Infertil

loCapítulo XIV - Verdades

Si quieres ver las primeras partes de esta historia ve a mi cuenta de Cora36, la perdí y ya no pude recuperarla. Muchas gracias por seguir aquí.

Disfruta la lectura.
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Hinata era una niña dulce y de buen corazón, era como su madre. Ella quería ser como ella, quería ser una buena esposa, dando amor incondicional a sus hijos y que ama con el corazón a su marido. Era ella y su mamá, las dos solas, contra todo y todos. Pero llegó Hanabi, a compartir un poco del amor de su madre con ella y vió como su madre le entregaba su corazón completo, como lo hizo con ella y entendió el papel que jugaba ahora.

Hanabi era su pequeña hermanita, una pequeña parte del amor de su madre y la amó, y decidió protegerla a toda costa. Incluso cuando su madre murió, ella decidió cuidarla para que la parte de su madre que en ella estaba, no muriera.

Por eso no la lastimaba cada vez que entrenaba con ella y se llevaba consigo el deshonor de su padre y la furia de este. Y entendió que sería por siempre, tomo la decisión de proteger a su hermana de su padre y que ella se llevaría toda su furia. Hanabi crecería fuerte y gentil, crecería siendo el orgullo de su padre y madre.

Hinata solamente aspiraba a tener una vida en papel secundario. Y lo entendió y aceptó. Fue muy duro para ella, tener que estar sola, sin su madre, a la sombra de su hermana y con el temor de su padre. Y aunque su primo estaba ahí, no sentía afecto por ella más que para una roca. Sí, fueron años de espera para que Neji pudiera darle el amor de un hermano mayor, pero aunque él estuviera ahí, ella no podía depender de él.

Pero entonces un rayo de luz apareció en su vida, uno muy silencioso y cálido. Uzumaki Menma. Quedó impactada ante él, ante su personalidad fuerte y dura, pero a la vez gentil y apacible. Sus ojos azules que le recordaban el mar y el sonido del viento.

Entendió que era para él, para ella y para su corazón. Observando cada día que tenía en como él lograba cada Azaña. En como se abría camino para conseguir la grandeza a su propio costo. Sin sombras, ni personas que le ayuden. Era lo que ella siempre quiso ser.

Y eso la motivó, la motivó a seguir adelante y no dejarse doblegar por su padre. Diariamente practicaba para poder estar a su lado, para ser digna del poder que emanaba y de la potencia que podía tener. Pero había algo que ignoraba y era el hecho de que a él le gustaban mucho los cerezos y uno muy en particular.

Una cabellera rosada jugaba el mismo juego que ella. También veía en él la luz que la sacó del abismo. Y no podía dejarlo ir; tenía muchos sueños hechos añicos por su padre y para salvaguardar a Hanabi, pero estaba segura de una cosa y era el hecho de tener que ser la esposa de Menma.

No iba a perder esta pelea, no iba a dejarse vencer está vez. Porque estaba segura del futuro que quería y era con Menma. Así que puso manos a la obra y obtuvo una personalidad igual de fuerte que los puños de la rosada. Fue hermosa como su madre y decidida como su padre, decidió su propia batalla por el amor de Menma y entendió que la necesidad de Menma por tener un puesto algo y privilegiado en Konoha le era de suma importancia, y entendió que su apellido finalmente le daría recompensa y una oportunidad para poder ser fuerte.

Sakura no era fácil de vencer y fue por eso que entendió su punto débil, un azabache de ojos rojos era la respuesta a esto. Y así fue. Sasuke Uchiha tenía que ser la respuesta definitiva para quitar el obstáculo que le era Sakura.

Y lo logró, logró que se apartara del camino, dejando a Menma a su lado. Hinata fue feliz con Menma, fue feliz de muchas formas. Y cuando supo que estaba embarazada tuvo un sentimiento que jamás, en ningún sentido, había presenciado. Tenía otra razón para sentirse orgullosa, de sentirse un poco más capaz de todo. Y era el mismo sentimiento que su madre sentía por ella. Esperanza.