Ambos jovénes se dirigierón a sus respectivas habitaciones y junti a ellos los que ahora serían sus caballeros de compania. Pero algo en la mente de los chicos seguía rondando "Ikki esta en peligro" así que harían todo lo posible porque Hyoga dejará en paz el reino de Atenas.
-Señor porfavor, le súplico que pueda cambiar su ropaje para presentarse en la cena- Afrodita intentaba de todas las formas posibles hacer que Shun se vistiera como los nobles de Siberia.
-En primer lugar no me llames señor, solamente dime Shun- la voz del peliverde sonaba calmada algo quesorprendió por completo al peliturquesa. -En segundo lugar, no voy a cambiar mi vestimenta solamente porque tu rey lo pida- su voz sonaba segura.
-Y por último, espero llevarme muy bien contigo porque algo en tí me dice que no eres un tirano como tu primo.- Afrodita abrío los ojos por las palabras del príncipe.
-Muy bien Shun, no te obligaré a usar el ropaje del reino donde permanecían encerrados- Afrodita dejó el ropaje que tenía en sus brazos y luego se acercó hasta donde Shun estaba pero el sonido de la puerta abriéndose estrepitosamente lo alarmó y rápidamente volteó.
-Primo dejanos solos porfavor- la impinente voz de Hyoga hizo eco en cada rincón de la gran habitación y acto seguido el sonido de la puerta cerrandosé por completo le indicó que Afrodita se había retirado.
-Acasó escuche que no quieres vestirte con la ropa de mi pueblo- La indignación era muy visible en la voz del rubio. -Disculpa pero me niego rotundamente a hacerlo, porque al igual que Seiya nuestra condición de príncipes nos impide cambiar de ropas.- la voz de Shun sonaba muy indiferente al igual que su mirada.
- Entiendo, así que como no quierén vestir nuestra ropa mandaré traer ropa griega para ustedes- el rubio habló mientras se acercaba lentamente a Shun. -Y en cuanto a tu hermano me encargaré personalmente de eliminarlo con mis propias manos y cuando el reino de Athenas sea mío pediré tu mano a los habitantes para así no matarlos- la voz de Hyoga era fría.
Shun abrío los ojos horrorizado ante takes palabras. "eliminar a Ikki" resonaba una y otra vez en sus cabeza. No, eso no lo permitiría primero muerto a que Ikki y el reino caigan en manos enemigas pensó.
-He de aclarar que estas muy equivocado si piensas que Ikki te dará el reino tan fácilmente, estoy muy seguró que en estos momnetos ha de estar planeando nuestro rescate y cuando eso suceda tú estaras en grave peligro- las palabaras del peliverde impresionarón a Hyoga pues él sabía que la familia y el pueblo eran las prioridades del rey de Atenas, así como también sabia que todos aquellos enemigos que dañaban su familia firmaban su sentencia.
-Sé que Ikki es poderoso pero te recuerdo que mientras tenga a Seiya y a tí en mi poder tendré una miníma ventaja- acto seguido el rubio acercó sus labios a los de Shun dandolé un beso.
El peliverde mantenía sus labios cerrados. Hyoga al percatarse de esto apreto con fuerza los brazos del menor haciendo que esté gimiera por el dolor cosa que él aprovecho para así poder introducir su lengua en la boca de Shun.
El sabor de sus labios era simplemente glorioso. Pero el sonido de una bofetada que resonó por todo el lugar volvió a Hyoga a la realidad. -Nuca más en tu vida vuelvas a hacer eso o te juró que no respondo- la voz del peliverde se quebró, sus ojos verdes estaban cristalizados y lágrimas bajaban por su rostro.
Hyoga permaneció quieto ante lo que sucedió hace pocos instantes su furía aumentaba cada vez más pero esta se apago en el instante en que sus ojos se posarón en los de Shun que no paraban de derramar lágrimas y algo en su interior lo hizo sentir culpable.
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Entre el Fuego y el Hielo
FanfictionEn el amor y la guerra todo se vale , pero cuando ye enamoras de la persona que te asegura la victoria todo se puede ir por el caño