. 

Mikasa se apoyó en la pared, escuchando la melodía. Era tan entretenida, se mezclaba con la noche y parecía natural, como si saliera de las copas de los árboles. Cerró los ojos, meneando la cabeza al son de la canción. Tan relajante que le hacía querer ser ella misma otra vez... 

Chasquidos de dedos la sacaron de su ensimismamiento y le dedicó un ceño fruncido a Eren. 

¿Por qué Eren no podía relajarse? ¿Por qué no podía disfrutar de la noche al menos por una vez? Le haría tanto bien, su cuerpo dejaría de dolerle. Como le gustaría ver en su cara la felicidad que habían tenido cuando eran niños. Le costaría un mundo, pero sería lo suficiente para que pudiera sentirse en paz y confirmar que estaba lista para morir. 

Mataría a todos los titanes ella misma si eso confirmaba la felicidad del chico que le gustaba. 

— ¿Qué sucede, Mikasa? ¿Estás de mal humor?

Levantó el rostro cuando escuchó su nombre solo para encontrarse con Eren, que la miraba con una ceja alzada. 

Oh por todos los Santos, ¿acaso él había preguntado eso? ¿quién era el que estaba haciendo un plan imaginario y parloteando incoherencias en voz baja? Ya que ella no le respondió enseguida volvió a sus actividades. 

De acuerdo, aquello fue el colmo. 

Se incorporó con ojos decididos y sin detenerse caminó hasta donde estaba Eren. Desató la corta cola de caballo que se había hecho debido al calor y dejó que el pelo suelto se mueva con cada paso. Eren apenas estaba consciente de la presencia de Mikasa, caminando hasta la pared contraria otra vez, pero cuando se dio la vuelta tenía a su amiga cara a cara. Ella sin esperar ningún comentario o pregunta tomó las manos de Eren, aferrándolo con la suficiente fuerza para que él no escape. 

Don't worry, baby. [Shingeki No Kyojin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora