Capítulo 3

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Sus ojos miraban en silencio cuando el ataúd de su padre estaba siendo bajado al suelo. Nunca en su vida, se sintió tan sola, luego miró hacia arriba y sus ojos se encontraron con los de Adi, que estaba de pie al otro lado.

Sydney necesitaba preguntarle tantas cosas a ella y contarle todo. Pero en el momento en que dio un paso adelante, Jennifer la agarró del brazo y la sostuvo en su lugar. Jennifer, en este día, la hizo usar un vestido de manga larga que tenía un collar alrededor del cuello, ocultando perfectamente las marcas de los correazos que tenía en el cuerpo. Todos notaron la cojera en su caminar, pero lo ignoraron, pensando que ella era débil en su dolor.

Aun siendo sostenida por Jennifer le hizo un gesto a Addison para que hablara con ella, pero su última esperanza murió cuando la vio irse del brazo de Caleb. » ¿Ni siquiera va a hablar conmigo? ¿Por qué?« Ella pensó. Todas las personas del pueblo estaban allí, pero ni una sola se acercó para escuchar sus gritos internos de ayuda.

Y en el momento en que vio al Jeep de Caleb alejándose del lugar, se sintió tan sofocada que su cuerpo se derrumbó.

Se despertó en su habitación sintiéndose mareada. Ella sabía que tenía fiebre. Su espalda todavía se crispaba por los golpes, así que se quedó allí sentada un rato con la cabeza entre las manos, pero cuando levantó la vista, la visión terrorífica la persiguió. Todo el incidente brilló en su habitación, sintió su mano sudorosa en la boca amortiguando sus gritos. El dolor agudo que sintió entre sus piernas, la voz de la correa cortando el aire y las cosas que le dijo sonaban en sus oídos.

¡Lo siento mucho! ¡No le diré a nadie más! ¡Lo prometo! ¡Por favor detente!

Ella comenzó a tener un ataque de pánico. Las paredes de las habitaciones se sentían tan cerradas. Por esto salió de su habitación para encontrar toda la casa en la oscuridad. La realidad la golpeó, ya no estaba su papá en esta casa. Pero igual decidió ir a la habitación de su padre, ésta había sido limpiada. Ni siquiera tenía el aroma que usaba su padre, entonces se tiró en la cama y lloró hasta quedarse dormida.

Sus ojos se abrieron de golpe al oír el timbre del teléfono en toda la casa a las 4 de la mañana. Se levantó de la cama con ojos atontados para llegar al teléfono.

—Hola —dijo con dolor de garganta.

—Hola gatita —dijo el hombre al otro lado.

Ella sabía quién era esta persona. Cortó la llamada con sus manos temblorosas y cayó sobre el sofá. Donde comenzó a llorar en voz alta y soltó todas las lágrimas.

El teléfono volvió a sonar. Esta vez ella no respondió pensando que ir a donde Jennifer era inútil. »Pero puedo llamar a Addison« Ella pensó. Se dirigió a la habitación de su padre y cuando encontró el teléfono celular en el cajón, marcó el teléfono de Adi. Pero fue Caleb quien respondió.

—Hola —Caleb respondió.

—Necesito hablar con Addison —Sydney dijo. Su voz se llenó de ansiedad.

Hubo una larga pausa al otro lado. Por un segundo, Sydney pensó que la llamada podría haberse cortado, todavía había silencio en la otra línea cuando el teléfono de la sala comenzó a sonar de nuevo.

—Está durmiendo Sydney. Y por favor, nunca vuelvas a llamar. Hemos sufrido mucho por tus mentiras. Tu estado mental no es bueno. Anda a descansar —Dijo y Sydney supo que estaba a punto de cortar la línea por lo que ella lo habló desesperadamente.

— ¡Caleb! Estoy sola y necesito ayuda —Habló entre sollozos y lágrimas.

—Solo duerme. Sydney —Dijo Caleb frustrado y no perdió el tiempo para cortar la llamada.

DestrozadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora