Capítulo 5

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Apenas salí, sentí caer encima mío enormes gotas de agua rápidamente. Pestañee con dificultad, mis pestañas estaban muy mojadas, la lluvia era intensa y el frio penetrante.

El cielo comenzaba a sonar, como si se avecinase una tormenta.

—¡¿Cómo sé que no fuiste tú el que arruino mi carro?! —Caronte voceaba furioso. —¡Estuviste aquí todo este tiempo! ¡¿No?! –Un gran rayo se hizo presente iluminando gran parte del bosque.

Di unos pasos hacia ellos para poder verlos mejor. Patrick agarraba con fuerza el bivirí de Caronte levantándolo un poco.

—¿Cómo se yo que no fuiste tú? —Patrick lo miraba con repulsión. Lo llame un par de veces, pero no parecía escucharme.

—Suéltalo —le ordené, no respondió.

—De todas formas —habló una vez más, frenético. —¿Quién diablos eres tú? ¿Por qué confiar en ti?

Ambos estaban completamente empapados. Caronte no se inmutaba a pesar de ser intimidado y Patrick parecía querer golpearlo en cualquier segundo.

—¡Qué lo sueltes! —grite sin más mientras caía un rayo a lo lejos. Ambos voltearon a verme.

Patrick me observó por unos segundos, su pecho subía y bajaba de manera notoria y su semblante era el de una persona furiosa. Lo mire triste, no sabía que decirle, no tenía una razón en concreto. Él aparto la mirada frustrado volviendo a Caronte. Pronunció algo que no pude oír y soltó su agarre molesto. Dio unos pasos hacia la camioneta y cerró el capó de manera brusca —¡Al Diablo con todo esto! —Levantó la mirada hacia mí y caminó rápido. —¡¿Qué vamos a hacer ahora?! —Lucia irritado. No lo culpaba, sabia como se sentía.

Aparte mi mirada sin saber que responder y agache la cabeza mientras apretaba mis puños con fuerza. El silencio nos abordó a los tres, el sonido de la lluvia y el cielo retumbando reinaban.

—¿Chicos, todo bien? —Andrea había salido. Un trueno volvió a escucharse. —¿Es verdad lo que dijiste? —se dirigía a Patrick. Él no volteó a verla. —¿Katherine? —me miró buscando respuesta. No sabía qué hacer.

—No, nada está bien. —le respondí sin ganas. —esta cosa no podrá sacarnos.

Andrea abrió un poco más de lo normal sus ojos. Estaba muy sorprendida y decepcionada. —No. Esto tenía que funcionar. Este era el boleto de salida.

Me quede callada y mire la camioneta. Milenka se encontraba adentro abrazándose a sí misma. —Entremos —sugerí levemente. —Por lo menos nos cubrirá de la lluvia y protegerá del frio.

Andrea y Patrick se metieron a la camioneta sin replicar. Caronte se mantenía parado en su mismo sitio mirando un punto en el suelo. —Caronte... —lo llame, él no reaccionaba. Me acerque unos pasos y lo tome del hombro haciendo que voltee hacia mí. —¿Sabías de esto? —él no respondía. Lo tome de ambos brazos— ¡Caronte! —un trueno sonó. Él levanto la vista vagamente hasta encontrar mis ojos.

—Yo...—comenzó sin ganas —yo no lo sé —su voz era cada vez más débil. —lo siento, lo siento mucho.

Mis ojos comenzaron a lagrimar un poco. Solté lentamente sus brazos. —Entra, Caronte. —él se dirigió a su carro sin decir nada, dejándome sola.

Voltee a ver mi alrededor. No reconocía nada. Los gigantescos arboles cubiertos de agua junto a la tierra húmeda me hicieron sentir deplorable. Levante mis manos y guie mi vista hacia ellas examinándolas. Estaban llenas de marcas rojas aún. Agache mi cabeza un poco y me observe: estaba mojada, sucia, cansada y asustada. No podía con todo esto. Sentía que estaba a punto de dejar que todas las emociones alborotadas que traía dentro salieran de golpe. No podía aguantar más.

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