24; Lo Amo

218 19 8
                                    

Nos hayabamos sentados en unos viejos sillones de cuero.

Yo estaba realmente asimilando todo, esto era demasiado. Incluso para mí.

-¿Leíste el libro?. Asentí angustiada. -lo bueno es que a ti no te a consumido.

-Un amigo lo leyó, esta actuando raro. El miró alarmado.

-Tienes que ayudarlo, antes de que sea tarde. Mire mis manos.

-¿Como lo hago? ¿Que se supone que debo hacer?. El negó.

-No lo sé. Mire mí alrededor algo asustada.

-Quema el libro. Lo mire con el ceño fruncido. -la única manera de acabar con esto es quemar el libro. Asentí.

-Debes tener cuidado. Hablo alguien detrás del estante. -ella impide eso con todo lo que tiene.

Una vez salió de atrás divisé a una señora de unos sesenta años, solo tenía una parte de la cara. Del otro lado solo usaba una extraña mascara.

-Él te puede ayudar. Señaló mi cabeza.

No la escuches.

-¿Él quién?. Ella rodo los ojos.

-Se que está ahí. Musito.

-¿Como lo sabes?. Preguntó el señor.

-Si la niña está en el segundo que lo leyó, el está en el que lo leyó antes. Me miró. -osea tú.

Nos miró a ambos.

-Ella usará a tú amigo para llegar a ti, porque sabe que en tu cabeza está él. Se aserco hasta mí. -porque el objetivo es acabar con él.

Los mire preocupada.

-¿Hará que me mate?. Asintieron.

-Y luego hará que el se mate, debes encontrar el libro y quemarlo. Negué retrocediendo.

Evadi sus cuerpos y salí corriendo del lugar.

Debía ir donde él, tenía que encontrarlo.

¿Donde estaría yo si fuera él?.

Justo detrás de ti.

Me volteé y lo vi a él a unos metros de mí.

-Perdón por dejarte sola. Se veía triste. -Yo no sé que me está pasando.

Lo mire apenada.

-Yo si sé. Musite.

No lo hagas, ella está en su cabeza. Si lo sabe no tardará en actuar.

-olvidalo, ¿vamos?. Pregunté.

-¿Que es lo que si sabes?. Preguntó.

-Nada. Negué.

-Dime. Negué.

Vete.

-Ya te dije que nada Mateo, ¿Que pasa?. El alzó los hombros y me miro.

Bufé, y el abrió los brazos. Dude mucho si ir, pero termine yendo hacia él.

En cuento llegue me rodeó en un abrazo cálido.

-Te amo. Susurro.

-Yo también. Susurro.

Nos separamos, mire su perfecto rostro. No quiero perderlo.

Miró mis labios y se aserco a paso lento, nuestros labios Rosaban. Decidí acortar la distancia y lo besé.

Este beso era tan distinto, se sentía distinto. Sentía que estaba pidiéndome auxilio y que a la vez me estaba intentando decir lo mucho que me extrañaba.

Nos separamos, me miró como si no pudiese creer que yo existía.

Sonrio, Sonrio tan lindo que me fue inevitable sonreír también.

Yo lo tengo que salvar, yo lo haré, lo haré porque lo amo.

Y porque me amo.










°°°

Nos vemos mañana sweetie.

𝑆𝑒𝑟𝑒𝑛𝑑𝑖𝑝𝑖𝑎 // 𝑇𝑟𝑢𝑒𝑛𝑜 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora