Érase una vez, en un mundo llamado Tierra, donde los terrestres vivían en continentes, países, ciudades, casas, habitaciones, sin saber lo que ocurría a su alrededor; ignorando la bendita costumbre que tienen la mayoría de los humanos de vivir juntos sin importar cuál sea su cometido en este universo lleno de estrellas, planetas, cometas, satélites y ¿quién sabe? vida más allá del planeta azul.
Érase una vez, en dicho planeta, un pueblecito llamado Lineville que separaba la montaña del mar.
En verano podías bañarte en la playa y acampar en el bosque verde, pasear en el campo con la brisa veraniega...
En invierno las montañas se vestían de blanco y a los árboles se les caían las hojas y podías simplemente sentarte en el porche y tomar café.
En otoño el bosque verde se transformaba en marrón, amarillo y rojo. Las hojas formaban mosaicos de colores cálidos y el aire olía siempre a tierra mojada gracias a la lluvia. Podrías ver los pájaros marcharse.
En la primavera empezaban a salir las flores en el campo y los pájaros vuelan por todo el pueblo.
Allí la gente va a pasar las vacaciones y vuelve.
Érase una vez, en dicho pueblo, dos jóvenes llamados Aileen y Jeff.
Aileen tenía 16 años. Sus ojos eran miely su cabello, castaño, era liso y alzaba el vuelo con el viento.
Jeff tenía 17. Era rubio y sus ojos verdes brillaban con la luz del Sol de una forma mágica.
Ambos se conocieron en Lineville. Aunque al cabo del tiempo ninguno se conocía. Aunque al cabo del tiempo se volvieron a conocer y se enamoraron.
Cuando tenían 3 años... ese es nuestro érase una vez.
ESTÁS LEYENDO
Fairy Tales
Teen Fiction«-Podríamos construir nuestro propio cuento de hadas -Podríamos hacerlo. -¿Podríamos?»
