La madrugada antes

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Corría el año 2025 y el planeta Tierra estaba de fiesta. La gran mayoría de los países habían logrado vencer la pandemia del Covid 19, que los había tenido en “jaque” la gran mayoría del 2020 y 2021.

Las cosas parecían que no iban a mejorar, mientras se acercaba la etapa veraniega del 2021. Los gobiernos pasaron unos meses intentado reavivar la economía paulatinamente, extremando las medidas higiénicas de cara a los posibles contagios. Y aunque alrededor de junio del 2020, desde Rusia encontraron una vacuna que paso a ser efectiva tanto en animales, como en humanos. Hasta el 2022 en mi país Cuba, fue que se encontró una variación de la vacuna, que salvaría a personas en estado grave y purgaría a los asintomáticos.

De ahí que nos volviéramos la capital de la nueva “cura” para la raza humana. Junto con la cooperación de países como China, Rusia, Venezuela y Wakanda, se montó una red que bien, ayudo a que la cura se expandiera por el mundo.

Eso sí, como nuestro país fue clave en encontrar la cura definitiva de la pandemia, no volvimos una suerte de celebridades a escala mundial.

El embargo económico, de la mano del gobierno americano, fue levantado en su totalidad de manera fugas. En menos de 2 años, apresuraron todo el proceso desde el congreso, incluso por encima de las disputas que eso trajo con la “administración del momento”. Buscaban algún tipo de prioridad en las cantidades a abastecer o la fórmula de la cura, para su producción nacional en masa. Sin duda el enfoque de otras historias, más simples y a la vez más complicadas. Pero no estoy acá para hablarles de pandemias y curas, sino de fiestas y viajes extraordinarios.

Una vez el embargo fue eliminado, junto con todas las campañas difamatorias hacia nuestro país, vino una nueva oleada de viajeros desde todas partes del mundo.

Siempre fuimos conocidos en Cuba por el deporte y el comunismo. Pero también por el tabaco, las bebidas, las playas, las mujeres; y había llegado el momento de volver a mostrarnos en todo nuestro esplendor. Los bares, discotecas, restaurantes, complejos turísticos y hoteleros se encontraban en su auge. Había mejorado en muchos sentidos la situación monetaria para “el cubano de a pie”, además de que la mentalidad general era de festividad.

Yo entraba en ese ánimo también, debido a que llevé la totalidad de la cuarentena encerrado, sin salir de casa bajo ningún pretexto. De manera que me decidí a probar suerte en uno de los bares a los que solía ir con antiguas amistades. Estaba seguro de que iba a estar completamente lleno. Además, debido a experiencias recientes, también sabía que era el lugar en el que debía estar.

¿A qué me refiero con “experiencias recientes? Pues a viajes astrales.

De las únicas cosas que me había mantenido cuerdo, después de meses y meses de encierro ininterrumpido. Había dominado la habilidad de entrar al plano astral después de casi 2 años de ejercitarme en la disciplina. Todo para que, cercano a la fecha de mi nacimiento, las cosas cambiar casi de inmediato.

Corría la madrugada anterior a la noche en la que decidí ir al bar. Madrugada en la que había tenido problemas para lograr dormirme. No era que tenía planificado tener un viaje astral esa noche, pero eran casi las 3 de la madrugada y era algo en lo que tenía más control que dormir, así que lo intenté.

La experiencia suele ser incómoda y complicada para quien no tenga práctica. Comienzas relajándote, hasta que inicias una especie de descenso dentro de ti. Caes y caes, primero desde un punto de vista físico y luego en un sentido más existencial.

Desciendes en un espacio abierto, frío, sin existencia alguna, nada que ver u oír. En ocasiones se sentía una frialdad bastante poderosa, pero el sentimiento que prima, si se lleva tiempo en esto, es la tranquilidad.
Sigues cayendo hasta que sientes una sensación peculiar en la frente, rápida y sutil. Como si un círculo expandido en el medio esta, se redujera hasta cerrarse…peculiar cual menos.

Luego viene el lado intenso, el que necesita de más fortaleza mental y de carácter.
Un caos total y completo, una avalancha de sensaciones, colores, formas, sonidos, vibraciones y energía. Todo un escándalo “cósmico”, saltando las diferencias, claro está. Es abrumador y asfixiante, pero pasar el suficiente tiempo expuesto a esta marea de caos eventualmente da resultados. Las líneas de colores y las ráfagas energéticas sin sentido toman forma. Todo en orden de formar lo que sea que tuvieras imaginado; como tu lugar para materializarte en el plano astral.

En muchos sentidos es acertado llamarlo el “lado” o la dimensión espiritual del universo. Siendo el plano de donde la forma física, que pueda poseer cada aspecto del universo, encuentra una “seña” de energía, que lo define en su estado más puro. También es el lugar a donde todo tipo de ente o ser extra corporal viene a vagar recién creado, o ya sin un propósito en el “plano físico”. Desde grandes secretos cósmicos, hasta la más pura fantasía infantil. Todo objeto puede ser encontrado, todo lugar alcanzado y todo ser enfrentado; tan solo es necesario practicar en el arte de la percepción…para mí, ahí está la clave de todo.

Es un mundo loco en el que me tocó vivir, lleno de seres que bien pueden acabar con el planeta, deformarlo en el más ligero de los errores o defenderlo desde el más puro de los sacrificios. Se juntan para librarnos del “mal” como si fueran dioses benevolentes, o regresan de viajes espaciales, con una sed de venganza que destruye naciones y continentes.

Existiendo seres así de peculiares, veo el plano astral como la única vía accesible a habilidades extraordinarias, negadas a la gran mayoría de los humanos. Todo mediante la preparación en el arte de situarte y percibir lo que quieres de un todo caótico, que toma forma si sabes cómo entrenarte.

Esa experiencia marcaría el comienzo de todo. Por lo general aparecía en mi casa, en la sala de estar, era lo más simple. No había nada en el mundo más sencillo y permanente; de ahí podía acceder a otros lugares o pasar a planos más “complicados”. Todo el caos de vibraciones, colores, energía, toma forma para replicar el balcón de mi casa.

Era pequeño, de baranda de acero, con dos sillas de igual material a los lados y una antena de tv que quedaba a la derecha. Era un tercer piso y resultaba fascinante ver como todo ese “festival” de formas y “reguero” se volvía calle, postes, rocas, plantas, edificios o el firmamento.

Eventualmente todo lucia como en el plano físico o normal, si hubieran ondas constantes en movimiento sobre las cosas, también los colores eran un tanto más opacos, solo un poco.

Otra cosas era lo vacío que estaba siempre. A pesar de este ser el plano, donde entes incorpóreos deberían manifestar de manera regular, no puedo decir que me he topaba con muchos de ellos. Muchas veces llegaban sonidos, como quejidos a la distancia, lamentos y alguna que otra sombra…pero esta noche iba ser distinto.

Desde mi balcón, un poco a la izquierda, par de cuadras alejadas de la mía, sobresalía un edificio de más de 30 pisos llamado “Loop Serran”. En su estructura se iba achicando hasta que en la cima, tenía una suerte de torre pequeña sin nada más en un techo vacío. Esta vez, una presencia oscura estaba sentada allá arriba. Despedía humo por todo el cuerpo, que se disipaba en el viento, los ojos eran esferas pequeñas, blancas, brillantes, que podían sentir, veían a través de mí.

Entonces sentí algo a mis espaldas, pero para cuando quise mirar, algo me impacto del lado derecho del rostro y me sacó despedido. No fue tanto el dolor, no lo percibí tan doloroso como tan escandaloso. Como un trueno directo a mi oído, que me sacaría volando hacia la acera de enfrente.

Otra de las cosas que había logrado controlar, era la levitación. Comprendí a los meses, que no percibía ni mi peso, ni la gravedad, de la misma manera que en el “plano físico”…así que no impacté en el asfalto, más bien frene en seco la caída, a unos centímetros, estaba levitando.

Mientras me incorporaba y permanecía levitando en una postura más recta, pude ver que el ser que me había golpeado en el balcón de mi casa, salía de este. Era otra forma humeante, pero humanoide. Brincó por encima de la baranda del balcón, para quedarse suspendido en el aire y luego crecer hasta volverse tan alto como mi edificio.

- Esto no me gusta – recuerdo que pensé, antes de que un escalofrío me recorriera la nuca.

- Es momento de que conozcas el rol que se te ha dado, por la gracia de Thot…Sostah – susurró a mis espaldas una voz grave, acompañada de un eco, y de un aliento caliente – grandes cosas conforman tu destino.

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⏰ Última actualización: Jun 13, 2020 ⏰

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