Después de tantos juegos tortuosos que habia soportado esta semana, tantas noches de insomnio donde habia llorado durante horas pensando en su ultima conversacion con Samuel, estaba Carla, en una guerra interna para decidir si entraria a las puertas de la escuela las Encinas o salir de hay huyendo y pedirle a su chófer que la lleve a cualquier lejos de allí. Por mucho que su corazón le advirtiera que no podría soportar ver a Samuel. Él la había usado, nada había sido real, y eso nunca cambiaría.
Tendría que ocultar sus emociones, como le habían enseñado desde el principio.Con la respiración un inestable y sus latidos acelerados. Finalmente, había ingresado a la escuela. Miró a su alrededor y sintio alivio al no encontrarse con Samuel.
Aunque estaba un poco angustiada, Carla camino así loque de una manera tan natural que cualquiera que la conociera nunca había imaginado que dos días antes estaba testificando en la estación policial de Madrid contra su ex novio, quien mese atrás había cometido una asesinato. En esa misma escuela trató de sacar esos pensamientos de su mente, después de todo, Polo estaba entre rejas y por mucho que le doliera admitirlo era su culpa. Cerró los ojos, respiro ondo y comenzó a tratar de recordar cuál sería la próxima clase. Inglés o matemáticas.
Todos sus pensamientos fueron repentinamente extraídos de su mente cuando sintió una mano tocar su hombro, y no tuvo que pensarlo dos veces para saber quién era: Samuel. estaba segura que era él, se volvió rápidamente apuntó de sonreír, cuando todas sus esperanzas se hicieron añicos cuando encontró a Lu frente a ella, sonríendo de una manera amistosa, tal vez.
-Hola Cari, ¿estas bien? ya no respondes mis mensajes, ¿que paso? es por Polo ¿verdad? que vergüenza. Pregunto, en una mezcla de preocupación y asco. Su relación con Lu era un poco extraña. Carla se aseguró de no poner los ojos en blanco, Lu lograba ser egoísta cuando queria; Mientras tenía varios problemas, su amiga solo estaba preocupada por lo ridículo que era su "relación" con Samuel.
-Lu, estoy bien, y Samuel es la única persona de quien yo no quiero saber- Respondió con cierta calma pero con cierto resentimiento en sus palabras, tomando un libro y cerrando su loque con fuerza, volviéndose contra Lucrecia.
-En ese caso, tengo muy malas noticias para ti amor..... - dijo señalando algo detrás de Carla que, cuando se da vuelta, siente que todo su cuerpo se congela. Allí estaba él, bajando las escaleras de la escuela con su uniforme perfectamente aliniado y con un corte de pelo diferente que lo hacía lucir aún más hermoso. De pies a cabeza, ese hombre no tenía defectos. O más bien, casi sin defectos, pensó Carla al recordar lo que había echo. Sinvergüenza, la había usado sólo para resolver la muerte de Marina.
MARINA, MARINA, MARINA ¡Siempre fue ella!
Samuel siempre había estado enamorado de Marina, Carla lo sabía, sabía que el nunca sentiría nada por ella, todo había sido un pretexto...
-Que tacaño, lo peor es que después de descubrir la verdad sobre la muerte de Marina, Gúzman decido hacerse amigo de ese camarero
¡Que estúpido! - grito Lu, golpeando el piso con sus pies, y saliendo, probablemente para ir tras Gúzman.Sin embargo, ella no podia quedarse allí, ya que Samuel venía hacia ella y estaba segura de que ya no podría fingir de forma natural tan pronto como sintiera sus ojos lleno de lágrimas.
Sonó el timbre, y esa fue la excusa perfecta para que ella saliera corriendo de allí, y se dirigía al aula, sentada en su escritorio y preparándose psicologícamente para soportar unas pocas horas más en el mismo ambiente que él.
Cuando los estudiantes entraron, Carla se obligó a no mirar para nada, pero en un momento terminó fallando, cuando miro hacia la puerta, sus ojos se encuentraron con los de él.
Samuel se detuvo en el mismo momento y comenzó a mirarla, con una mirada emocional llena de dolor y tal vez un poco de anhelo. O tal vez eso era lo que Carla quería pensar. Aparto la mirada y volvió su atención a su cuaderno, hasta que el profesor finalmente entró en el aula y comenzó a enseñar la clase.Al tratar de evitar lo más posible de pensar en las tragedias que habían sucedido en su vida desde el año anterior, y tratar de concentrarse en
La clase como cualquier otro estudiante de, Carla sintió que alguien le golpeaba el hombro y sintió que le tiemblan las manos. Por primera vez en muchos años, estaba perdiendo el control de la situación y su propio corazón también. Ella, que siempre había sabido manipular todo y a todos
ahora sentía que su fuerza se desvanecia.Sus pensamientos se interrumpieron cuando sintió que su teléfono empezó a vibrar en su regazo, discretamente tomó su teléfono y encendido la pantalla para ver de quién se trataba. Y él fue la última persona de la que esperaba recibir un mensaje.
Hoy
Samuel a las 8:12
"Necesitamos hablar,
por favor.
Ella puso los ojos en blanco, irritada por la actitud infantil de Samuel. ¿Tenía miedo de confrontarlo personalmente después de lo que había hecho que realmente pensó que era un verdadero guilipollas.Apago el teléfono y volvió a presentar atención en clase, contando los minutos que faltaban.
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