LA LLEGADA

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Mis padres me dejaron en el aeropuerto EL Dorado en Colombia esta mañana, y un buen amigo de papá me recogerá en Ford Laurderdale – Florida. Me quedaré con ellos unos días antes de internarme.

El idioma no se me hiso difícil, pues ya lo había estudiado, en la escuela, y cuando estaba en la universidad, era obligatorio aprenderlo por mi carrera como escritora. La Sra. Y el Sr. Penny son muy amables, me dejaron estar en la habitación que era de su hija. Digo era, porque falleció hace algunos años. Tenía bulimia y le habían diagnosticado pica. Se suicido en el baño. Se corto las venas. Creo que los Penny, tienen cierto deber por ayudar a las personas con trastornos. Me parece que deben hacerlo, porque en cierto modo ayudan a su hija. ¿O se sentirán culpables por no haber hecho lo suficiente?

Una psicóloga que visitaba en Colombia con frecuencia, que además se convirtió en una muy buena amiga, me había recomendado empezar un diario. Lo tenía en mente hace rato, pero no me atrevía a hablar de mí. Pues me provocaba repugnancia contarme mi propia historia. Me doy asco. Pero, aun así, quiero vivir.
–Lamento mucho lo de Anna –dijo la Sra. Penny. Su nombre es Bridgette. Una señora alta, y rubia, con unos enormes ojos. Emanaba confianza y mucho amor. Por lo que no tardamos en conectar.
– Si. También yo. – le dije con lástima.
–No te sientas culpable. Son solo cosas de dios – Estábamos en la cocina, y le ayudaba a preparar la mezcla para un pastel, el Sr. Penny, su esposo que se llama Charles, cumplía 49 años. Y quería darle una sorpresa.
– Mi hija...– continuo Bridgette – era bulímica. Nosotros no detectábamos qué era lo que martirizaba. Y al ver nuestro rechazo...termino... con... – empezó a sollozar.
– Esta bien – dije, para calmarla un poco, – yo no me quiero morir ni nada de eso. – ahora la señora Bridgette me mira con asombro
– Pero Clarisa ¡Intentaste quitarte la vida ¡– esas palabras me entraron al cerebro como unas fuertes puñaladas. Así es, quería matarme.
– Si. Quería hacerlo. Por ese entonces pensaba que la muerte de Anna era mi culpa. Pero cuando todo paso, recapacité, y me di cuenta que no es así como se enfrenta un problema. Por eso estoy aquí señora Penny, necesito que me ayude. Quiero dejar esto de lado, creo que así es como puedo honrar su memoria.
La señora Penny. Me miro con mas calma y se limpió las lágrimas. Yo seguí haciendo la mezcla, que en cualquier momento de la conversación había dejado de batir.
– A mi hija la violaron – dijo secamente la señora – unos compañeros. Ahora ya están en la cárcel. Me compadezco de ellos, por ser jóvenes. Pero no fueron jóvenes cuando la violaron. Ella, lo oculto, hasta que no pudo más...y por eso. Hiso lo que hiso.
Comprendí que a Bridgette aun le dolía. Aun después de tres años.
– ¿Qué edad tenia su hija? – No sé si lograba hacer que ella se calmara o hacer que le doliera más.
– Helena. 22. – dijo ahora mas calmada. – era muy hermosa y también le gustaba escribir. Como tú.

A partir de ahí, la señora Penny me contó anécdotas de su hija. lo que hacía en sus ratos libre. Lo que mas le gustaba comer. Su deporte favorito. Sus días en familia...realmente me sentí muy familiarizada con Helena. Me di cuenta que teníamos muchas cosas en común. Hubiéramos sido las mejores amigas.
La hora anhelada llego, y el Sr. Penny le trajo un ramo de rosas a su esposa.
– Tengo algo para ti – me dijo Charles. Muy amable, y de entre los cajones de la sal de estar trajo un paquete envuelto en una bolsa de regalo – ojalá pudiera darte dinero, como toda tu familia lo hiso. Pero no puedo entregarte más. Espero te ayude mucho
Tome el obsequio con mucho cuidado, y lo destape. Era una agenda. Pero no cualquiera. Era el diario de Helena.
– Nos dimos cuenta de él, unos pocos días después de su muerte – dijo Bridgette – mira la parte de atrás – me sugirió. Le obedecí y encontré unas palabras que decían "Entréguenle esto a alguien que si le salvé la vida. Porque conmigo no funcionó"
– Clarisa – me alarmo Charles – ya entenderás por que decidimos ayudarte en cuanto nos enteramos de todo lo que paso. Es petición de Helena, ayudar a quien lo necesita.

EL PEOR ENEMIGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora